Esta realidad que parecía tan lejana, la del fin de las mascarillas, ha llegado para quedarse, al menos por ahora. Pero el debate sigue en la calle. Con la caída de esta imposición el 20 de abril al aprobarse un nuevo decreto ... por parte del Gobierno, llega la normalidad para casi todos porque la mascarilla seguirá formando parte del día a día de muchos profesionales.
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Sobre todo en aquellos casos excepcionales que marca la propia norma. El Real Decreto contempla casos en los que la obligación de llevar la mascarilla se mantiene: el transporte público, taxis y VTC, los centros sanitarios, farmacias y residencias.
Aunque ya hace tiempo que muchos la llevan arrugada en un bolsillo en lugar de en la cara, empleados y empresas la tendrán que seguir llevando en algunos casos porque en el entorno privado será cada empresa quien tenga la última palabra.
Peluqueros, estilistas o tatuadores podrían seguir llevándola en sus lugares de trabajo para el desempeño de su actividad, pero la división de opiniones es latente en función de cada uno de los profesionales, una elección que al fin y al cabo es completamente personal y que en muchos casos se mueve por los intereses empresariales de cada sector.
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«Siempre la usamos para hacer tatuajes, Incluso antes de la pandemia, sólo que antes nos costaba 10 céntimos y luego llegó a costar 10 euros», comenta María, dueña de Hipnotik Tattoo, un estudio de tatuaje que tiene más de once años de trayectoria en Barcelona y hace un año que abrió en Valencia.
Los tatuadores están considerados como profesionales en la rama estética pero realmente sus negocios deben realizar los mismos procesos clínicos que un dentista en cuanto a la desinfección y las medidas de protección. «Estábamos obligados pero sí que es recomendable que la usemos al realizar el tatuaje. Tanto recogida de residuos como desinfección es lo mismo. No tenemos nada que ver con una estética o peluquería porque hacemos herida», explica María.
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Sin embargo, Anna de Cukins Tatto, reconoce que no todos la llevan. «Antes de la pandemia nadie la llevaba pero se supone que todo tatuador debe llevarla en el momento de hacer el tatuaje», explica. Comenta que tanto ella como sus compañeras tatuadoras la seguirán llevando para hacer los tatuajes. «Para hablar con el cliente sobre el diseño o sobre lo que sea no lo veo necesario pero por ahora para hacer el tatuaje sí, la llevaremos».
En la peluquería unisex de Adrían Díaz lo tienen claro, consideran la mascarilla una cuestión del pasado puesto que ahora la gravedad de la enfermedad no es como lo era al inicio de la pandemia. «A no se que alguien quiera llevarla, y por respeto a esa persona, pero por norma general no la llevaremos, y si alguien se siente más cómodo de esta manera y pide que nos la pongamos lo haremos, no habrá problema en eso tampoco», comenta Adrían, el dueño de este salón que lleva seis años abierto en Valencia.
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«Nunca hemos tenido problema con los clientes, la gente es respetuosa, pero creo que ahora ya el Covid afecta mucho menos a la gente y que el uso de la mascarilla ya no es tan necesario», añade.
Sin embargo otros profesionales, como Javi, de la peluquería Soho, la llevarán sí o sí y dejarán que sea el cliente quien decida. «Está claro que hay mucha gente ya mosqueada y cansada con el tema y con la situación por eso dejaremos que cada uno haga lo que quiera, el problema va a estar en cuando haya una persona que la lleve al lado de otra que no, pero bueno, habrá que respetarlo», comenta Javi, que reconoce que hay a personas a las que aún les produce cierto respeto estar en espacios cerrados sin mascarilla.
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Desde el gremio de peluqueros de Valencia, Paco Fortea, asegura que la mayoría de profesionales la van a seguir llevando pero la clientela es otra cosa. « Diría que un 85% no la va a llevar, pero lo que sí que pedimos y recordamos al cliente es que si está enfermo o tiene síntomas, se nota resfriado que por favor que la utilice».
Confiesa que aún siendo obligatoria tienen problemas porque «hay mucha gente que no la lleva o que le cuesta llevarla porque es lógico que la gente ya está cansada, también hay mucha gente mayor que no la lleva… entonces será a criterio de cada uno en su salón que cada uno la use o no, yo la sigo usando y la mayoría de compañeros también», añade.
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En la hostelería hay tantas opiniones como establecimientos, y cada uno decide a su antojo porque no se prevén medidas sectoriales ni tampoco se esperan recomendaciones por parte de las autoridades sanitarias. Aún así desde algunas asociaciones de empresarios de la hostelería manifiestan su malestar por ser de nuevo un cambio del Gobierno que se realiza en tiempo récord y sin tiempo para valorar la situación.
Lo consideran así desde la Coordinadora de Hostelería de Valencia que ven «precipitación por esta entrada en vigor, sin que se haya analizado caso por caso, porque la casuística de cada empresa es muy distinta, no es lo mismo la de los bares o buffet, un salón, o una casa de comida preparada o un delivery es bien diferente, por eso a nivel de asociación decimos prudencia, y respetar la decisión de cada uno», comenta el portavoz, Vicente Pizcueta.
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Sin embargo en otras asociaciones empresariales como la de los locales de la Malvarrosa dicen «No a las mascarillas», alto y claro. «Teníamos claro que en el momento en el que se levantara la orden ibamos a quitarnos las mascarillas, no le encontramos sentidos que los camareros deben de ir con mascarilla cuando el público no la lleva, en la gran mayoría de establecimientos, sobre todo en los nuestros que estamos en la playa que son terrazas, la decisión es no a las mascarillas», dice José Miralles, quien sobre todo insiste en que evidentemente si alguien tiene síntomas deberá llevarla o tendrá que quedarse en casa. «Hay que volver a la normalidad absoluta y que la gente vuelva a creer en una normalidad que es lo que todos buscamos».
Los taxistas se muestran a favor de mantener las mascarillas. Al menos en el colectivo en la Comunitat Valenciana así lo manifestaron desde la Asociación Grupo Albán.
«Nosotros estamos a favor de mantener las mascarillas hasta que se de por finalizada la pandemia, puesto que es evidente que dentro del habitáculo del vehículo, no se pueden respetar las distancias mínimas que garanticen nuestra seguridad y la de nuestros usuarios», comentó su portavoz.
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Otra cuestión distinta es, cómo van a acoger los usuarios estas nuevas medidas, esa es la principal preocupación de los conductores. «Gran parte de los taxistas, llevamos habitualmente mascarillas para proporcionárselas a los clientes 'olvidadizos' y que hasta ahora, han sido muy pocos, pero es probable que a partir de ahora, no sea así y tengamos que estar más pendientes de que los usuarios cumplan la norma», reconocía.
En cualquier caso, consideran positiva la decisión, por parte de la administración, de mantener la obligatoriedad de las mascarillas en el servicio público del taxi.
Desde la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana, CEV, siguen a la espera de la aprobación del BOE y conocer así al detalle la normativa. «Será entonces cuando los servicios de prevención tomen decisiones porque encontraremos ejemplo de todo, empresas que sean más restrictivas por miedo a que se repitan los casos de bajas laborales de otras fechas y otras que eliminen la obligatoriedad de las mascarillas en los centros de trabajo», comentan fuentes de la CEV. Todo dependerá por tanto y según insisten desde la patronal en cada uno de los puestos, en sí se puede o no guardar la distancia, en el miedo al contagio y en si los trabajadores deciden mantenerla.
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