La quinta semana del curso, entre los días 5 y 8 de este mes, se saldó con un descenso del número de aulas confinadas tras detectarse positivos de coronavirus,, según los datos facilitados ayer por la Conselleria de Educación en su balance oficial. Es la primera vez que descienden las cifras respecto a la semana previa:: un 8% en el caso de las unidades aisladas (340 frente a las 373 del periodo anterior) y un 14,9% en lo que se refiere a los centros que tienen al menos una clase trabajando en modo online debido a los contagios (223 frente a las 262 de la cuarta semana).
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Esto significa que de los casi 47.000 grupos que tienen todas las escuelas y los institutos sostenidos con fondos públicos el 99,3% han seguido las sesiones previstas sin que se haya producido ninguna incidencia, que sí afectan al 0,7% del total.
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ELISABETH RODRÍGUEZ
En cuanto a centros, de los 1.845 que conforman el sistema hay confinamientos en el 12,1%, mientras que el 87,9% funcionó con normalidad. Los datos semanales se extraen de la determinación de nuevos grupos confinados, unidades que permanecen parcial o totalmente aisladas de semanas anteriores y clases que ya han vuelto a la rutina después de superar el aislamiento decretado tras un caso positivo.
Exactamente, durante la quinta semana del ejercicio se ha decidido la cuarentena de 144 grupos de 80 centros, se han desconfinado 177 de 119 escuelas y permanecen aisladas (arrastrando la situación de otras semanas) 196 unidades de 143 colegios.
Por provincias, el 14,4% de los 638 centros de Alicante tienen 136 grupos confinados (0,8% del total). En Castellón, el 12,1% de los 249 colegios se encuentran en la misma situación (con un 1,1% de aulas aisladas sobre el global). Y en Valencia el porcentaje se sitúa en el 10,5% (de 958 escuelas). En cuanto a grupos, el virus ha afectado al 0,6%.
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Desde el arranque del curso la Conselleria de Educación ha defendido de manera reiterada la idea de que los centros actúan como espacios de detección de contagio, más que como ámbitos donde se favorece la transmisión, una idea que volvió a reiterar en el comunicado remitido ayer, que ponía en valor las medidas puestas en marcha para prevenir infecciones. Algo lógico teniendo en cuenta el descenso experimentado. El máximo hasta la fecha se alcanzó durante la cuarta semana del curso, cuando el aumento, respecto a la tercera, fue del 25% en el número de unidades aisladas y del 23% en lo que se refiere a centros afectados.
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Pese a las cifras, hay sectores dentro de la comunidad educativa que mantienen sus dudas sobre la eficacia del protocolo, como sucede con la Plataforma Libre Elección Educativa Comunitat Valenciana, que defiende el derecho de las familias a elegir para sus hijos educación a distancia o presencial, en función de sus preferencias o necesidades. Tras presentar 7.000 firmas ante la conselleria en este sentido, el siguiente paso de la organización ha sido trasladar sus demandas al Síndic de Greuges.
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Por otro lado, el sindicato Fsie, mayoritario en la red concertada, facilitó ayer nuevos datos extraídos de su encuesta de inicio de curso, en la que han participado más de 800 docentes y que se realizó entre los días 22 y 30 de septiembre. Entre las conclusiones, la organización destacó que un 77,8% de los profesores participantes que dirigen un grupo estable de convivencia (una burbuja) no tienen «ni un minuto de descanso en su jornada» y trabajan más horas que en ejercicios anteriores.
Además, un 33,5% reconoció que «a menudo» necesita ayuda en el aula y no hay más personal disponible. «Los docentes trabajan más y bajo una gran tensión emocional por el miedo a los contagios en el aula», dijo la organización. Las críticas por la carga de tareas o la falta del personal necesario también se han recogido en encuestas de otros sindicatos representativos de la enseñanza pública.
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Volviendo al trabajo de Fsie, otra de las ideas llamativas tiene que ver con las medidas de seguridad. Mientras que se valora de manera positiva la existencia de material preventivo, se alerta de que casi siete de cada diez profesores encuestados (68,1%) afirmaron que la instrucción más difícil de aplicar «es conseguir que se mantengan las distancias de seguridad entre los alumnos», seguida (pero de lejos) del control del uso correcto de la mascarilla (10%) y del lavado de manos (9%). Por último, el 75,4% de los docentes participantes defendieron que «es importante vacunar a los trabajadores» una vez se disponga de tratamiento, mientras que al 91,2% no se les ha hecho ningún test previo a la incorporación a su puesto laboral.
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