El famoso Valencia-Atalanta del 10 de marzo de 2020 cumple este lunes un lustro y seguiría siendo carne de guion de película futurista, de ... esas de armagedones. Aquella noche 'no' pre Fallas a causa del Covid-19 no fue una víspera del fin del mundo, pero sí el inicio de una etapa ominosa en la entidad de Mestalla a la que nadie adivina un cambio de ciclo. Ese ha sido el último partido de competición europea hasta la fecha para un club que, la próxima temporada, igualará su peor periodo de sequía en cuanto a presencia en torneos continentales se refiere.
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En 1961, el Valencia disputó la Copa de Ferias. Fue su primera participación europea y resultó campeón. Desde entonces, el equipo blanquinegro ha competido en torneo continental en 40 ocasiones. Después del paso por Segunda y estabilizar el club, se volvió a Europa en 1998 y no se dejó de visitar estadios del Viejo Continente hasta 2014. Desde entonces, ya en la era Peter Lim, el Valencia sólo ha estado presente en tres ediciones de la Champions. El resto, el vacío.
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El club que llegó a ser el mejor del mundo a principio del siglo XXI tiene aquel Valencia-Atalanta como el amargo epílogo de su etapa gloriosa. Europa granjeó un prestigio más que merecido al equipo blanquinegro que en este lustro se ha desvanecido. Pero lo peor de todo es que la competición europea genera ahora una lluvia de millones –sobre todo la Champions– que serían más que necesarios vista la situación económica de la entidad.
Aquel encuentro fue la vuelta de octavos de la temporada 19/20, y el atalanta le acabó ganando al Valencia los dos partidos. Cuatro días antes de que se decretara el estado de alarma, el equipo entrenado por Celades certificó su eliminación –ya había perdido en la ida en Milán– y cerró el capítulo de ingresos por competiciones europeas de ese curso, que ascendió a algo más de 60,8 millones de euros. La campaña anterior, en la que el equipo, aún dirigido por Marcelino –de hecho, inició la campaña de la pandemia–, también disputó la máxima competición continental, lo que reportó a las arcas de la entidad más de 66,2 millones.
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De un plumazo y hasta la fecha, el Valencia gestionado por Meriton sufrió un bocado en un capítulo de ingresos por competiciones que, con Champions, reportaba al club el más del 30% de su entrada de dinero anual a la caja. La entidad de Mestalla se está perdiendo unas temporadas en las que los premios de la UEFA por participar en competiciones internacionales van en aumento: en el periodo 2024-2027 se están repartiendo 2.470 millones, lo que ha supuesto un incremento de casi el 21% con respecto al periodo anterior.
El Valencia no estará en Europa en la temporada 25-26 y mucho tienen que cambiar las cosas para que regrese de cara a la 26-27. Esto sería un hito negativo, ya que desde 1961, lo máximo que se ha estado fuera de competición continental ha sido seis cursos, entre 1983 y 1989. Esto corresponde al único descenso a Segunda hasta la fecha, justo en lo que se halla enfrascado en evitar ahora el equipo que dirige Carlos Corberán.
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Un bloque que cuenta con futbolistas muy jóvenes, a los que quizás les ha llegado demasiado pronto la responsabilidad de sostener la pesada camiseta de un grande como el Valencia. Un histórico de Europa que ya no tiene músculo para retener futbolistas de primer nivel, como Ferran Torres, que aquel verano de 2020 hizo las maletas, traspasado al Manchester City.
El atacante de Foios salió en un mercado en el que Meriton cambió definitivamente su política en el Valencia. Con la excusa de la pandemia y la supuesta necesidad de reajustar, Peter Lim decidió vender a los mejores futbolistas en un verano en el que también hicieron las maletas Rodrigo Moreno, Kondogbia (casi al final del mercado), Coquelin y Parejo, estos últimos 'regalados' al Villarreal. Se desintegraba la plantilla que había hecho vibrar Mestalla en el centenario con la Copa ante el Barça de Messi.
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Se cumplen cinco años de una noche para la historia. Una noche de oscuridad, que iniciaba unos meses en los que el fútbol pasó a ser algo secundario. Valencia se preparaba para disfrutar de un derbi y unas Fallas, y ese encuentro de Champions fue el inicio del confinamiento, que llegó cuatro días después. Mestalla volvió a vibrar y ahora, dejada atrás la alerta sanitaria, quiere hacerlo al menos un año más en competición europea.
El martes 3 de marzo de 2020 había 151 positivos (detectados) por Covid-19, siete de ellos en la UCI en España. Aquel día, el Ministerio de Sanidad sugirió, formalmente, al Valencia que disputase el partido a puerta cerrada, una recomendación que posteriormente verificó la UEFA. Antes de que el organismo responsable de la organización de la Champions se pronunciase, el Consell ya había convertido el consejo en una orden.
El principal motivo al que aludían era que en Italia ya empezaban a cancelarse eventos multitudinarios, sin embargo, todavía podían viajar a otros países. No fue hasta el sábado anterior al partido cuando se cancelaron los vuelos, por lo que durante todo el fin de semana y hasta el propio martes, se pudo ver a seguidores del Atalanta disfrutando de las fallas. Pero una cosa es vetar la entrada al recinto deportivo y otra es que los seguidores decidan mantener el viaje y aprovechar la estancia en la ciudad para disfrutar de las Fallas. Desde aquel día tres y hasta el 8 de marzo no se pronunció al respecto ningún futbolista de la primera plantilla del Valencia. El entonces capitán, Dani Parejo, utilizó uno de sus perfiles en redes sociales para criticar, muy contundente, la medida de cerrar Mestalla. «No soy un experto, pero por puro sentido común no entiendo cómo puedo pasar por Valencia con miles de personas por la calle celebrando unas Fallas que tanto a mi familia como a mí nos encantan, cómo puedo ir a recoger a un familiar al aeropuerto al que llegan cientos de vuelos procedentes de medio mundo, cómo puedo ver por televisión docenas de acontecimientos deportivos, solidarios o culturales en los que se congregan miles de aficionados... y sin embargo, nosotros el Valencia no vamos a poder jugar delante de nuestra gente el partido más importante de la temporada», sentenció el madrileño en un duro escrito.
El día 10 de marzo a las 19:30 horas llegó el Atalanta a Mestalla. Unas 3.000 personas les esperaban en la Avenida de Suecia para intimidarles. El Valencia de Celades necesitaban (si no encajaban), al menos tres goles para pasar a cuartos de la Champions (quedaron 1-4 en Milán). En el recibimiento al autobús blanquinegro se vitoreó a Parejo, se cantó contra Anil Murthy y unas cuantas bengalas quebraron una paz absoluta. Muchos aficionados se marcharon a ver el partido desde casa. Otros lo hicieron en los bares de los aledaños de Mestalla. «Fui adrede desde Alberic, me acuerdo que mi mujer que es enfermera me dijo que era un peligro hacerlo, pero pensé que el equipo nos necesitaba», recuerda Enrique Carpi.
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