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La Albufera, ayer, en plena crecida.

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La Albufera, ayer, en plena crecida. irene marsilla

La Albufera amenazó con desbordarse

Los 200 litros caídos en El Palmar o en El Saler complicaron la situación pero el concejal Campillo dice que el lago «puede subir más sin peligro»

ÁLEX SERRANO

VALENCIA.

Sábado, 20 de octubre 2018, 11:45

El Ayuntamiento de Valencia pasó la tarde del jueves con un ojo y medio puesto en el lago de la Albufera, que llegó a registrar una crecida de 38 centímetros y a estar hasta medio metro por encima del nivel del mar, que también experimento una crecida por el temporal. La situación fue tan seria que el lago amenazó con desbordarse y afectar a las pedanías del lago como El Palmar y El Saler.

Así lo confirmaron ayer las concejalías de Protección Ciudadana, Ciclo Integral del Agua y Devesa Albufera, que monitorizaron con atención la situación durante toda la tarde. El concejal del tercero de estos servicios, Sergi Campillo, explicó ayer que estuvieron «muy atentos» al lago porque fue «un fenómeno muy fuerte en muy poco tiempo». «La Albufera subió 13 centímetros en dos horas», comentó el concejal. Según datos de la Agencia Estatal de Meteorología, la Confederación Hidrográfica del Júcar y el propio Ayuntamiento de Valencia, en El Palmar llegaron a caer 235 litros por metro cuadrado en 24 horas, mientras que en El Saler se registraron 217 litros.

«Se respondió bien y tanto el lago como la marjal tienen muchísima capacidad de absorción. Por eso las marjales juegan un papel fundamental en evitar inundaciones. De todas formas, la Albufera puede subir mucho más sin peligro, aunque obviamente fueron horas muy largas. Afortunadamente, la gran intensidad amainó al comienzo de la noche», señaló Campillo.

«Obviamente, fueron horas muy largas», reconoce el concejal de Devesa del Consistorio El nivel del agua aumenta 38 centímetros en pocas horas

Por su parte, según explicó el concejal de Ciclo Integral del Agua, Vicent Sarrià, monitorizaron durante todo el día la situación de la Albufera. «El tema llegó a ser muy serio», contó el edil. Sarrià puso en valor el trabajo del equipo de su concejalía y aseguró que todos los sistemas de drenaje funcionaron «correctamente»: «Los encharcamientos más grandes se drenaban como mucho en media hora». En el lago, por su parte, se activaron las bombas de achique para vaciar la Albufera y evitar que entrara agua marina al mismo.

Por su parte, la concejala Menguzzato justificó la decisión de suspender las clases en la ciudad en la previsión que había tanto para ayer como, sobre todo, para la madrugada del jueves al viernes de 23 a 5 horas, aunque finalmente no fue tan grave como parecía. «Esperábamos inundaciones más graves», reconoció. En todo el episodio la Policía Local ha atendido más de 130 servicios, entre ellos 25 por semáforos que no funcionaban y 13 por accidentes sin víctimas.

Aunque la lluvia ayer amainó en Valencia, algunos puntos seguían inundados, como la plaza Músico Antonio Eiximeno de la Malvarrosa. Los vecinos aprovecharon para exigir de nuevo su acondicionamiento, mientras el concejal Sarrià, que también lo es de Urbanismo, recordó que está señalizada como zona verde y que el sistema de drenaje no se construirá hasta que no se levante el parque que ha de ocupar la plaza que ahora sirve de aparcamiento. Además, varias estaciones de Valenbisi quedaron fuera de servicio.

Los efectos de la lluvia se dejaron notar sobre todo en el centro de la ciudad., donde había menos gente de lo habitual. En la parada de la EMT en la plaza del Ayuntamiento, una señora preguntaba al conductor si había alguna línea cortada y este le contestaba que no. En la cercana estación de Xàtiva, los viajeros intentaban informarse sobre posibles cortes en las líneas de tranvía a través de las redes sociales o de internet, e incluso preguntando en el servicio de Atención al Cliente. Comercios de la plaza del Ayuntamiento, por su parte, reconocieron que aunque ayer no llovió durante buena parte de la mañana, la afluencia era menor que en otras ocasiones. «Sí, se nota mucha menos gente», decía un camarero de una cafetería situada en la misma plaza. Eso sí, todos llevaban un paraguas en la mano. Por lo que pudiera pasar.

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