Francisco Ricós y A. Soto
Valencia
Martes, 9 de marzo 2021, 10:48
Las restricciones de movilidad y contacto social por la pandemia de coronavirus van a tener continuidad en la Comunitat Valenciana durante la que tenía que haber sido la semana de Fallas y hasta después de Pascua, según apuntan diversas fuentes del Gobierno valenciano, tanto del PSPV como de Compromís, aunque la decisión definitiva se adoptará mañana.
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Lo normal es que la mesa interdepartamental del Consell para analizar la evolución del Covid-19 decida ese jueves con suma prudencia, indicaron, para afinar en la desescalada y tratar de evitar un repunte de casos que se convierta en el preámbulo de la cuarta ola.
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Sobre esa mesa estarán la evidente mejora de los datos de hospitalizaciones (ya se ha bajado de 200 personas en UCI y 744 ingresadas) y contagios durante las últimas semanas, con una incidencia acumulada que casi roza los 60 casos en 14 días por cada 100.000 habitantes, cuando hace un mes era de 1.400.
Pero para adoptar una decisión pesará el temor a la influencia que ejerzan las variantes británica, sudafricana, brasileña y californiana del virus. También influirá el ritmo de vacunación, más lento de lo inicialmente previsto por la falta de dosis. Y a ello se le une la llegada de dos periodos vacacionales de 20 días, separados por tan solo 10 jornadas, aunque las celebraciones en sí se han suspendido: la semana de Fallas y Semana Santa y Pascua. Consideran que si relaja las medidas que frenan la hostelería, permite que bares y restaurantes abran sus locales, no sólo las terrazas, y facilita más contacto social, se produzca un incremento de los contagios que facilite la llegada de una cuarta ola.
El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, ya se ha mostrado partidario de prolongar el cierre perimetral hasta después de Semana Santa y Pascua. También deslizó el lunes que bares y restaurantes tendrán que conformarse con abrir las terrazas y no sus locales porque «se producen más contagios en espacios cerrados». Dejó claro que «no podemos arriesgarnos a dar pasos hacia atrás».
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Puig afirmó ayer que vienen dos semanas muy complicadas, la de Fallas y la de Semana Santa, aunque incidió en que hay que reforzar la idea de que «ni hay Fallas ni hay Semana Santa».
El presidente afirmó que no habrá más restricciones y dejó entrever que se van a mantener las actuales al asegurar que «veremos si se pueden flexibilizar algunas. No quiero especular ni avanzar nada». Puig aseguró que si puede realizarse alguna flexibilización «no será disruptiva».
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En esta ocasión no parece que haya disensiones en el Consell a la hora de ratificar la continuidad del grueso de las restricciones. Fuentes cercanas a Sanidad indicaron que no están por la labor de abrir la mano, al igual que los consellers de Compromís, que siempre han apostado por medidas mas duras, como ya propuso la vicepresidenta Mónica Oltra en noviembre.
Por su parte, el Ministerio de Sanidad propondrá en el Consejo Interterritorial de hoy el cierre perimetral de todas las comunidades en Semana Santa, entre el 26 de marzo y el 9 de abril, pero también entre el 17 y el 21 de marzo, las fechas del puente de San José, festivo en medio país, según el borrador del departamento de Carolina Darias.
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El documento también plantea que el toque de queda se fije entre las 22 o las 23 horas y las 6 de la mañana y sobre la mesa de debate estará el número de personas que se pueden reunir, aunque Sanidad quiere que sean cuatro en espacios públicos cerrados y seis en espacios públicos abiertos, salvo convivientes. Además, Sanidad desea prohibir todos los eventos masivos que impliquen concentraciones de personas y pedirá a las comunidades «no bajar el nivel de alerta» desde mediados de marzo.
Coronavirus
Las medidas que se aprueben en el consejo serán de «obligado cumplimiento» en todas las comunidades excepto en Canarias y Baleares, lo que forzará el cierre de Madrid y Extremadura. Así, en la práctica sólo se podría viajar de unas islas a otras.
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En cualquier caso, el consenso en el Consejo Interterritorial de hoy parece más cercano. La comunidad más reacia, Madrid, se abrió ayer a asumir las medidas del cónclave autonómico, aunque no de buena gana.
«Yo cumplo escrupulosamente las normas establecidas y la ley porque no soy ni independentista ni arribista, pero me repugna cerrar por cerrar sin informes sanitarios. Eso es un abuso de poder», aseguró la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso.
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