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Veranos de ayer y de hoy
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Veranos de ayer y de hoy
Helados: sin nostalgia del ColajetHabía quien era más de Avidesa y quien era más de Camy. Menos de Frigo. Era, como muchos años después, ser de VHS, de Beta o de Vídeo 2.000. Además, había otros helados más marca la pava. Y ahí estaba el Coyote, un polo ... de chocolate cremoso (el Camicao sería muy parecido, pero con otra forma, el Coyote era como un cilindro). Se vendía con un plástico transparente. También polos de horchata (de estos hay) y de arroz con leche, con sus granos de arroz (de estos no sé si hay). De Avidesa destacaban el Apolo y el sándwich de nata. De Camy el Camicao, el Camicrem, el Colajet… De VHS (que triunfó), Beta y Vídeo 2.000 no queda nada. Frigo sí existe. Avidesa y Camy acabaron siendo lo mismo. Desapareció Avidesa y los helados comenzaron a fabricarse bajo la marca Camy. Nestlé lo compró en 1993. Hubo un pleito con los suizos y bajo la marca Helados Camy se fusionaron los dos. La marca de Avidesa estaba en rojo y azul. Camy, en azul y blanco. Hoy existe Camy con el fondo de Avidesa. La unión perfecta.
Por otro lado, está Frigo, fundada en 1927 en Barcelona y que pasó a Unilever en 1973. Un respeto a Frigo porque ahí tenemos el Frigodedo, el Frigopie (hasta sacaron un Frigurón), el Drácula, el Twister o el Calippo, un helado que no necesitaba palo, como si alguna vez nos hubiera molestado el palo. Además, sin palo, se necesitan dos manos. En fin, tesoros de la cultura popular. Es difícil que funcionen como magdalena de Proust porque la mayoría sigue existiendo, aunque sea con otra marca. El Colajet (limón y cola con un poco de chocolate y forma de cohete) lo tiene Nestlé. Y se anuncia sin gluten. Me hace gracia que también se anuncie «para disfrutar en la calle». De niños (de niñas) nunca se nos ocurrió que los polos no se pudieran disfrutar en la calle. Claro, que si eres una tía buena (quien lo sea), no te conviene ir chupando o dando lametazos a uno, que tampoco hemos llegado a ese grado de civilización. Recordemos que María Sharapova, en los descansos de los partidos de tenis, no se comía los plátanos a bocados (imaginen la foto), sino a pellizcos.
Dice Fran Lebowitz que la cultura popular está empapada de nostalgia y que la nostalgia es venenosa. No hay nostalgia en helados que puedes seguir tomando como siempre. Y no tengo ninguna nostalgia por el polo de arroz con leche.
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