Paredes manchadas de barro en Paiporta, engalanadas con adornos elaborados por niños. Jesús Signes

Doce uvas amargas en Paiporta

Los ciudadanos mantienen las cenas con la familia, luchan por mantener el ánimo y confían en un nuevo año para superar la tragedia

Lunes, 30 de diciembre 2024, 00:48

El polvo se sigue levantando en las calles de Paiporta. Para los vecinos, se ha convertido en un compañero diario incómodo al que uno no acaba de acostumbrarse. Algunos comercios arrasados, no obstante, han sido engalanados con adornos de Navidad, la mayoría de ellos elaborados ... por niños de otros municipios que muestran su cariño y apoyo a los paiportinos. En las fachadas salpicadas de color marrón se distinguen unas notas de color rojo carmesí. Son unos manteles con un dibujo y un mensaje. «Él nos trae la esperanza», dice el retablo debajo de las siluetas de lo que es un belén de Navidad, con José, María y Jesús.

Publicidad

Así, tirando de fe, de abrazos y de humor se encuentran los habitantes del epicentro de la zona cero. Es complicado preguntarles cómo encaran el final de un año para olvidar, pero todos responden con un mantra que se repite una y otra vez: «no queda otra que seguir adelante». Da igual a qué vecino pregunten, todos miran al 2025 con la esperanza de superar la tragedia vivida, que deja una huella imborrable.

«Yo me juntaré con mis suegros para cenar porque es lo que nos queda después de haber perdido coches y casas», cuenta David sobre sus planes para la Nochevieja más amarga de la historia de Paiporta. Jesús, amigo de David, cuenta que «se hace lo que se puede», pero confía en que «poco a poco» los paiportinos levanten cabeza. «No nos queda otra», agrega. Su acompañante también recurre al humor para ver el nuevo año con ojos optimistas. «Nos queda un apocalipsis zombie o que vengan los extraterrestres, pero el 2025 no puede ir peor», afirma.

En las calles cercanas a la plaza Mayor se escuchaba el bullicio de una cabalgata solidaria compuesta por tractores y máquinas, las mismas que estos dos meses han estado quitando lodo y limpiando garajes. Por un momenot, crean un clima de jolgorio que resulta contagioso. «Todo esto es por los niños, sin ellos, no tendríamos estos ratos de alegría», señala Cristina, quien sostiene a una de sus hijas en sus brazos. «No hay muchas ganas de celebrar la Nochevieja, igual que pasaba con la Nochebuena, pero lo hacemos por los niños», cuenta esta vecina, que manda un mensaje a los medios de comunicación: «No nos olvidéis».

Publicidad

Julián, de 60 años, observaba con alegría la cabalgata. «Todo esto son voluntarios que siguen aquí», cuenta, agradecido. «Los que nos han dado una lección tremenda son los jóvenes. Me quedo con eso. Saldremos adelante», dice Julián, que cenará con su familia en Nochevieja. «Tomaremos las uvas y luego cada uno a su casa. No hay ambiente en la calle. En Nochebuena salías al balcón y escuchabas el silencio absoluto. Al menos ahora tenemos esta cabalgata, que trae alegría. Si no fuera por los niños, esto sería más triste», relata.

David y Silvia, un matrimonio joven con dos hijos pequeños, se acercan a la terraza de un bar repleto de gente. «Sí, claro, nos tomaremos las uvas», señalan con más optimismo. «Hay que celebrar lo que nos queda», indican.

Publicidad

Otras personas, como Josefina, de 80 de años de edad, admiten que les gobierna el desánimo. «Este año no hay nada que celebrar. Me juntaré con la familia pero ni siquiera estaremos todos, cada uno va por un lado», explica esta mujer, cuya hija ha perdido la casa. «Damos gracias de que nosotros estamos vivos, pero no hay ánimo», manifiesta.

Paco e Irene, con su perro, en la calle donde han cantado el cumpleaños feliz a unos amigos. E. R.

Cantar y reír en la calle, la nota de alegría de un matrimonio que perdió casa y negocio

Salvador y Amparo ultiman la apertura de su negocio tras dos meses cerrado. E. R.

Si hay algo que puede ser indicativo de resiliencia es el acto de cantar y de celebrar la vida. Así lo demostraron este domingo Paco e Irene, un matrimonio de Paiporta que rompió el ruido monótono que reinaba en ese momento con la entonación del cumpleaños feliz como si de unos mariachis se tratara. Y es que esta pareja cantaba mirando hacia arriba, a unos amigos que estaban asomados a su balcón. Con sus palabras se abrazaban y deseaban que el 2025 trajera la prosperidad que ha robado su antecesor. Se oyen risas que llenan la calle y Paiporta en ese momento y lugar concreto adquiere algo de luz.

La anécdota cobra más emoción cuando se conoce la historia de Paco e Irene. Son unos de tantos vecinos que han perdido su negocio y, en su caso, parte de su casa también. «Tenemos la parte baja de la casa comunicada con el estudio y era donde teníamos guardados todos nuestros recuerdos. También han desaparecido los dos coches», cuentan.

Los dos muestran sensibilidad y fortaleza. «Hay que buscar la alegría porque, si no, nos hundimos», afirma Irene. Buscar la alegría, así, con intención. Esta acción que resalta Irene es para los paiportinos todo un acto de valentía. «Tratamos de ponerle humor, no podemos estar siempre llorando», agrega Paco.

En su caso, han recibido 6.000 euros de la Generalitat, pero no son suficientes para reactivar su negocio. Ya han gastado 2.500 euros solamente en comprar un coche y ni siquiera han podido arreglar del todo las puertas de su casa. «Los primeros días cerrábamos las puertas de la calle un cordón de zapatillas y luego con una cadena de bici», señala Irene. «Dormíamos a turnos porque teníamos miedo de que nos entraran a robar», recuerda Paco.

Al otro lado de la manzana se encontraba una mujer poniendo a punto el negocio que lleva 44 años regentando, Pollos a l'ast Amparo y Salvador. Reabren el 30 de diciembre gracias a los 8.000 euros de Juan Roig. «La gente ha venido a preguntar si se podían llevar un pollo, tienen ganas. El perito del Consorcio pasó ayer, pero ya lo tenemos todo bastante arreglado», cuenta Amparo, que empezará sirviendo pollo asado y progresivamente volverá también a las raciones de comida para llevar.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€

Publicidad