![Pruebas de Acceso a la Universidad (PAU) | Los huesos de Selectividad](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/201906/02/media/cortadas/selectividad-kh5D--624x385@Las%20Provincias.jpg)
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El visitante habitual de la biblioteca Pilar Faus, que ocupa parte de las instalaciones del antiguo Hospital de Valencia, ha detectado un cambio en el perfil del usuario de las últimas semanas. Los que acuden de manera rutinaria para leer la prensa, buscar documentación o una película conviven con decenas de jóvenes de entre 17 y 18 años que copan muchas de las mesas. Silenciosos la mayoría, consultando el móvil los menos, pasan las horas preparando las Pruebas de Acceso a la Universidad (PAU), más conocidas como Selectividad. Los grupos se hacen fuertes en las dos plantas, ya sea ocupando la sección de cocina o la de literatura infantil y juvenil. La estampa se repite en cualquier rincón de la biblioteca.
Los exámenes empezarán el martes, con Historia de España, y durarán hasta el jueves. A falta de que la conselleria facilite el dato oficial de matriculados, se espera que algo menos de 20.000 estudiantes pasen por un trance fundamental para su futuro académico más inmediato.
Entre ellos estarán Yolanda, Olga y Sara, tres compañeras que charlan y almuerzan durante un descanso en un banco del jardín del Hospital. Aseguran que llevan bien la preparación -lo dicen con una leve sonrisa nerviosa bailando en los labios-, pero lamentan que no sea fácil encontrar bibliotecas con horario continuo. «Las que están disponibles para los que no somos universitarios o universitarias no abren por la noche», dice Yolanda. No es que le cunda más, matiza, sino que precisa del máximo tiempo posible para estudiar. «En otros colegios al final del curso han podido repasar lo que dieron en el primer trimestre, pero en el nuestro no», añade Sara para justificar semejante necesidad. «Yo casi ni me acuerdo de lo que dimos al principio», corrobora Olga.
Para esta joven la asignatura más dura es Biología, aunque en la conversación también salen a relucir, como 'huesos', Historia de España (para Sara) y Lengua Castellana (para Yolanda). La sensación de esta última es la que más se aproxima a lo que dicen las estadísticas, pues es una de las materias con menor porcentaje de aprobados en los últimos años en la convocatoria de junio. Lo mismo sucede con las dos áreas de Matemáticas y con Latín.
Ana Ballester estudia 1º de Ingeniería Industrial en la Politècnica, opción que le «encanta» por sus salidas y la posibilidad de especialización. El año pasado obtuvo la mejor nota de Selectividad en la Comunitat con un 14 sobre 14 (contando la fase específica). A los próximos alumnos les recomienda «que estén tranquilos y piensen que es una semana más de exámenes, algo que han estado haciendo durante el curso, y que están bien preparados». Como explica, «la confianza en uno mismo es un aspecto clave para afrontar una prueba». En cuanto a su primer año de universitaria, reconoce el cambio «en la forma de trabajar y de pensar», y destaca la calidad de la formación y las instalaciones de la UPV.
Los alumnos tendrán que pasar por la fase obligatoria, con cinco exámenes, y por la específica, que es voluntaria y sirve para elevar la nota para acceder, lo que resulta clave para muchos grados. En la primera todos se enfrentan a Historia de España, Lengua y Literatura Castellana, Lengua y Literatura Valenciana y Lengua Extranjera (en la gran mayoría de casos Inglés). La quinta materia depende de la modalidad de Bachillerato cursada: Matemáticas, Matemáticas Aplicadas a las Ciencias Sociales, Latín o Fundamentos del Arte.
Según los datos del Ministerio de Educación, en la Selectividad de junio de 2018 Lengua, Matemáticas Aplicadas y Latín cosecharon el menor porcentaje de aptos de todas las citadas. En 2017 entró en este grupo Matemáticas y se cayó Latín, manteniéndose las otras dos. Y un año antes fueron Lengua, Historia de España y también Matemáticas. Es decir, las asignaturas consideradas instrumentales no han salido de este ranking. Si se fija la mirada en las que mayor porcentaje de aptos han tenido, en los tres ejercicios figura Inglés y en dos, Valenciano.
El cálculo también se puede hacer entre las materias de la fase específica, donde hay bastante variabilidad, aunque en estos casos no son tantos los alumnos que se presentan por su carácter voluntario. Y como en la nota de acceso a la universidad sólo se emplean dos de las notas conseguidas -se pueden hacer cuatro exámenes como máximo- se entiende que la preparación de estas áreas no es tan intensiva como con las materias obligatorias.
Los datos oficiales también permiten hacer una comparación por autonomías, o situar a la Comunitat respecto a la media estatal. En este segundo caso, en 2018 los alumnos de la región sólo superaron el promedio español en Historia de España y Matemáticas (en la fase obligatoria). Y se da la circunstancia de que en Lengua Castellana la nota media de todos los presentados ha sido más baja que la estatal en las últimas convocatorias ordinarias. La comparación puede relativizarse teniendo en cuenta que en España se hacen 17 selectividades diferentes (una por cada comunidad), con criterios de diseño y corrección distintos, por lo que el nivel de exigencia puede diferir entre ellas.
Míriam Martín López forma parte de los cerca de 20.000 alumnos que se enfrentarán la próxima semana a la Selectividad. De 18 años y alumna del instituto Barri del Carme de Valencia, ha cursado el Bachillerato de Ciencias Sociales. Su objetivo es entrar en el doble grado de Derecho y Ciencias Políticas de la Universitat de València. Aunque confiesa no estar inquieta, intuye que a medida que se aproxime el martes «empezarán los nervios».
Define 2º de Bachillerato como un curso «intenso», pues ha compatibilizado el instituto con 6° de Danza Clásica. «Desde el primer día los profesores y profesoras nos avisaron de que durante este año íbamos a aprender a hacer la Selectividad y así ha sido; todo el curso ha estado enfocado a estos exámenes. Nos han preparado bien, pero a veces me habría gustado que hubieran bajado un poco el ritmo y no haber dado sólo el temario de las PAU», explica.
En cuanto a su estrategia durante la semana previa a las pruebas, se ha centrado en repasar lo estudiado durante el curso, «refrescando sobre todo lo que dimos al principio». «El resto del año no he tenido una rutina propiamente dicha, era más bien de estudiar en los ratos libres y los fines de semana. Ahora que hemos acabado las clases voy más relajada porque tengo tiempo para estudiar. Me he hecho un horario para llegar a todas las asignaturas, y suelo ir a la biblioteca», dice.
Destaca que para controlar la tensión y los nervios procura «desconectar saliendo a correr y escuchando música; es una manera de dejar de pensar en la Selectividad y despejarme». Por último, aprovecha para agradecer a sus padres y profesores el apoyo prestado durante sus estudios.
Las PAU de la próxima semana serán muy similares a las del año pasado, por lo que son pocas las novedades. Lejos queda la incertidumbre derivada de la aplicación y posterior rectificación de la Lomce y su reválida de Bachillerato. Tal y como explica la conselleria en la web específica sobre las convocatorias, en la fase obligatoria el alumno deberá hacer el examen de la lengua extranjera cursada como troncal (si hay segundo idioma lo puede elegir para la voluntaria), y se ha cambiado ligeramente la exención del examen de Valenciano, básicamente para los que han estudiado alguno de los últimos cursos en el extranjero, que deberán hacerlo.
Desde el departamento añaden que todos los idiomas extranjeros elegidos ponderarán a la hora de calcular la nota de acceso a la universidad o que cualquier estudiante debe hacer la preinscripción telemática. Los plazos son los mismos para los que concurren en la convocatoria ordinaria (junio) y para los de la extraordinaria.
El 8 de julio será el último día para presentar la solicitud de acceso a las universidades públicas, la instancia en la que los que aprueben -la inmensa mayoría de los que se presentan- elegirán las carreras que quieren cursar. Y la elección no es fácil.
José Miguel Pareja preside la Asociación de Profesionales de la Orientación de la Comunitat (Apocova). Se trata de un perfil clave en el apoyo a los alumnos que hacen la transición a la educación superior. «Ayudamos a tomar la mejor decisión posible teniendo en cuenta que es lógico que cambien de opinión y prueben, también hay que acompañarles en este caso y no hacer que se sientan culpables o lo vivan como un fracaso; es algo que decimos también a los padres», señala.
Orientador del IES Mare Nostrum de Alicante, destaca que cada vez es más relevante la FP superior por su empleabilidad, y enfatiza que su trabajo es compartido: intervienen profesores, compañeros, centros y padres. El apoyo no sólo es mostrar las opciones o ayudar con el papeleo. También se trabajan aspectos como el autoconocimiento o el análisis de riesgos. «El objetivo es acompañarles para que encuentren su elemento, aquello para lo que tienen talento y disfrutan haciendo», concluye.
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