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n. a. erausquin /maría Jardón
Martes, 15 de febrero 2022, 01:27
Mario García era funcionario en el Ayuntamiento de Carlet (Valencia), pero cuando estalló la crisis de Crimea en 2014 pidió la prejubilación e hizo el petate para iniciar una nueva vida muy alejada de la anterior, y no solo en lo geográfico: viajó a Ucrania ... y se convirtió en colaborador habitual de la guerrilla, el único español que se mueve en el frente, asegura. Este miércoles tiene previsto un nuevo viaje a la zona más afectada por el conflicto, la cuenca del Donbass, para llevar material a los soldados, los hospitales y las familias que viven sumidas en el terror desde hace siete años.
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«No vamos con el objetivo de entrar en combate, pero si se tercia tendremos que defendernos», asegura este valenciano de 73 años, al que también le plantearon viajar con Médicos sin Fronteras a Tanzania, pero que eligió Ucrania por las historias que le contaba su padre sobre los niños de la guerra y cómo los acogieron en aquel país.
Ahora no piensa abandonar a sus ciudadanos, que le recibieron con los brazos abiertos, a pesar de que su familia en España le ruega constantemente que regrese. «Ayer me llamó mi hermana y me pidió llorando que volviera, que ya he ayudado mucho, pero yo ya le dije que no, que no sufran. Yo ya sabía a lo que venía, soy voluntario de guerra y quiero llegar hasta el final», asegura convencido, a pesar de la incomprensión de sus hermanos y cuñados.
De nada le sirven los mensajes de su familia en España o de sus amigos de Kiev, que le advierten de que nunca ha habido tantos vuelos y de que todo aquel que puede está abandonando el país, empezando por los oligarcas. Él está seguro de su decisión y de que quiere ayudar a combatir «al señor de la guerra», como califica al presidente ruso, Vladímir Putin. Y advierte de que no solo quiere apoderarse de Ucrania, que luego «llegarán Moldavia, Rumanía, Polonia y toda Europa».
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Con su documentación de voluntario veterano de guerra puede entrar y salir de la zona en conflicto sin problemas. Allí lleva víveres y hasta juguetes para los niños que aportan distintas organizaciones internacionales y está dispuesto a todo. Incluso ha recibido varios reconocimientos al mérito por su ayuda en la guerra, en la que calcula que ya han muerto 15.000 soldados ucranianos, «asesinados, porque ellos no quieren una guerra, pero es como si entraran en tu casa a quitártelo todo», explica.
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