Los castigados del verano en la Comunitat

La ansiada normalidad sigue resistiéndose para todos en general y se antoja aún lejana para algunos sectores en particular. En especial para aquellos estrechamente ligados al periodo estival, como la pirotecnia, toros, feriantes, socorrismo y músicos de banda. Y es que empresarios y trabajadores de estas actividades miran con recelo la evolución del virus mientras hacen números que, en algunos casos, no terminan de salir. Para más inri, la expansión de la variante Delta amenaza con la imposición de nuevas restricciones que alejan aún más la esperanza de un verano dinámico y de recuperación.

La cancelación de festejos municipales ha torpedeado la línea de flotación de algunos de estos sectores que han comenzado este verano a medio gas. Es el caso del sector pirotécnico. La directora gerente de la compañía Caballer FX y también presidenta de la asociación Piroval, María José Lora, explica que este año sólo tienen un espectáculo a la semana en lugar de tener uno al día, como sucedía antes de la maldita pandemia.

«Yo tengo espectáculos casi todas las semanas pero eso no es suficiente para mantener esta industria. Somos unos 15 trabajadores. Hubo despidos y ahora somos seis, de los cuales, cuatro están en ERTE y los vamos sacando en función de la actividad y los pedidos», explica la dirigente. En concreto, esta mercantil registra sólo el 40% de la actividad que tuvo en 2019. «Y puede que decir que hacemos el 40% es demasiado», agrega. La facturación, según sus datos, cae un 60% este año, mientras que en 2020 cayó un 85% respecto al ejercicio anterior.

Como consecuencia de este frenazo en la actividad, Lora advierte de que se está produciendo una fuga de profesionales. «Cada vez estamos más cerca de que el sector se quede sin especialistas porque emigran a otros sectores. Se está perdiendo mano de obra», alerta, y asegura que más de la mitad de la plantilla ha emigrado a otros sectores como transporte, obras y cítricos.

Tal y como indica, un espectáculo a la semana «no es suficiente» para cubrir gastos de plantilla, impuestos, gastos de instalación, seguros, sistemas de mantenimiento de alarma y demás costes. A esto, Lora añade que el sector sigue esperando las ayudas de artesanía y critica la falta de interés por parte de los ayuntamientos. «Los municipios podrían organizar algún espectáculo de fuegos, invertir en esto, que también es cultura, pero se han acomodado», sostiene.

En cuanto a la postergación de Las Fallas al mes de septiembre, lejos de beneficiar al sector, la empresaria afirma que no es la decisión más acertada al solaparse con otras festividades a nivel nacional. «Suponen una inversión extra para la pirotecnia en una semana complicada porque en esos días hay mucha actividad nacional», apostilla.

En el caso dels bous, el panorama es similar. «Al no haber ningún tipo de festejos en un año y medio, la situación se está volviendo insostenible debido a que las reses tienen que tener un cuidado alimentario y sanitario diario», explica Vicent Nogueroles, presidente la Federación de Penyes de Bou al Carrer de la Comunitat. En ese sentido, destaca que actualmente en la región existen 95 ganaderías autóctonas, con un censo de más de 15.000 reses bravas antes de la pandemia y que se han sacrificado alrededor de 5.000 por no poder garantizar sus propietarios el cuidado que se merecen, junto a 25 cebaderos o centros de concentración que dan cobijo a más de 300 toros cerriles. «Hay un daño irreparable, más dramático incluso que el económico y es la perdida genética que supone el sacrificio de alrededor de 5.000 cabezas de ganado bravo», agrega el dirigente. Y es que, según Nogueroles, en la campaña de verano se alcanzaban los 3.000 festejos al mes aproximadamente. Sin embargo, en las últimas semanas de este año sólo han organizado una decena.

La música en las fiestas municipales y patronales es básica. Sin ella, no hay celebración que se precie. Las bandas de música han visto una parte de su agenda veraniega totalmente anulada debido a la cancelación de pasacalles. El director de la banda sinfónica de la Unió Musical de Llíria, Pablo Marqués, explica que, en este caso, consiguen mantener un calendario potente gracias a los conciertos. «Este verano, efectivamente, no va a ser igual porque hay restricciones, pero vamos a seguir con nuestra filosofía y no vamos a parar. Algunos eventos no se llevarán a cabo pero los más importantes se mantienen, como el festival de bandas de San Miguel de Llíria», cuenta Marqués, que matiza que, en concreto, esta banda sinfónica no se nutre principalmente de pasacalles, procesiones ni charangas, a diferencia de otras.

Las ferias son símbolo de fiesta en verano. Las luces de colores y los sonidos de sirenas este año tienen menos fuerza. José Estevan, dueño de tres atracciones, lo sabe de primera mano. «A partir de agosto creemos que nos dejarán en bastantes sitios como Buñol, Peñíscola y Estepona. El problema es que no habrá fiestas municipales, por lo que no habrá la misma gente. Al menos nos dejan vivir. Afortunadamente. Podemos subsistir después de todo el año pasándolo mal», explica este empresario que cuenta con la atracción del dragón, el escalextric y una casa del terror.

«La vacuna será lo que determine todo y puede que para Navidad ya estemos funcionando con normalidad», augura el feriante valenciano, que antes de la pandemia llevaba cada una de sus atracciones a ocho ferias distintas. «Si llego a cuatro con cada una, ya me conformo», dice.

Por contra, el socorrismo sí goza de volver a cierta normalidad, tal y como cuenta Salva Perelló, que trabaja en el Club Náutico de Moraira. «Tenemos ilusión por volver a trabajar de lo que nos gusta y seguir cuidando de la gente y siguiendo el lema del socorrista, que es que estamos para ayudar. Esta apertura de piscinas, ampliación de horarios en la playa, que los aforos sean más amplios, nos da alegría y también más trabajo», afirma el profesional, que recuerda que la situación es muy diferente a 2020, cuando sí hubo un cerrojazo de las piscinas.

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