![El colegio de Valencia que alertó del riesgo de caída del muro acaba el curso sin que lleguen las obras prometidas](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2023/06/21/1467221887-RPkcQR3fWWt4OhNJl7SMeoM-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
![El colegio de Valencia que alertó del riesgo de caída del muro acaba el curso sin que lleguen las obras prometidas](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2023/06/21/1467221887-RPkcQR3fWWt4OhNJl7SMeoM-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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Las escobas se han convertido en un material escolar imprescindible para las clases de Educación Física del colegio Montolivet de Valencia. También durante los patios, pues son indispensables para rescatar los balones que se encalan en la valla provisional instalada por el Ayuntamiento para evitar ... que los niños se acerquen a los tramos más peligrosos del muro perimetral. Presentan riesgo de derrumbe, con un preocupante vencimiento hacia el exterior y están salpicados de grietas perfectamente apreciables desde la plaza peatonal que rodea las instalaciones. Es «el muro de la vergüenza», como lo han llegado a describir desde la Asociación de Madres y Padres de Alumnos del centro (AMPA).
Tanto la organización como la dirección de la escuela llevan desde 2021 alertando a las administraciones competentes, la local y la autonómica, de la situación. Entonces, cuando el deterioro ya era visible, se colocaron los primeros testigos en la grieta que recorre verticalmente la caseta donde se reúne la asociación, justo en la zona que conecta con el cerramiento de la escuela. Y pese a las promesas de una rápida intervención de momento solo han conseguido un «parche», como llaman las familias a la valla de obra que colocaron técnicos municipales pocos días después de que LAS PROVINCIAS se hiciera eco del problema, a finales de marzo. La instalación, la típica estructura de acero en forma de malla que se sustenta en pesados bloques de plástico endurecido, sirve para evitar que el alumnado se aproxime al muro de piedra, pero está causando riesgos añadidos.
«Ya ha habido alumnos que para coger algo, una pelota por ejemplo, han intentado entrar por debajo de la valla, que acaba con pequeños salientes en punta, haciéndose heridas», comenta Asmâa Elkherfih, madre de la AMPA y representante de las familias en el consejo escolar, mientras muestra una fotografía de uno de los arañazos. También llama la atención sobre el hecho de que mientras que las canastas del patio están protegidas por una superficie acolchada para evitar impactos, los bloques de soporte están desnudos, preguntándose qué pasaría en caso de que un niño se golpee con alguno.
Más allá de los nuevos inconvenientes pesa especialmente la sensación de abandono tras terminar el curso sin ninguna solución a la vista. Y eso que la valla provisional sirvió para calmar los ánimos de las familias, en el sentido de que generó la expectativa de que las obras de reparación no tardarían en llegar. «Después del ruido que hicimos -la AMPA instaló carteles reivindicativos alertando del riesgo y la dirección del centro ha notificado en varias ocasiones la situación a la conselleria y al Ayuntamiento- pensamos que las obras empezarían durante mayo», añade Asmâa, haciendo referencia a la información que trasladó el equipo directivo a las familias tras recibir una llamada de la Concejalía de Servicios Centrales y Contratación, que entonces dirigía Luisa Notario.
En el mensaje, que se difundió a través de Web Familia, se decía que se acababa de aprobar la redacción del concurso de reparación y que una vez finalizado este paso existía «el compromiso por parte del Ayuntamiento, con una estimación de entre 15 y 20 días, de empezar la intervención de las partes del muro en peor estado». También se señalaba que la rehabilitación integral sobre toda la estructura correspondía a la Conselleria de Educación, antes de valorar positivamente la reacción de la administración y de trasladar a la comunidad educativa un mensaje de calma.
Durante las semanas siguientes se produjeron visitas de personal técnico del Consistorio, se tapó el agujero que había dejado el desprendimiento de una de las piedras del cerramiento en la parte interior del centro y se instaló la valla disuasoria. Y nada más.
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«Es una decepción», resume Asmâa. «Pensábamos que se nos había escuchado y se había visto el peligro del muro. Las familias hemos esperado pacientemente y seguimos sin conseguir nada. Ahora la sensación que tenemos es que nos dijeron que se iba a actuar para que no hiciéramos más ruido y que rápidamente se nos ha olvidado. Con la valla se ha pretendido proteger a los niños, pero no es una buena solución porque también provoca peligro», concluye la madre.
La incógnita está ahora en los plazos que maneja la administración para acometer las obras urgentes. Aunque a la dirección se le trasladó que se actuaría antes de que acabara el curso, la promesa no ha dejado de ser eso, una mera declaración de intenciones.
Sobre esta cuestión, en el Portal de Transparencia del Ayuntamiento de Valencia aparece un contrato menor para la redacción del proyecto, dirección de obra y coordinación de seguridad y salud en la rehabilitación del muro perimetral del colegio, que se adjudicó el pasado 11 de mayo y tiene un plazo de ejecución de 14 meses. Eso sí, lo lógico es que haga referencia al tiempo total, es decir, tanto a la elaboración del proyecto que sirva para concretar la intervención más adecuada como a las propias obras de consolidación.
Mientras tanto, la valla provisional se mantendrá como la principal cautela para evitar que los niños se acerquen al muro inclinado, además de la vigilancia del profesorado y de las monitoras de comedor. Y seguirá siendo válida la crítica que se lee en los carteles colocados por las familias para denunciar la situación: «Pasarán más de mil años, muchos más, y nuestra reivindicación seguirá. El muro no es de la conselleria ni es del Ayuntamiento, de quién será. Nuestro muro al final caerá».
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