Apenas 24 horas después de que fuera asesinado un menor de edad en el parque de la Granja de Burjassot al recibir un navajazo en el corazón, la Policía Nacional detuvo este lunes a otro joven de 16 años de edad, la misma que el fallecido, en Llíria.
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El arrestado es el adolescente que huyó tras el enfrentamiento con la víctima tras propinarle una cuchillada que acabó con su vida después de enzarzarse en un pelea en este conocido parque de Burjassot, según fuentes conocedoras de la investigación.
Ambos adolescentes, víctima y verdugo, habían concertado en la red social Instagram el encuentro para verse las caras, posiblemente después de un encontronazo previo. El encuentro empezó con las manos pero finalizó en una irreparable tragedia.
El arresto del adolescente se produjo ayer tras las pesquisas policiales que permitieron dar con su paradero. Una investigación que se inició al hallar un agente de la Policía Local de Burjassot el arma en una papelera del parque a la que la echó en su huida el presunto asesino. La Policía Científica luego embolsó el arma para llevarla al laboratorio.
El comentario que circulaba entre los jóvenes que frecuentan el parque de la Granja donde se produjo la muerte del chaval es que el agresor era de Llíria. Uno de los testigos de la agresión, otro menor de edad, Paco, de 15 años, no podía borrar la imagen de ver al chico cayendo al suelo después de haberse levantado tras recibir un navajazo. «Lo vi cómo se levantó. Se quedó de pie cinco o seis segundos, se desmayó y cayó. Se desplomó con los ojos vueltos, en blanco», relató este domingo el joven junto al escenario de la tragedia.
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Paco estaba con otros cuatro chicos. La sonrisa, alejada de su semblante. Los amigos que le rodean también se mostraban contritos. «Esto se me va a quedar grabado para siempre. Ya no se me borra. He visto esto y no quiero ver nada más de ese tipo en mi vida», afirmó cabizbajo.
Relató que acudió al parque de la Granja el domingo por la tarde para estar con sus amigos. Eran unos 20 o 25, entre chicos y chicas. En un momento dado, uno de los amigos del grupo les alertó: «'¡Eh! ¡Que hay pelea! ¡Que hay pelea!' Y claro, nos levantamos a ver qué pasaba. Y ahí fue cuando le pegó la 'pinchada', allí (señala el lugar hacia una zona interior del parque). Y el chaval se fue corriendo. Nosotros fuimos a por el que estaba herido, a auxiliarlo. Lo vi cómo se levantó. Se quedó de pie cinco o seis segundos, se desmayó y cayó. Se desplomó con los ojos vueltos, en blanco. Su cara se quedó blanca, como el color de tu mascarilla», afirmó Paco.
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«Cuando estaba en el suelo le levantamos la camiseta para ver el pinchazo. Lo tenía aquí, en las costillas, arriba», dice. Con el índice y el pulgar de su mano derecha mostró la anchura del navajazo, sobre un centímetro o poco más. «Era así, y salía mucha sangre. Nosotros solamente vimos un pinchazo. Un amigo mío tenía pañuelos de papel y le taponamos la herida para que no saliera tanta sangre y una amiga llamó a la policía, a la ambulancia...», cuenta.
Dos policías locales practicaron maniobras de reanimación cardiopulmonar a la víctima hasta que llegó la ambulancia del SAMU que continuó con la operación, pero no lograron devolverles la vida.
Paco afirmó que no conocía ni al agresor ni al agredido, que el primero, según le dijeron, iba acompañado por dos chicas y que el finado estaba sólo, aunque el chaval, que iba sin documentación y sin móvil, fue identificados por unos amigos.
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