«El agua se llevaba el coche y salté a por ellos»

La primera tromba veraniega de agosto que cayó el lunes estuvo a punto de terminar en tragedia en Xeresa. La casualidad quiso que en el momento de mayor intensidad de lluvia un Policía Nacional de la comisaría de Gandia circulara por el lugar donde la desgracia pasó de largo gracias a este héroe que logró rescatar a dos personas atrapadas en un vehículo que la fuerza del agua arrastraba por un camino rural.

El agente Vicente Mora del Grupo Operativo de Respuesta (GOR) y representante de Alternativa Sindical de Policía (ASP) estaba fuera de servicio y regresaba en bicicleta de hacer deporte. Eran las 12.30 horas y el chaparrón también le sorprendió de regreso a casa en pantalón corto. Fue entonces cuando en el cruce del Camí els Marenys, que utilizan los vecinos para ir a las playas de Gandia y Xeraco, «me paré y vi a unos 300 o 400 metros un vehículo», relata. «No sabía si había alguien dentro, solo se veía el capó y distinguía un coche de color granate».

Lo primero que pensó este Policía Nacional fue: «espero que no haya nadie dentro». Pero no fue así, y «me percaté que había dos personas». No se lo pensó dos veces y su instinto alentado por su profesión le llevó a actuar rápidamente. «No sabía lo que iba a durar la tromba de agua. Yo vi el momento y era una urgencia clara», relata restando importancia a un hecho que forma parte de su trabajo a pesar de no estar de servicio en ese momento.

Todo fue cuestión de segundos y no había tiempo que perder porque «el coche se desplazaba, el agua se lo llevaba y salté a por ellos». Aún así se detuvo un instante para llamar al 091 a la vez que sorteaba todos los obstáculos que se encontraba a su paso para conseguir llegar hasta el vehículo. Comunicó su posición y pidió refuerzos mientras se abría paso entre la lluvia y los árboles de los campos colindantes.

Las acequias abundan en esta zona rural y ese era otro de los peligros que acechaban a los atrapados: que la fuerza del agua los arrastrara hacia ese lado del camino. En esos momentos el nivel del agua era de más de 70 centímetros, explica el agente, y «los campos y un muro hacían de contención». «Me metí por los zarzales, subí a un muro y llegué hasta el coche», detalla.

Cuando llegó se identificó como Policía Nacional, «intenté calmarles y les dije: os voy a sacar», a la vez que les daba instrucciones. Sólo podía acceder por la puerta del copiloto, la más cercana al muro. A esta pared se sostenía con todas sus fuerzas para poder alcanzarles y evitar que la corriente también pudiera arrastrarle. «Me aferré al muro para hacer de puente entre ellos. No podían abrir la puerta ya que el nivel del agua estaba muy alto», relata.

En el puesto del copiloto viajaba un hombre de unos 32 años y lo pudo sacar por la ventanilla. Sin embargo, el conductor era un varón de 60 años que «estaba en estado de shock» y esa vía de escape no era posible, así que había que buscar alternativa. Al final le pudo sacar del turismo por la puerta del copiloto y ninguno de los presentes daba crédito al aguacero que había caído en unos minutos: «no había tanta agua y el chaparrón fue visto y no visto».

Los refuerzos llegaron con los bomberos, la Policía Local y la Guardia Civil quienes cortaron el camino para evitar que a otro coche le pudiera suceder lo mismo. Las Fuerzas de Seguridad tomaron el relevo mientras el agente «helado y empapado» ponía rumbo a casa con la satisfacción de haber salvado dos vidas. La jornada la finalizó en el hospital donde tuvo que acudir para que le recetarán antihistamínicos por las heridas que tenía en las piernas.