Lleva desde 1987 como alcalde y siempre mayoría absoluta. Supone más de la mitad de su vida al frente del Ayuntamiento de Aielo de Rugat, ... un pequeño municipio de la Vall d'Albaida con tan solo 177 habitantes. Jaime Soler Todolí, del Partido Popular, no sabe cuál es la fórmula ni tampoco se cree especial por lograr este récord.
No es porque viva de las arcas municipales, ya de por sí escasas en un municipio con tan poca población. De hecho, nunca ha cobrado sueldo, ni dietas, ni remuneración por asistencia a plenos. «Hasta el móvil que utilizo es personal», asegura. Muchas gestiones, incluso las tiene que realizar desde su trabajo como administrativo en una empresa de Cerámica del municipio.
«Me ofrecieron entrar en política cuando tenía 23 años y lo que menos imaginaba era que estaría tanto tiempo»
Tampoco es por su vocación política. «En ningún momento pensé dedicarse a la política. Me lo ofrecieron cuando tenía 23 años y lo que menos me imaginaba era que estaría tanto tiempo», asegura y recuerda que en la década de los 80 esa responsabilidad, con 23 años, muy poca gente lo asumía. «Ahora están más preparados, comienzan desde las juventudes. Entonces la mayoría de los que estaban en política eran mayores. Recuerdo que iba a reuniones y estaba fuera de lugar, porque tenía mucha diferencia de edad con respecto al resto de alcaldes», indica.
Ser alcalde de un pueblo tan pequeño supone, asegura, «estar de guardia las 24 horas del día». A lo que Jaime apunta que «no sé qué ocurre pero todos los problemas se dan el fin de semana», por lo que no hay días de descanso ni desconexión.
No se jacta de haber logrado en todas las citas electorales cinco concejales de los cinco que conforma la corporación municipal. «No creo que lo haga todo bien ni que toda la gente esté contenta, pero sí es cierto que cuando comencé no habían servicios ni infraestructuras», asegura.
Ahora el municipio cuenta con consultorio, instalaciones deportivas, biblioteca, centro social, gestión del agua, incluso alumbrado público del que carecían o limpieza viaria, «antes cada vecina se barría su puerta». A eso apunta que siempre ha mantenido las arcas municipales saneadas, «nunca he recurrido a préstamos y pagamos a los acreedores en plazo».
Ve mucha diferencia de cuando empezó en la gestión municipal. «Antes era todo más tranquilo. Ahora hay más burocracia y trámites. Los ayuntamientos hemos asumido más competencias y servicios y apenas contamos con personal, solo tenemos un secretario a tiempo parcial, que compartimos con otro municipio», apunta.
Entre los asuntos pendientes dice que está evitar el éxodo rural y mantenerse al menos en los 177 habitantes que actualmente hay. «Hemos recuperado alguna población, pero hay que seguir trabajando al respecto».
¿Se jubilará siendo alcalde? «No lo sé. Depende de las fuerzas que tenga y que mis vecinos sigan confiando en mí». «Lo que sí me gustaría es dejarlo todo ordenado y el pueblo vivo».
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.