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sara borondo
Lunes, 5 de diciembre 2022, 00:24
Los 14 años, los 12... ¿Cuándo le compro el primer móvil a mi hijo? Es una duda habitual entre los padres, por mucha literatura que se haya escrito ya sobre el asunto... Los niños comienzan ahora a manejarse con Internet muy pronto. Lo hacen a ... través de los libros digitales, el vídeo o la música a demanda. Los deberes incluso, así que la red no es un hábitat extraño para ellos. Otra cosa es que tengan acceso a la red con su móvil y sin supervisión paterna. Es entonces cuando surgen las dudas sobre la idoneidad o no de que tengan su propio teléfono.
Muchas familias consideran el paso de la Educación Primaria a la Secundaria el momento clave para entregarles su primer teléfono, pero los datos dicen que hay cantidad de chavales que para entonces ya hace tiempo que lo manejan. Según la Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de la Información y Comunicación en los Hogares de 2021 del Instituto Nacional de Estadística (INE), un 21,6% de los niños de 10 años tiene ya teléfono, porcentaje que se eleva hasta el 44,7% a los 11 años, de manera que cuando entran al instituto disponen de móvil ya el 67,5% de los estudiantes.
Son porcentajes altos pero, con todo, inferiores a las cifras del INE referentes a 2016, cuando uno de cada cuatro niños de 10 años ya contaba con un smartphone. Las cifras se van igualando en torno a los 13 años y al llegar a los 15 años el 96,3% de los adolescentes españoles ya tiene teléfono (en 2016 eran el 93,90%), lo que indica que, últimamente, los padres han retrasado la edad a la que sus hijos asumen la responsabilidad de utilizar un teléfono y se acercan más a las recomendaciones de los expertos de esperar hasta los 14 años.
Según explican en el portal Empantallados, referente en educación digital, «no hay una edad ideal para el primer móvil, pero sí una realidad. La decisión de dárselo debe ser exclusiva de los padres, ya que solo ellos saben si su hijo está preparado». En este sentido, aconsejan hablarlo antes con familiares y amigos «para que nadie se adelante con un regalo navideño o de comunión y evitar así un disgusto», insisten.
Como con otras tecnologías, lo mejor es ir poco a poco y enseñar a los pequeños las virtudes y los peligros de su uso. No es preciso ni recomendable que el primer teléfono de un niño sea un smartphone de gama alta con potencia para jugar y con un contrato de conexión de datos ilimitada, sino todo lo contrario, mejor cuanto más básico sea el modelo. Estas son algunas recomendaciones para saber cómo tiene que ser ese primer móvil.
Hay razones de peso para que las familias decidan comprar un teléfono a su hijo. Les da seguridad porque así pueden avisarles si se encuentran en dificultades o les surge algún problema, pueden estar en contacto si se han tenido que quedar solos en casa un tiempo. Y otras veces, claro, es por presión social –«todos mis amigos de clase ya lo tienen»– para que el niño no se sienta 'desconectado' respecto a sus iguales. Sea por la razón que sea, en ninguno de los casos es necesario que tenga acceso a Internet y con un teléfono como los que se utilizaban hace veinte o veinticinco años es suficiente: permiten hacer y recibir llamadas, pero nada más. La tarjeta se puede utilizar más adelante en otros teléfonos con conectividad a la red.
Algunos padres prefieren que el móvil tenga Internet para, por ejemplo, poder hablar con su hijo mediante WhatsApp, pero esto no quiere decir que haya que elegir un modelo con las últimas prestaciones del mercado. Un móvil para un niño es una herramienta, no un capricho ni un lujo. Y con un aparato que sea poco potente será más difícil que caiga en la tentación de jugar durante mucho tiempo sin control.
Un móvil voluminoso lo es porque la pantalla está pensada para ver vídeos, que no es el objetivo prioritario en un primer teléfono y, además, resultaría demasiado grande para las manos de un niño y se le caería. Es más recomendable optar por un modelo que se pueda coger fácilmente, que no se resbale y que sea resistente en caso de caída.
Los chavales son más propensos que los adultos a perder un móvil o a que se les rompa por un golpe o caída. Se puede optar por un modelo poco potente que sea barato o incluso adquirir uno de segunda mano o reacondicionado. «Tampoco se debe caer en la trampa de darle el móvil de alta gama que antes era de uno de los padres. Renovar el nuestro y darle el antiguo al niño –que probablemente tenga un valor económico muy elevado– es todo un clásico. Si nos parece un despropósito comprarle un primer móvil 'bueno', ¿por qué le damos uno de tanto valor con la excusa de que está viejo y es usado?», plantean en Empantallados.
Haz que el día de la entrega sea algo especial: «Ya que van a asumir un nueva responsabilidad, es importante que lo aprecien desde el principio. Una buena idea es quedar a comer a solas, sin hermanos que interfieran por posibles celos. Que entienda que lo que le vais a dar exige madurez y responsabilidad», aconsejan en Empantallados.
Firmad un contrato: «Es importante que entiendan que tener un móvil propio no significa 'barra libre' para hacer lo que quieran. La estadounidense Janell Burley se hizo muy conocida en su día cuando hizo firmar a su hijo un contrato antes de comparle su primer Iphone, un documento que muchos expertos en educación digital recomiendan tener en cuenta.
Configurad juntos la seguridad del dispositivo: «Enséñale a crear contraseñas seguras, define un tiempo de bloqueo de la pantallas, aplicaciones de control parental...».
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