Los flamencos han vuelto a la Albufera. Junto a las espectaculares imágenes que surgen de la contemplación de estas exóticas aves, surgen graves inconvenientes para los agricultores. La atracción que ejercen estos animales sobre los valencianos es muy grande tal y como se pudo comprobar ... el pasado mes de diciembre cuando miles de aves hicieron acto de presencia en el parque natural (se llegaron a contabilizar cerca de 30.000).
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El atractivo para los agricultores es mucho menor. Estos denuncian que los flamencos están destrozando sus campos recién sembrados obligándoles a replantar con el gasto que esta operación conlleva. Ya el año pasado muchos arroceros tuvieron que hacer frente a este problema y vieron como sus campos eran pateados por estas aves.
Para hacer frente a esta amenaza los agricultores están tirando de imaginación y han puesto en marcha varias iniciativas para proteger sus sembrados. Uno de los métodos más originales es la instalación de cocodrilos hinchables en los campos. En estos momentos se contabilizan tres o cuatro en el parque, Pero no es este el método más seguido por los arroceros que optan por otros sistemas para espantar a estas aves.
Una de las iniciativas más comunes es la instalación de luces y señalizaciones similares a las empleadas en las obras por la noche para espantar a las aves. Varios campos en la Albufera las han colocado con una suerte desigual. Es el caso de Isidro Navarro en el Racó de l'Olla que pese a tener instalada la iluminación su arrozal sufrió el ataque de estas aves y perdió gran parte de la cosecha.
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«Esto es una lotería», afirma Francisco Ortega, otro agricultor con campos en Sueca y Sollana y es delegado de AVA. «No sabes a qué campo le tocará pero lo que sí está claro es que si han ido una vez suelen volver y continúan los destrozos», ha señalado este agricultor que también tiene instalado un sistema de luces en sus explotaciones para espantar a estas aves. Hasta ahora ha tenido suerte y no ha sufrido ningún destrozo.
Otro de los sistemas que se emplea para controlar a las aves es el de la instalación de cañones de ruido. Cada cierto tiempo estos disparan y suena un trueno que espanta a los flamencos. El mecanismo es sencillo. Se trata de un cañón con una bombona de butano y un temporizador que cada cierto tiempo provoca un gran estruendo. Hasta el momento le ha servido para mantener alejados a los flamencos.
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Además, los arroceros utilizan para protegerse cds que brillan o elementos que puede mover el viento. Cualquier sistema vale para que estas aves no terminen comiéndose la cosecha.
Por lo que respecta al cocodrilo Ortega señala que no confía mucho en él, «pero la situación es tal que vale cualquier solución que se le ocurra a la gente». «Es que si te toca tienes que hacer un doble gasto. No pedimos más que la administración se haga cargo de los destrozos, que se haga una tasación y se abonen los daños».
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En este sentido, desde AVA han hecho esta reclamación a la administración y ha solicitado que establezca una partida presupuestaria destinada a compensar los perjuicios económicos que provocan los flamencos y otras aves en el cultivo del arroz. Fuentes de la asociación advierten de que «tenemos una fauna muy bonita, pero se ha convertido en una plaga, y no es justo que beneficiándose toda la sociedad tengamos que soportarla unos pocos, los agricultores. Si de verdad queremos una Albufera viva, con flamencos y arrozales, la administración debe proporcionar unas compensaciones dignas».
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