«No vamos a dimitir; si hubiéramos prevaricado o cometido un delito, sí»

El escándalo por la vacunación de tres alcaldes socialistas que no pertenecen a grupos prioritarios no deja de crecer. Ayer fueron muchos los reproches que recibieron por esa actuación, incluso les llegaron a pedir que dejasen el cargo. Pero ni Carolina Vives, munícipe de Els Poblets, ni su marido, Ximo Coll, primer edil de El Verger, piensan hacerlo. «No vamos a dimitir, si hubiéramos prevaricado o cometido un delito, entonces», recalcó ayer ella.

Vives, molesta por la repercusión que ha tenido la noticia, insistió en que no habían hecho nada mal y que los vecinos «saben quiénes son Ximo y Carolina». También Coll dijo que piensa seguir al frente del Gobierno local, que se trataba de «un hecho ajeno a mí». Por la noche ambos emitieron un comunicado en el que pidieron disculpas y reiteraron que «en ningún momento actuamos de mala fe» y que creían seguir el protocolo de Sanidad.

El PP y Compromís de El Verger solicitaron un pleno extraordinario para pedir la dimisión del alcalde. Sus portavoces, Adela Moncho y Basili Salort, tenían bastante claro que es difícil conseguir su objetivo. Sin embargo, indicaron que será una forma de lograr que el resto del PSPV local se pronuncie y deje de «ser cómplice» de Coll. También el PP de Els Poblets reclamó la dimisión de Carolina Vives por «su actitud irresponsable, bochornosa y poco solidaria».

El alcalde de Rafelbunyol, Fran López, también pidió disculpas. Le propusieron administrarle una dosis durante la primera jornada de vacunación en la residencia y aceptó. Pero ahora, con perspectiva, cree que no fue la mejor decisión.

El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, se pronunció sobre esta polémica. En su opinión, lo ocurrido es «una actuación absolutamente minoritaria e irregular». Y añadió que «se tomarán las decisiones oportunas» cuando concluya la investigación puesta en marcha desde la Conselleria de Sanidad.

Por su parte, la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, no reclamó la renuncia de los munícipes pero sí afeó esa conducta. Según señaló, el plan de vacunación es claro, empieza por las personas de más riesgo y «nadie se puede saltar la cola», ya que «aquí no sobran (dosis), aquí faltan». Por ello, «se va a llegar hasta las últimas consecuencias». Además anunció que la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas abrirá una investigación sobre la presencia del alcalde de Rafelbunyol en la residencia, puesto que «la normativa dice que no puede entrar nadie que no sea trabajador o proveedor».

Fuentes de la Conselleria de Sanidad afirmaron ayer que «no vamos a culpabilizar a nadie» después de que Ximo Coll dijera el jueves que él se vacunó porque le llamó la responsable del centro de salud de su municipio. Además insistieron en que no se van a pronunciar mientras haya un expediente abierto. Han requerido información a los departamentos de salud de Dénia y Torrevieja para que le notificaran a quién se ha vacunado y por qué, ya que son concesiones y Sanidad no tiene acceso directo a su sistema para ver esos datos.

Desde la concesionaria de Dénia, Marina Salud, apuntaron que están haciendo un «seguimiento escrupuloso de las directrices marcadas por la conselleria». Pero también defendió que se aprovechen todas las vacunas. «Al final de cada acto de vacunación, las dosis precargadas que no han sido utilizadas deben ser aprovechadas; de esta manera se evita el desperdicio de ninguna de ellas», y eso se deja «a criterio de los profesionales sanitarios».

El portavoz de Sanidad del Grupo Popular en Les Corts, José Juan Zaplana, exigió al presidente de la Generalitat «contundencia y explicaciones». Mientras que desde el PSPV se instó a los tres alcaldes a que pidieran perdón. Y, desde Ciudadanos, Fernando Llopis expresó su rechazo a esta muestra de «abuso de poder».

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