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Las colas. Esperas y colas a las puertas del centro de salud de Nou Moles, en Valencia. El personal sanitario está desbordado. Iván arlandis

El infierno de los centros de salud: «Estamos peor que al principio»

En el caos. Desde primera hora las colas desbordan los centros de salud por la falta de médicos, la avalancha de solicitudes de cita previa y las dudas de pacientes con Covid

MAR GUADALAJARA

Miércoles, 12 de enero 2022, 00:02

Casi como un portero de discoteca, la celadora tuvo que sacar todo su carácter a las ocho de la mañana al ver que frente a la puerta se agolpaba la gente. Con un listado en la mano iba distribuyendo a los que querían ... entrar en la fiesta. Con ese panorama de buena mañana, el descontrol estaba asegurado en el centro de salud de Nou Moles.

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«Por favor, les pido que tengan paciencia y que esperen aquí fuera, cualquier duda vienen a mí», repetía en tono autoritario cuando aún controlaba la situación. Fuera, en la puerta, organizó varias filas; una para quienes tenían analítica, otra para los del Sintrom, y en el interior del ambulatorio estaban los que sacaban el número para el turno del mostrador de citas previas.

En un momento una familia se le había colado por detrás y se dirigía al mostrador de información. «¿A dónde van?», les preguntó. «A usted que le importa», le reprochó el hombre. «Ay Dios dame paciencia», resopló después la celadora volviendo la mirada al listado de nombres.

Otra mujer le interrumpió de nuevo. «Es que mire, quiero que me hagan una PCR, creo que tengo Covid, he tenido contacto con un positivo». De nuevo, la celadora se armó de paciencia y la mandó a coger número para el mostrador de cita previa. «Tiene que pedir cita con el médico y él es quien le autorizará si le hace o no la prueba», le explica.

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«Cada día se complica más, estamos peor que al principio y así no se puede atender bien», lamenta una celadora

La cola para el Sintrom desaparece y en la de las analíticas apenas quedan tres personas. Pero no deja de acudir más gente. «¿Qué número lleva?», se preguntan unos a otros. «Pues nada, otra vez a esperar, ayer hice 70 llamadas contadas para sacar cita y al final, me cogieron el teléfono me dijeron que me iba a llamar el médico, pero no me llamó. Es que no sé si tengo Covid, mi hija está con Covid, y me fastidia venir aquí pero es que es la única manera que hay, tengo algún síntoma pero no sé si ir a trabajar, en el trabajo me están presionando y si soy positiva, ¿qué hago?», comenta una chica en la puerta. A su lado, otra señora le replica: «Pues tenemos casi 50 números delante, no son gente suficiente ni para coger el teléfono y por internet no hay manera. Ayer estaba muy desbordado y hoy igual, lo que no es normal es tener que coger cita para que te vea el médico para ver si te hacen PCR, es que eso me parece increíble».

Cita previa. En el interior, los pacientes esperan su turno frente al mostrador donde se pide la cita previa con el médico. Iván Arlandis

Y es que tal y como también explicaba una auxiliar de enfermería para todo hay que pasar por el mostrador y pedir cita, incluso si es una urgencia. «Es el descontrol de cada día», añade la mujer frente a la puerta, mirando el marcador de los turnos.

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La mañana avanza. A las once ya son casi cien números los que hay de espera. En el interior también están quienes tienen que renovar el SIP y hacen otra cola para un mostrador distinto al de la cita previa. En la sala de espera el silencio es imposible y la celadora aún así lo reclama. Las enfermeras visten trajes EPI y guantes, y comentan lo complicada que está siendo la mañana. «Estamos peor que al principio, así no se puede atender todo lo bien que quisiéramos», reconoce la celadora.

En la entrada, una joven le da el número a un hombre, le explica que ya no puede esperar más, que había pedido unas horas en el trabajo pero que se tiene que marchar. El hombre le da las gracias porque adelanta cuatro números. «Les falta gente, los médicos también han ido cayendo y es que no dan a basto», justifica ante el enfado de la joven.

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Justo en el mostrador de información, un señor con bastón pregunta por el doctor Romero. «¿Quién le sustituye? Porque en su consulta no hay nadie». Pero se marcha como ha venido, no saben darle respuesta y le aconsejan coger turno para el otro mostrador. «Pero si yo ya tengo cita, sólo quiero saber a qué otra consulta dirigirme si no está el doctor Romero», replica.

«Llevo casi 200 números por delante para sacar cita. Me da tiempo a ir a casa, comer y volver, y aún me tocaría esperar»

A la entrada, dos mujeres se saludan y arranca la conversación como casi todas en el centro de salud. «Esto es un desastre». Ambas están esperando turno. «Llevo 200 números por delante, creo que me da tiempo a ir a casa a hacer la comida y volver y aún así no me tocaría todavía», ironiza una de ellas. Las dos están por el mismo motivo. «Vengo a ver si me dan la baja de mi hijo, claro tiene Covid pero si no le dan la baja tiene que ir a trabajar y sólo te la puede firmar un médico», protesta. «Pues yo igual, mi nieta necesita la baja pero claro cita previa para ver al médico y se ve que en el trabajo le están poniendo pegas, un jaleo», dice la otra. La celadora vuelve a la carga. Se da cuenta de la cantidad de gente que está de pie, esperando, colapsando las entradas y los pasillos. De nuevo empieza a pedir a la gente silencio y marca un tope; los que tengan más allá de tal número, esperan fuera.

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Las dudas. Una celadora atiende a un paciente a las puertas del centro de salud de Nou Moles. La presión asistencial en la atención primaria crece con el nuevo protocolo frente al Covid. Iván Arlandis

Después del mediodía «la cosa no tiene pinta de mejorar», tal y como un chico dice enviando un mensaje de audio por el móvil. Algunos empiezan a desesperar y directamente deciden marcharse sin que haya llegado su turno. Incluso ofrecen su número a otros. Una mujer con dos niños pequeños está desesperada. «Tienen fiebre los dos, no pueden estar en el colegio y si no les hacen la prueba yo ya no sé, se encuentran mal». Una auxiliar le dice que si no es urgente es mejor que se marchen a casa pero la mujer insiste, dice que no puede comprar más test de farmacia y que quiere que les vea el médico. Una chica joven que está escuchando la conversación le da su número. «Pero si te toca ya», grita sorprendida la mujer que a la vez le agradece sin parar el favor.

Este relato del caos, que es el que a diario sufren los centros de salud y ambulatorios de atención primaria, lo vienen advirtiendo los médicos a Sanidad. La situación de este centro no es una excepción, los facultativos atienden el doble de pacientes de los que deben tal y como confirma el secretario general del Sindicato Médico de la Comunitat CESM-CV, Víctor Pedrera. Asegura que la falta de personal y el aumento de casos de Covid desborda a los centros de salud. A lo que se suma la burocracia, las bajas que tramitar, el teléfono que no deja de sonar... «Lo advertimos a las autoridades, el caos está asegurado, y así ha sido», lamenta.

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