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Autonomía traducida en un sistema poliédrico

La enseñanza universitaria. En las instituciones superiores, mejor preparadas para el cambio, el modelo depende en muchos casos de la decisión del profesor, que no siempre cuenta con la formación necesaria para la docencia online, uno de los hándicaps que destaca el estudiantado

Joaquín Batista

Valencia

Domingo, 7 de junio 2020, 00:04

Carlos Roselló ya está centrado en los exámenes a distancia. «Ha sido algo caótico». Así resume su experiencia, como alumno del grado de Matemáticas, en relación a los meses de docencia online. No sólo le ha costado asimilar la aplicación de los nuevos criterios de evaluación, que no han sido todo lo claros que le hubiera gustado, sino que sus clases han sido de lo más variadas. «Cada profesor lo ha llevado de la forma que ha considerado, pero algunos sí han organizado sus horas a través de videoconferencias y con ejercicios resueltos en tiempo real. Se ha dejado a criterio del docente, que ha trabajado como ha podido. Y a algunos les cuesta más adaptarse a las nuevas tecnologías», concluye.

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Su experiencia, que coincide en muchos puntos con el relato de los representantes estudiantiles reflejados en este artículo, resume bien lo que ha sucedido en las instituciones universitarias, entidades autónomas al fin y al cabo donde ha existido más variabilidad si cabe que en etapas previas. El resultado, sobre todo en los centros grandes, es que han coexistido cantidad de modelos, situación que también se explica por la gran variedad de carreras y asignaturas, a diferencia de las enseñanzas previas.

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Las universidades estaban mejor preparadas para el salto, bien por sus incursiones -puntuales- en la modalidad online, por el uso sistemático de herramientas como el aula virtual o por disponer de licencias y programas más asentados para facilitar las videoconferencias, cuyo peso ha sido más elevado que en la educación no universitaria aunque no haya sido siempre el modelo general. Y también hay que destacar el esfuerzo realizado para garantizar equipos a alumnos que acreditaban problemas de conexión.

«Se han dado todas las herramientas al profesorado para que desarrolle su programa de la mejor manera», explican fuentes de la Universitat de València, que defienden que no se puede marcar un sistema único al docente «igual que tampoco en una clase presencial se le pide que utilice determinada herramienta».

El vicerrector de Estudios de la Politècnica, Eduardo Vendrell, destaca que sobre todo se ha insistido «en hacer un seguimiento del alumnado para evitar problemas de enganche con la docencia» y que el método elegido ha dependido tanto del perfil de la materia como del título, el grupo o del propio docente. Y como en la Universitat, defiende que el peso de las videoconferencias ha sido elevado. «Al profesor se le puede asesorar, pero decide cómo se adapta, y ha hecho un gran esfuerzo para amoldarse a un medio que no siempre conoce», añade Enrique Herrero, vicerrector de Estudios de la UA.

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La adaptación del sector privado ha sido más homogénea, pues prácticamente se ha funcionado en todos los casos con videoconferencias siguiendo el horario ya pautado. Ha sucedido en la Cardenal Herrera, la Católica, la Europea y con los centros adscritos Edem, Esic o Florida Universitaria, como explican fuentes de todas las instituciones.

Álvaro Asencio, presidente del Consejo de Estudiantes. LP

«La docencia debe parecerse al máximo a la presencial»

Álvaro Asencio | U. de Alicante

El presidente del Consejo de Estudiantes de la Universidad de Alicante destaca que durante las primeras semanas de confinamiento «se dieron situaciones muy dispares, con bastante profesorado que remitía trabajos», si bien la situación evolucionó tras la habilitación de un sistema de aulas virtuales que facilitó la organización de videoconferencias de acuerdo con los horarios establecidos previamente. «En los últimos tiempos creo que estas han tenido más peso», explica, antes de destacar que el consejo considera que es el modelo que debería primarse. «Creemos que es un derecho del estudiante el poder disponer de una clase lo más parecida posible a la presencial, de manera síncrona, de tú a tú con el profesor y para poder plantear las dudas que surjan en el momento», explica. De cara al curso que viene espera una vuelta lo más presencial posible, y si finalmente no se da ese escenario, apuesta por «continuar como se ha funcionado en el último periodo de docencia a distancia», donde han tenido un peso especial las videoconferencias. Preguntado por si ve necesaria una mejor formación del colectivo docente para afrontar el reto digital, defiende «que nadie podía prever esta situación» y que «la gran mayoría del profesorado ha hecho todo lo posible por adaptarse», aunque no le importaría «que se potenciara la formación».

Laura Alcaide, portavoz del Consell de l'Estudiantat. LP

«Hay que hacer un esfuerzo para mantener la calidad»

Laura Alcaide | U. Jaume I de Castellón

Portavoz del Consell de l'Estudiantat, destaca las «lagunas» que han marcado la adaptación, y pone como ejemplo que «no siempre se ha sabido sacar provecho de las herramientas por falta de formación» en materia de nuevas tecnologías. «El estudiantado siempre ha reclamado un modelo de videoconferencias o de vídeos explicativos. No se puede olvidar que estamos en una universidad presencial, y pagamos una matrícula para tener esa docencia, que se ha visto afectada», dice. «Se debe hacer un esfuerzo por mantener la calidad, con videoconferencias o vídeos explicativos, aunque se combine con el trabajo autónomo del alumnado», explica. Por último, confía en que de cara a septiembre «se aprenda de esta fase, que es cierto que ha sido muy precipitada», y que existan opciones para que «el profesorado disponga de tiempo para mejorar sus destrezas en cuanto al uso de las herramientas digitales».

Alejandro Mira, de la Delegación de Alumnos. LP

«Con un email, un foro o un aula virtual se pierde cercanía»

Alejandro Mira | Universitat Politècnica

El vicedelegado de la Delegación de Alumnos de la UPV destaca que la sensación entre el estudiando es que la docencia «podría haber sido un poco mejor pese al esfuerzo realizado, y entendiendo lo imprevisible de la situación». También señala que se ha recurrido tanto a videoconferencias como a tareas enviadas. «Creo que ha sido a medias; algunos profesores, quizá porque no se manejaban bien con las herramientas, han optado por fomentar el trabajo autónomo. Y en ocasiones las tareas han sido desproporcionadas», explica. «Lo que quiere un alumno de una universidad presencial es la cercanía del profesor; ya perdemos algo a través de una pantalla, pero más se pierde con un email, un foro o un campus virtual», dice, antes de plantear el fomento de la competencia digital en la comunidad universitaria.

María Teresa Valero, Delegada General de Estudiantes. LP

«Tener al profesor cerca facilita el aprendizaje»

María Teresa Valero | U. M. Hernández

María Teresa Valero, Delegada General de Estudiantes, se muestra satisfecha «con la rápida adaptación del estudiantado, por ejemplo, en el cambio en las condiciones de evaluación de las asignaturas». Asegura que se han primado las videoconferencias respecto al modelo de trabajo autónomo y defiende que es la opción preferida por el alumnado. «Es la forma más parecida a la docencia presencial. El hecho de tener al profesor cerca, de resolver una duda en el momento, facilita mucho el aprendizaje del estudiante», señala. Para septiembre, si se debe mantener la docencia a distancia combinada con la presencialidad, apuesta por continuar con las videoconferencias y por «un enfoque de evaluación continua sin que se produzca una sobrecarga de trabajos, pues la percepción que tenemos es que en los últimos meses se ha notado una acumulación de tareas mayor». Por último, reconoce que ha habido profesorado con mayores dificultades para utilizar las herramientas digitales, si bien insiste en que se ha hecho un esfuerzo importante.

Andrés Fernández, coordinador de la Asamblea General de Estudiantes- LP

«Era un reto que hemos estado cerca de aprobar»

Andrés Fernández | U. de València

«Era un reto y creo que hemos estado cerca de aprobar, hemos suspendido con un cuatro». Así valora la adaptación de la universidad decana el coordinador de la Asamblea General de Estudiantes, que lamenta que la distribución de medios tecnológicos al alumnado con problemas de conexión se demorara un tiempo o que la evaluación de los alumnos no se haya flexibilizado más. Pensando en septiembre, apuesta por fomentar el sistema de videoconferencias, «la opción más parecida a una clase presencial», y plantea como reto de futuro «un mayor esfuerzo» en cuanto a planes de formación para el profesorado con más dificultades para adaptarse al nuevo modelo.

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