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Los pueblos de las zonas incendiadas en la Comunitat pierden población desde hace dos décadas

Los fuegos de este verano amenazan con agravar la despoblación en decenas de municipios del interior de la Comunitat

F. PAJARES | Á. SERRANO

Jueves, 25 de agosto 2022

La despoblación es un fenómeno que afecta a decenas de pequeños municipios de la Comunitat Valenciana desde hace ya varias décadas. Su distancia respecto a los grandes núcleos urbanos y las malas carreteras para acceder a ellos son tan solo algunas de las causas ... que están detrás del aumento de la despoblación. Una larga lista de motivos a la que ahora cabe añadir los daños ocasionados por los incendios forestales, los cuales dejan a estos municipios en una situación bastante delicada.

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El análisis del padrón de población de los municipios que han visto este verano cómo su entorno terminaba siendo pasto de las llamas evidencia que el problema no es nuevo, aunque ahora podría agravarse cuando los visitantes decidan no acudir, dado que muchos de estos pueblos sientan las bases de su economía en el siempre inestable turismo. De hecho, de las localidades afectadas por los incendios, apenas dos tienen más vecinos que hace 23 años: es el caso de Costur y Olocau. Esta última localidad del Camp de Turia ha multiplicado su población hasta casi doblarla, en parte por las personas que se empadronaron en ella durante la pandemia.

Pero son las excepciones. La inmensa mayoría de las localidades suman, con el incendio, lo que podría parecer otro clavo en la tapa del ataúd de su futuro. Enfrentadas al manto gris de la despoblación, Benimassot, en la Marina, ha perdido casi la mitad de población en poco más de dos décadas. Vall d'Ebo ha visto su vecindario reducido en más de un 40%. Además, estas localidades de interior no llegan a los mil habitantes, con la excepción de la ya mencionada Olocau, Lucena del Cid y Venta del Moro, por lo que tampoco es que cuenten con un grupo de población lo suficientemente amplio como para aguantar lo que les queda por delante una vez que puedan limpiar la ceniza y se disperse el humo del fuego.

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El camino será duro, evidentemente. Aunque las zonas afectadas por los incendios han sido declaradas zona catastrófica y podrán acceder a ayudas tanto del Ministerio de Interior como de la Generalitat, serán los propios ayuntamientos quienes tendrán que gestionar esas subvenciones. El de Bejís, por ejemplo, lo hará con las localidades afectadas por el incendio de Les Useres, ocurrido el mismo día en que el fuego se declaró en el nacimiento del Palancia y comenzó el siniestro más destructivo del verano, con más de 20.000 hectáreas arrasadas por las llamas.

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Son localidades que, en su amplia mayoría, hacen del turismo rural su modo de vida. La alcaldesa de Vall d'Ebo se hizo tristemente famosa la semana pasada cuando pidió entre lágrimas, ante unas cámaras de À Punt, que la gente les siga visitando pese al incendio que ha arrasado el interior de Alicante. «Pondré mis plantas en la plaza para que haya verde», imploró.

«Sin duda el turismo rural de senderismo se verá resentido como consecuencia del desolador paisaje que han dejado las llamas», confirma María José Madrid, la alcaldesa de Bejís. «Al atraer menos volumen de turismo nuestros negocios se pueden ver perjudicados, lo que puede suponer un duro revés para nuestra economía», explica la alcaldesa, y concluye: «Tendremos una reunión durante los próximos días con la Agencia Valenciana Antidespoblamiento para valorar la situación y tratar de evitar que la situación se pueda agravar». Bejís ha ganado casi un 2% de vecinos en los últimos 22 años. Es, por tanto, uno de los menos afectados por la despoblación.

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En otros pueblos, como en Lucena del Cid, los incendios forestales no han hecho más que evidenciar uno de los motivos por los que la despoblación cada vez incrementa más: las malas conexiones para llegar de un lugar a otro. «Aquí las comunicaciones están fatal. Por ejemplo, para ir a Costur sólo hay una carretera que precisamente es la del incendio, que si bien ya la han vuelto abrir, están todos los alrededores quemados y con peligro de desprendimiento», explica Erika Escrig, teniente de alcalde de este municipio. «Una mejora en las comunicaciones y el arreglo de las carreteras podría ser la clave para evitar la despoblación», apunta convencida la responsable municipal.

Frenar la huida

Por su parte, el alcalde de Figueroles tiene claro cuál es la causa de que los montes de la Comunitat hayan ardido como lo han hecho: «Todo el mundo sabe que el abandono y poco cuidado de los montes están detrás de estos terribles incendios». «Hay que darle un valor a esos terrenos, para que a la gente les dé un rendimiento y les interese trabajarlos. Así no sólo se reduciría el riesgo de incendio sino que también se frenaría en parte la huida muchos vecinos de los municipios de la zona», asegura el edil.

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El temor a un aumento de la despoblación como consecuencia de la oleada de incendios que ha asediado la Comunitat este verano parece ser algo común entre los municipios más pequeños que fueron afectados por las llamas. Sin embargo, algunos creen que esto no será un motivo suficiente para que los vecinos abandonen el pueblo: hay confianza en el apoyo que pueden recibir de los valencianos. «No creemos que el incendio vaya a agravar el problema de la despoblación porque en nuestro municipio hay mucha solidaridad», comenta Carlos del Río, alcalde de Torás. «Hace nada se ha empadronado un matrimonio y yo estoy convencido de que va a venir mucha gente más. Estamos recibiendo mucho apoyo por parte de todos», indica del Río.

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