![Educación, selectividad | Profesores se rebelan contra el examen de madurez que enterrará la selectividad actual](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202209/29/media/cortadas/95250040-RY881DDGy8QOFHAzOoW22FP-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
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La nueva selectividad que se aplicará a partir de 2024 empieza a sumar reacciones críticas, como la del profesorado especialista de la asignatura de Lengua Castellana y Literatura. Se trata de profesionales universitarios que coordinan o directamente participan en la elaboración de los exámenes ... de la materia. Trece de ellos, de diferentes comunidades, han suscrito una carta abierta para mostrar su rechazo frontal al cambio que propone el Ministerio de Educación, solicitando su retirada para pactar un nuevo diseño tras escuchar a los docentes.
«Competencias para la nada» es el título de la misiva, que además acompaña una recogida de firmas a través de la plataforma Change.org. Los expertos pertenecen a las universidades de La Rioja, Oviedo, Zaragoza, Salamanca, Extremadura, Valencia, La Laguna, Autónoma de Barcelona, Autónoma de Madrid, Valladolid, Castilla la Mancha y Murcia.
Entre las críticas, destacan que «esconde una reducción inadmisible de los contenidos que sustentan las competencias» y que no servirá para evaluar la «madurez del estudiante ni su expresión escrita», como tampoco producirá «mejores escritores ni mejores lectores». Los expertos se muestran especialmente incisivos con la piedra angular del nuevo sistema: la prueba de madurez académica, que supondrá la mayor parte de la nota y fusionará contenidos de las diferentes materias que hoy en día se abordan en exámenes distintos.
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La implantación de la Ley Celaá (Lomloe) en las enseñanzas medias, con un enfoque más centrado en las competencias y menos en los contenidos (en que el alumno demuestre cómo los aplica y no tanto en su profundización y memorización), implica también cambiar la estructura de la prueba de acceso a la universidad.
El ministerio presentó a finales de julio su modelo, de implantación progresiva. Entre los cursos 2023-2024 y 2025-2026 la parte común de la selectividad pasará a tener cuatro pruebas: Historia de la Filosofía, Historia de España, la materia de modalidad de Bachillerato y el ejercicio general para evaluar la madurez del alumno. Esta medirá las destrezas en el ámbito lingüístico, una especie de mezcla de los exámenes actuales de Castellano, Valenciano e Inglés. Un tres en uno.
De cara al ejercicio 2026-2027 llegará el modelo definitivo, que tendrá sólo dos ejercicios: sobre la materia específica obligatoria de 2º de Bachillerato (diferente en función de la modalidad cursada) y la prueba de madurez, que ya se diseñará aglutinando todas las materias comunes, esto es, las lingüísticas ya citadas más Filosofía e Historia de España.
Además, supondrá el 75% de la nota de la selectividad, la que se combina con el expediente de Bachillerato para sacar la calificación de acceso a la universidad y que puede incrementarse de manera voluntaria mediante los dos exámenes adicionales de la fase específica, que se mantendrán.
Salvador Pons, catedrático de la Universitat de València, es uno de los especialistas de Lengua que firman la misiva y el promotor de la recogida de firmas. «Tendrá tres aspectos muy perniciosos. Quita los apartados de reflexión lingüística, sobre el estudio de la estructura de cualquier lengua, provocará un agujero enorme en el conocimiento de la tradición literaria de las próximas generaciones, por la presión que ejerce la prueba hacia Bachillerato, y en cuanto a la lengua extranjera la reducción de contenido creará desigualdad», dice, en el sentido de que fomentará el tener que recurrir a vías externas (y de pago) para aprenderla. Además, lamenta que hayan tenido conocimiento del nuevo diseño «tras un globo sonda» del ministerio y recuerda que «cualquier profesor de Lengua quiere que sus alumnos sean competentes leyendo, escribiendo y hablando, y eso es algo que ya se tiene con el modelo actual».
La prueba de madurez, tanto en el periodo transitorio como en el definitivo, «constará de un dossier formado por una serie de documentos que girarán sobre un mismo tema (de actualidad, científico o humanístico), y se pedirá a los alumnos que lo analicen desde diferentes aspectos y perspectivas», según la información que dio el ministerio. Se usarán preguntas abiertas (de desarrollo), semiconstruidas (completar espacios) o cerradas (tipo test).
«El potencial atractivo de una prueba interdisciplinar se desvanece al analizar su estructura», reza la misiva de los especialistas, que detalla algo más el diseño previsto en base a la información adicional que el ministerio trasladó a las administraciones autonómicas: tendrá preguntas en las tres lenguas y las de desarrollo serán de extensión discreta, de unos pocos párrafos, lo que «no permitirá evaluar ni la madurez del estudiante ni su expresión escrita».
En este sentido, calculan que respecto al examen de Castellano la presencia de contenidos se reducirá a una veintisieteava parte, lo que implicará «exigir 27 veces menos». Y apuntan que el diseño «eliminaría de un plumazo la reflexión lingüística que se ha desarrollado en las clases de todos los idiomas», refiriéndose a los ejercicios de análisis sintáctico, clases de palabras o al análisis morfológico o textual. «Más allá del uso de la lengua, la reflexión metalingüística es un poderoso instrumento de desarrollo cognitivo, análogo a la reflexión matemática, y una competencia que el sistema debería cuidar, no suprimir», continúa la carta.
También dice que «es de suponer» la desaparición del apartado de literatura, «ya que ni se menciona en el documento ministerial». Como resultado «nuestros estudiantes serán más ignorantes», fomentándose «la aculturización de los jóvenes, que ignorarían nuestras tradiciones literarias». Y de la mano «tampoco desarrollarían competencias de análisis textual indispensables para afrontar, por ejemplo, la prueba de madurez».
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Los profesores también llaman la atención sobre el efecto cascada del nuevo modelo en Bachillerato, partiendo de la premisa de que está especialmente enfocado a la selectividad. «Si escribir tres párrafos (en cada idioma, es de suponer) es todo el dominio de la lengua que se va a exigir a un estudiante, 2º se va a convertir en un curso prescindible», señalan.
En cuanto a la lengua extranjera, en el mismo sentido prevén «un revés considerable» a la enseñanza pública «si lo único que van a tener que acreditar nuestros futuros universitarios es la capacidad de rellenar unos huecos y redactar un párrafo». Es decir, perjudicando sobre todo a los que menos recursos tienen para «cubrir ese vacío» fuera del sistema reglado.
Los firmantes dejan claro que no se oponen una revisión de las pruebas actuales, incluso aceptando que deben ser «más competenciales y menos memorísticas», pero sin pasar por el modelo planteado, y defienden que este se ha diseñado sin escuchar a las partes implicadas: docentes universitarios, de Secundaria y responsables de la selectividad. «El poder político no puede seguir ignorando a la sociedad civil en temas educativos», concluyen.
Además, quieren hacer llegar la carta a entidades de prestigio como la Sociedad Española de Lingüística o la RAE para sumar nuevos apoyos, así como a compañeros de departamento, otros especialistas o a los diferentes coordinadores de selectividad.
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