Los cien mil niños que viven sin calor

La organización resalta que a nivel estatal sólo el 16% de los hogares españoles en los que se pasa frío en invierno y no pueden pagar las facturas de luz y gas cuenta con el bono social. Todo esto en un contexto en el que 4,5 millones de personas abonan sus facturas con retraso por las dificultades económicas y más de 6,7 no pueden mantener su casa con temperaturas adecuadas.

Save the Children denuncia que el bono social no está llegando a todos los que lo necesitan. Resaltan que las familias con hijos afrontan más situaciones de endeudamiento ya que priorizan su bienestar y la situación se agrava en el caso de las numerosas que tienen un mayor riesgo de verse en una situación de pobreza energética escondida e infrautilicen la energía.

Es el caso de Favour que vive en Valencia con sus cuatro hijos pequeños a los que tiene que sacar adelante ella sola. «No tengo calefacción porque consume mucho», afirma. Y es que con lo que gana «pago el alquiler y las facturas y me queda poco para comer».

Además, Favour tiene facturas pendientes y debe 500 euros que no ha podido pagar. De esta forma, contra el frío en casa sólo les queda una solución: «Nos ponemos chaquetas y nos abrigamos. Tenemos mantas y nos tapamos», resalta.

Según el análisis de la organización, el retraso en el abono de las facturas de la luz es algo normalizado en las familias en esta situación. Cerca de 475.000 personas en la Comunitat viven en hogares que no están al día en los pagos. La situación se agrava cuando cuentan con niños ya que priorizan su bienestar y alimentación al pago de las deudas.

«En nuestro trabajo con niños y sus familias vemos cómo no paran de crecer los hogares que no ponen la calefacción en invierno por no poder pagar la factura o que la ponen menos de lo que deberían para evitar pagar facturas que no pueden asumir. Dos situaciones en las que, al final, siempre sale perdiendo el colectivo más vulnerable: la infancia», asegura Rodrigo Hernández, director de Save the Children en la Comunitat Valenciana.

«Cuando hablamos de familias en situación de pobreza energética en invierno hablamos de niños que no pueden ducharse muchas veces con agua caliente, que tienen que taparse con mantas a todas horas o que tienen que hacer los deberes con el abrigo puesto», asegura Hernández.

La organización alerta también de que la pobreza energética afecta no sólo a la salud física de los niños, con consecuencias asociadas a problemas respiratorios y al aumento de visitas al hospital, sino también a la salud mental de la infancia y la adolescencia. También varias investigaciones han demostrado que la pobreza energética puede estar ligada al absentismo escolar y a un peor rendimiento en el colegio junto con situaciones de acoso, estigma y aislamiento.

Otras consecuencias son incendios y otros accidentes que pueden poner en riesgo la vida de la familia por conexiones irregulares a la red de suministro o por buscar métodos alternativos para calentarse, como velas y braseros.