La caída de la natalidad ya se nota en las etapas escolares más tempranas. Las escuelas infantiles de primer ciclo, dedicadas a niños de entre cero y tres años, llevan varios cursos tratando de reinventarse para mitigar su incidencia y seguir atrayendo alumnado.
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A esta coyuntura se añade la competencia desleal y las políticas educativas presentes y futuras, basadas en potenciar la alternativa pública frente a un sector privado muy mayoritario. «Más allá de la baja natalidad nos preocupa bastante la regulación normativa», sintetiza Charo Castells, que junto a su hermana María dirige el centro de educación infantil Mamá Pato de Paiporta. Se refiere a la Lomloe, que prevé potenciar la red pública para cubrir cualquier demanda, y al avance de medidas autonómicas como las aulas de dos años en los Ceips.
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«Sí hemos notado cierta caída de alumnos, pero no tanto como en centros no autorizados», añade, en referencia a locales que carecen del visto bueno de la administración y por tanto, no garantizan que se cumplan los requisitos que exige la normativa valenciana. «Quizá influye que sí disponemos de las ayudas a la escolarización de la conselleria, y también que las familias cada vez se preocupan más sobre dónde dejan a sus hijos. No se trata de guardar a un niño, sino de su formación, de la seguridad de que tenemos un control de ratios o de que el personal dispone de la titulación exigida», explica María.
Ante la caída de la natalidad decidieron, hace un par de cursos, convertir una de sus unidades en un aula mixta. Es decir, para acoger niños de entre uno y tres años. «Supuso reducir algo la capacidad total pero nos da cierta flexibilidad», añade. «También implantamos medidas nuevas todos los años. El pasado tuvimos un profesor de estimulación musical y para este, antes de la pandemia, estaba previsto un profesional de estimulación temprana. Por el mismo precio vas incorporando nuevos servicios para las familias», relata Charo. «Invertimos para atraer alumnado», resume.
También trabajan, junto al otro centro autorizado del municipio, en conseguir que el ayuntamiento apruebe ayudas para fomentar la escolarización para que «las familias lo tengan más fácil para elegirnos». Por último, aprovechan para destacar las bondades del primer ciclo. «El desarrollo a nivel cerebral y personal en los primeros tres años es fundamental, hay que aprovecharlo», dice Charo.
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