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La educación valenciana mejoró su rendimiento el año pasado, consiguiendo que el porcentaje de jóvenes que abandonan sus estudios de manera prematura, sin llegar ... a un nivel formativo adecuado, se redujera hasta el 12,88%. Puede parecer un indicador negativo, pero es el valor más bajo de toda la serie histórica. Es decir, desde 2002, hasta donde llega la estadística, nunca ha habido un volumen tan alto de jóvenes anclados al sistema educativo, y por tanto, prosiguiendo con su formación. Si hay que buscar un pero al dato es que todavía estamos, como también le sucede al conjunto del país, lejos del promedio de los estados que conforman la Unión Europea.
La Encuesta de Población Activa ha publicado esta semana un avance informativo sobre la tasa de abandono temprano de la educación-formación, que es el porcentaje de personas de 18 a 24 años que, en el momento de la extracción de datos, no había completado la educación secundaria de segunda etapa, que en España se corresponde con los grados Básicos y Medios de FP o el Bachillerato, ni seguía ningún tipo de formación. Dicho de otra forma, en el mejor de los casos habían llegado hasta el graduado escolar (el título de la ESO).
Hasta la fecha el porcentaje más bajo, en la Comunitat, se alcanzó en 2021 (13,17%), que fue un ejercicio atípico por la afección de la pandemia. Pero en los siguientes se registró un incremento (16,03% en 2022 y 14,99% en 2023), que volvía a situar al sistema valenciano por encima de la media estatal. El avance de 2024 implica un giro en este sentido, pues vuelve a quedar mejor posicionado que el promedio de España (13%). Como efecto colateral, la Comunitat pasa de estar en el furgón de cola del ranking autonómico (la decimotercera región en 2023) a situarse en la parte media de la clasificación (la novena). Eso sí, lejos de la zona alta, y con diferencias significativas. Las mejor posicionadas son País Vasco (5,0%) y Cantabria (5,5%), seguidas a bastante distancia de Navarra (9,9%), Asturias (10,5%) y Madrid (10,5%). Otras cuatro se sitúan por debajo de la media de España (Castilla y León, Galicia, Aragón y la Comunitat), mientras que los peores registros corresponden a la ciudad autónoma de Melilla (26%), a Baleares (20,1%) y a la Región de Murcia (18,2%).
La actualización de los datos todavía no es completa, y por ejemplo faltan los referidos a los indicadores de la Unión Europea, que llegarán en febrero, por lo que la comparación sólo se puede realizar en relación al ejercicio 2023. Entonces ya quedaba camino por recorrer, teniendo en cuenta que el promedio de los 27 países fue del 9,5%, lo que supuso que sólo País Vasco, Navarra y Cantabria consiguieron registros más favorables. Las tres regiones del norte peninsular, aquel año, situaron su tasa de abandono temprano en el 6,66%, el 6,47% y el 7,28% respectivamente. España, con su 13,7%, fue el penúltimo país de la lista, y la Comunitat (14,99%) quedaba todavía más lejos. El objetivo que ha marcado la UE para el conjunto del Estado es llegar al 9% en 2030.
A nivel estatal, la reducción de siete décimas respecto a 2023 (del 13,7% al 13% actual) también implica alcanzar el mejor dato de la serie histórica. Según defiende el Ministerio de Educación en un comunicado, desde 2018 el indicador ha descendido cinco puntos, que se elevan a 8,9 en una década (21,9% en 2014). Además, se destaca que la distancia con la media de la Unión Europea también se ha reducido -de 10,8 puntos entonces a 3,5 puntos ahora- aunque comparando el porcentaje español de 2024 con el internacional de 2023.
En cuanto a las causas que han propiciado el descenso, el departamento que dirige Pilar Alegría pone el foco en la puesta en marcha de programas para la atención del alumnado con mayores dificultades, como el PROA+, que entre 2021 y 2024 ha sumado una inversión de 360 millones de euros distribuidos entre las comunidades, la mayoría procedentes de fondos europeos. Se centra en mejorar los recursos en los centros con al menos un 30% de alumnos en situación de vulnerabilidad mediante planes de acompañamiento, refuerzos docentes y extralectivos y actividades complementarias.
También se incide en el avance de la FP, que ha sido objeto de grandes inversiones públicas que han propiciado el incremento de la oferta y de las matrículas. En la Comunitat, en los grados Básicos, que son claves por su función de anclaje al sistema para estudiantes de la ESO con dificultades para titular, el incremento ha sido del 4,46%. Por su parte, en los Medios ha sido del 6,02% y en los Superiores del 4,87%. Además, se ha modificado la normativa de admisión para facilitar la continuación de los estudios entre los diferentes niveles profesionales.
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