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p Valencia. Vistas de las vías ferroviarias en la ciudad de Valencia. iván arlandis
Túnel pasante de Valencia | El reto de cumplir el plazo para soterrar las vías en 2027

El reto de cumplir el plazo para soterrar las vías en 2027

Proyecto. Ciudades como Gijón, Logroño y Murcia ya rebasaron fechas similares a las dadas para las obras en Valencia

JAVIER BOSCH

Sábado, 30 de julio 2022, 00:16

El Gobierno, la Generalitat y el Ayuntamiento de Valencia han firmado esta semana un convenio para invertir 550 millones de euros en el soterramiento de las vías de acceso a las estaciones de Joaquín Sorolla y la del Norte. Las obras finalizarían en el año 2027 pero el futuro es incierto y nadie puede asegurar al 100% que los dirigentes de este acuerdo vayan a cumplir los plazos.

No es la primera vez que en España se producen proyectos ambiciosos que después culminan en fracaso. Una de las ciudades significativas en este aspecto fue Logroño por su gran proyecto ferroviario que más tarde quedó en el olvido. Al igual que en el caso valenciano, tres entidades fueron las que participaron en ese plan ferroviario: el Ministerio de Fomento, el Gobierno de La Rioja y el Ayuntamiento de Logroño firmaron en 2002 el convenio para trabajar comúnmente en la confección de una obra que tenía por objetivo transformar radicalmente el semblante urbano de la capital riojana mediante la incorporación del tren a la ciudad. Aún en el 2002, las tres administraciones se integraron en la sociedad Logroño Integración del Ferrocarril (LIF) 2002 S.A., ente sobre el que recae la organización y la gestión de toda la obra del soterramiento. En febrero de 2004, Fomento elaboró un cronograma de obras en el que se estipulaba que el inicio del soterramiento de las obras tendría que haber comenzado en agosto de 2005 y haber concluido en diciembre de 2009. 20 años han pasado desde que se firmó el convenio que integraba el tren en Logroño y, de momento, ya son 13 los años de retraso en la previsión de finalización de la obra.

A la espera en Asturias

Otro gran fracaso fue el proyecto ferroviario en la ciudad de Gijón. El gran 'pecado' de esta ciudad fue que la idea coincidió con la época donde la abundancia, el despilfarro y la burbuja del ladrillo llenaban las arcas de gobierno y ciudadanos. Francisco Álvarez Cascos, entonces ministro de Fomento, y el Metrotren como estructurador del nuevo organismo gijonés decidieron en 2002 crear una sociedad que venía a solventar todos los problemas ferroviarios por los que atravesaba la ciudad: Gijón al Norte. Esta sociedad, participada por el Ayuntamiento de Gijón, el Principado, Gobierno central, RENFE y Adif, venía a eliminar la barrera ferroviaria al soterrar las vías desde Moreda hasta El Humedal. Además, se unificaría el largo recorrido y los Cercanías, se incluiría en la misma estación de trenes a los autobuses y se conectaría todo con el Metrotren. Han pasado veinte años desde la fundación de Gijón al Norte.

Desde el año 2017, Fomento prevé desarrollar el plan de vías en siete años con una inversión de 403 millones. Sin embargo, todo el dinero invertido parece un daño irreparable que no ha proporcionado ninguna mejora ni a la ciudad ni a los propios vecinos. Todo lo contrario. El desmantelamiento a medias de la estación de Jovellanos, que todavía deja entrever las tripas de lo que fueron sus andenes, la construcción de una indigna estación temporal que ha cronificado su propósito, los constantes cambios de ubicación, la pérdida de la centralidad, intermodalidad y el soterramiento... Son los restos de un naufragio en el que los gijoneses no terminan de ver tierra firme y anhelan recuperar ese gran sueño para la ciudad.

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Murcia es otra de las urbe en las que se ha producido un retraso en la ejecución de los accesos a Murcia y del soterramiento de la Estación del Carmen. El hecho más destacable de todos ellos fue la necesidad de trasladar unos terrenos contaminados que se encontraban en la zona de la obra del soterramiento hasta un lugar adecuado para poder depositarlos con seguridad. Este 'imprevisto' se produjo a pesar de que la empresa constructora era consciente de la existencia de terrenos contaminados en el suelo, pero subestimaron su envergadura y cuando se encontraron con una cantidad superior a la prevista tuvieron que modificar el proyecto. Además, en el año 2020 surgió otro inconveniente que amenaza con causar más retrasos y pone en jaque el cumplimiento de los plazos. Se da la circunstancia de que bajo las vías antiguas transcurren canales de riego y acequias que transportan agua hasta la huerta murciana, por lo que no se pueden eliminar. El túnel se situará a unos ocho metros de profundidad, así que corta completamente las acequias y es preciso encontrar una solución al problema.

Estas tres urbes sirven de ejemplo para comprobar que, pese a tenerlo previamente todo analizado y ver la viablidad del proyecto, a la hora de la verdad no siempre se cumplen las expectativas previstas ya que en la realización de las obras hay muchos factores e inconvenientes que provocan algunos retrasos imprevisibles que nadie puede controlar.

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