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Francisco Gan Pampols, el nuevo hombre fuerte en el Consell de la reconstrucción. José Ramón Ladra
Teniente general y nuevo vicepresidente

Francisco Gan Pampols: «Si veo que hay un decidido empeño en que la reconstrucción no avance, me iré»

El nuevo vicepresidente aclara que comunicar su decisión «a la Casa Real es una cuestión de deferencia. Su Majestad me conoce personalmente»

Domingo, 24 de noviembre 2024, 00:25

Francisco Gan Pampols (Figueres, 1958) es el hombre que tiene la «misión» de reconstruir Valencia. El primer militar que formará parte del Consell. Será, sin duda, el líder de esta legislatura corta, que arranca tras la fatídica DANA. El teniente general impone una máxima ... durante esta entrevista: no hablar del pasado. Únicamente mira al futuro. Es su determinación y no parece atenazado por el enorme reto. Más bien, todo lo contrario. El objetivo activa su motivación.

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–En 48 horas se incorpora a la Generalitat. ¿Cuáles son sus sensaciones?

–De orgullo y de emoción, evidentemente.

–Nos ha sorprendido la elección de un militar como vicepresidente; la primera vez que ocurre en la Generalitat. Esto demuestra la excepcionalidad del momento.

-Bueno, es una opción. De todas maneras, convendría pensar que un militar, en retiro y apartado de la vida administrativa como es mi caso, es una persona exactamente igual que las demás. Y ahora lo que se pretende es aplicar capacidades. Las mías hay que entenderlas como lo que es un itinerario de vida, como podrían ser las de un médico, un abogado o las de cualquier persona que tenga unas condiciones que le permitan ejercer una labor.

–¿Le molesta que que se hable de esa condición como algo negativo? Entiéndanos, por el simple hecho de ser un militar, hay mucha gente que no lo acepta y no valora su capacidad y experiencia en este tipo de misiones.

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–A mí lo que me molesta no es lo que vean en mí, sino que juzguen sin conocer, que sean apriorísticos, que haya un sesgo de base y que no tenga fundamento. No me conocen como persona ni la mayoría sabe exactamente lo que hacen las Fuerzas Armadas. Bueno, pues son clichés. Creo que hay que prescindir de eso porque luego cuando se ven los parámetros de opinión pública, las Fuerzas Armadas, junto con las Fuerzas y Cuerpos del Seguridad del Estado, están extraordinariamente bien valoradas.

–¿Se toma esto como una misión militar?

-Sí, sí, claro. Es una misión que va guiada por un propósito, que tiene una finalidad concreta y que habrá que descomponer en una serie de hitos. Mi forma de entenderlo y de acometerlo es como una misión.

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«Quiero pedir la colaboración de personas que no están en el PP, pero de acreditada experiencia»

–¿Usted conocía previamente a Mazón?

-No, no lo conocía personalmente.

–¿Y quién les pone en contacto?, ¿cómo surge ese vínculo?

–Lo desconozco. La primera comunicación que tengo es con una persona de su gabinete. Me pide venir a verme para explicarme lo que me quieren ofrecer y, a continuación, me plantea que vaya a ver al presidente, reunión que se produce la semana pasada. Entonces, tengo una conversación, expongo cuáles son mis puntos de vista y una serie de elementos que necesito que se entiendan. Y resuelto esto, pues acepto.

–Una duda que teníamos en la redacción. ¿Un teniente general debe comunicar su decisión a la Casa Real?

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–Es un teniente general en retiro, que es mi caso. Ahora mismo no tengo ningún tipo de autoridad ni ningún tipo de ascendencia en la parte militar desde el punto de vista profesional. Pero personal sí porque me conocen. Me aprecian. El hecho de comunicárselo a la Casa Real es siempre una cuestión de deferencia. Primero porque su Majestad me conoce personalmente y me descubrió en mi pase a la situación de reserva. Y porque es cierto que todos los militares tenemos una vinculación especial con él.

–¿Cuánto tiempo se pensó el dar el sí? ¿Y qué condiciones le puso al presidente de la Generalitat en esa conversación para aceptar usted el cargo?

–En realidad, cuando aceptó las condiciones que yo le puse, dije que sí. Mi periodo de reflexión había sido con carácter previo. En primer lugar, pedí que sacara el concepto de reconstrucción del debate político. Mejor dicho, para ser exactos, del debate partidista. Porque yo entiendo que la política impera y hay que atenderla. Pero una vez tomada la decisión, hay que alcanzar el consenso lo más amplio posible para que no exista ninguna interferencia de carácter partidista, que no se vaya cuestionando lo que se hace, porque no avanzaríamos. Nos quedaríamos estancados en intenciones y no en hechos. Lo que espera la población es hacer cosas; bien hechas y lo antes posible. La segunda condición fue que me dejara formar mi gabinete, sin imposiciones. En este sentido, poder contar con una persona de mi absoluta confianza desde hace ya muchos años de capacidad acreditada. Y luego que nos dejara aplicar el modelo de colaboración, la generación y cohesión de equipos. No pedí nada más aparte del consenso básico, la libertad y la necesidad de una unidad de esfuerzo.

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«Compareceré en Les Corts para pedir altura de miras y generosidad. El centro de gravedad deben de ser las personas»

Hay quien opina que precisamente por su perfil y el manual que ha escrito sobre liderazgo ('El arte de mandar bien') usted terminará ejerciendo casi una presidencia de facto.

–Para nada. Miren, creo que conviene distinguir muy bien el gobierno en el sentido político. Se trata de una estructura que atiende a un programa, al día a día de la comunidad. Pero esto -se refiere a la reconstrucción- es otra cosa distinta y que no debiera de distraer esa ejecución del gobierno ordinario. Aquí hay que conseguir esa unidad de esfuerzo sobre la reconstrucción. Son dos áreas completamente distintas. Yo no voy a entrar en debates de fondo de partido ni en política de partido. Yo no tengo una expresión política, no soy partidista, no tomo partido. Tengo mis ideas, que no expreso ni comparto, y carezco de ambición política. En cuanto haya terminado mi trabajo, que es arrancar esto y dejarlo en condiciones de funcionamiento, me voy a mi casa.

–Ese discurso que usted hace es el que asumirían la mayoría de los afectados por la DANA. Pero desgraciadamente lo que estamos viendo en el terreno político no es unidad ni búsqueda de soluciones, sólo de culpables que conduce a la desunión.

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–Cuando uno tiene que acometer una tarea como esta, lo primero que hace es fijar un centro de gravedad. El centro de gravedad son las personas afectadas. No son ni las ideas políticas, ni el futuro político, ni las ambiciones políticas. Esto es lo que expresaré en una comparecencia voluntaria ante Les Corts donde pediré altura de miras y generosidad. No estoy en absoluto para justificar ningún tipo de partido político. Me aparto completamente de eso. Y de hecho es mi intención solicitar la colaboración de personas que no están en el partido del gobierno, pero que tienen una acreditada experiencia en algunos de estos asuntos.

–Permítanos una pregunta en un tono coloquial. ¿Usted es consciente de dónde se mete con todo este barullo político?

–Sí, soy consciente. A lo largo de mi vida he vivido situaciones complejas. Y esta será una más, desde luego, muy amplia. Pero creo que poco a poco seré capaz de hacerme a esa situación y así lograr la debida calma y ese punto de generosidad y esfuerzo por parte de todos.

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–¿Cuál es el primer paso que tiene en mente para iniciar esa reconstrucción?

–Pues el primer paso es el equipo. Luego contar con una muy buena información, extensa y de calidad, que me permita evaluar qué es lo que hay que reconstruir, qué es lo que hay que construir de nuevo y qué cosas acometer. Se trata de ver qué es imprescindible. También será ver a las personas afectadas, en concreto, a sus representantes locales. Ellos son los que me tienen que transmitir de primera mano sus necesidades. Quiero que me conozcan, que sepan que voy a ir por ellos. Y otro extremo que es muy importante atender y entender es que, desde el mismo principio, hay que realizar un plan de prevención, protección y respuesta que minimice lo que ocurrirá en el futuro, en algún momento, que será una repetición de un fenómeno catastrófico como esto.

«Intento transmitir honestidad. Cuanta más transparencia y claridad, mejor»

–Cuando comentaba la idea de hablar con alcaldes, ¿baraja una reunión con todos ellos?

–Con todos a la vez, no. Eso sería hacerles perder su tiempo y el mío. Es ir a verlos uno a uno, de mayor a menor afectación. Haremos una agenda.

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–Su plan parece muy ambicioso ¿Entran medidas para, por ejemplo, sacar construcciones de zonas inundables y también una serie de ayudas dirigidas a la gente afectada. ¿Es tan amplia su capacidad o el poder que se le ha otorgado?

–Estamos hablando de tres niveles de administración distintos. El plan afectará a la Administración General del Estado, que lo tendrá que resolver ella, porque habrá que hacerlo de forma concurrente ellos con nosotros, otro a la comunidad autónoma y otro a las a las corporaciones locales y supralocales. Me piden algo que todavía no les puedo contestar.

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«A Mazón no lo conocía de antes. Cuando aceptó mis condiciones, le di el sí»

–¿Y cuándo puede tener ese primer plan con toda la información que reciba?

–No, no le puedo contestar a eso porque todavía no sé cuál es el grado de afectación. No se preocupen que mi política informativa será absolutamente transparente. Habrá ruedas de prensa en las que se informará semanalmente de la situación. No se preocupen, aunque sea para decirles miren, todavía no hemos avanzado. No tengo ningún interés en proporcionar zonas opacas y distraer. Cuando tenga algo que decir, lo sabrán.

–Sin ser político, usted tiene el perfil de ser el mejor político. Entiéndanos. Resulta raro, muy difícil que alguien tenga ese compromiso de transparencia.

–Bueno, yo intento transmitir honestidad.

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«Los voluntarios me inspiran un orgullo de español, de compatriota»

–¿Le preocupa que este enfrentamiento que hay entre el Gobierno y la Generalitat pueda lastrar su plan de reconstrucción?

–Espero la responsabilidad de todos, porque una cosa es la comunicación pública y otra es la opinión pública. La opinión pública es un juez inexorable de lo que ocurre. Y cuanta más transparencia y más claridad, mejor.

–Mucha gente se ha sentido abandonada. Existe la opinión, entre los afectados, de que el Ejército llegó tarde. Y en las Fuerzas Armadas se traslada que estaban esperando órdenes. ¿Cómo es esto posible?

–Permítanme que solo responda preguntas de ahora en adelante. Pregúntenme de lo que voy a hacer yo y no de lo que se ha hecho.

–Los planes pueden ser muy ambiciosos, pero el dinero termina condicionando todo. ¿Cuenta usted con el compromiso de un presupuesto ilimitado?

–No creo que haya fondos ilimitados porque quien se comprometiera a eso creo que faltaría a la verdad. En ese planeamiento de reconstrucción veremos qué hay que hacer. La propuesta es volver a las condiciones iniciales lo antes posible, de tal manera que la labor productiva se pueda empezar a desarrollar en las mejores condiciones y fijar los puntos de mejora que se pueden hacer progresivamente. Hay un corto, un medio y un largo plazo. Y mi tarea es que lo del corto esté resuelto lo antes posible. Esto son personas, autónomos, empresas, infraestructuras, protección… Un montón de áreas, pero donde falta definir el detalle. Respecto al presupuesto, lo que entiendo es que no habrá cicatería. Todo el mundo es consciente de que aquí va a hacer falta una inversión, que implicará a todos los niveles de la administración, desde las localidades a las diputaciones provinciales, las comunidades autónomas, el Estado y la Unión Europea, que también tiene un fondo para este tipo de emergencias.

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–Y si de aquí a seis u ocho meses, hace un balance de la situación y ve que las cosas no avanzan como como se había planeado, como era su deseo. ¿Usted dejaría en ese momento esta responsabilidad?

–No si el motivo es que no han avanzado a la velocidad que debieran. Pero si es que no avanzan porque hay un decidido empeño en que no lo hagan... Entonces, sí.

«Habrá que priorizar entre un modelo conservacionista y el de la supervivencia del ciudadano»

–Usted tiene mucha experiencia en misiones del Ejército. ¿Compara la de Valencia con alguna localización que haya visto a lo largo de su carrera?

–Yo he visto una inundación catastrófica, pero estuvo localizada. Fue el desastre del camping de Biescas, que murió mucha gente en muy poco espacio. Fue el producto del aluvión de un barranco. Luego he visto Afganistán, Kosovo… Presencié desastres, destrucción. Pero esto tiene un grado de afectación enorme en una superficie relativamente limitada, muy densamente poblada.

A un militar como usted, ¿qué le inspira el movimiento de voluntarios que se ha visto, de gente trabajando, apoyando...

–Orgullo de español y orgullo de compatriota.

–Esto demuestra que cuando la gente quiere y está unida, se pueden conseguir resultados.

–Siempre, siempre, pero tiene que haber un propósito.

–¿Cree que el propósito y la voluntad del ciudadano de calle ha superado en muchas ocasiones a la voluntad política para solucionar este tipo de casos?

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–Es una pregunta que no puedo responder porque todavía no conozco esa voluntad política. La ciudadana sí. Cuando lo vea de primera mano, ya lo diré. Ahora no.

–Comentaba antes que en su equipo cabe gente de todos los partidos y de todas las condiciones. No sé si me puede adelantar algún futuro colaborador.

–No, no, no les puedo adelantar. Pero si cuando hable con ellos y si acceden, entonces se lo comunicaré, no se preocupen.

–Pero, ¿son gente que pertenece a otros partidos diferentes al PP?

–No aceleren, no aceleren, que les conozco. Tengo en mente personas que tienen distinta adscripción política y que acumulan gran experiencia. Si finalmente acceden, estaré encantado de tenerlos como colaboradores. Pero siempre desde mi lado, el de la reconstrucción.

–En este plan de reconstrucción y, sobre todo de prevención, se ha hablado por parte de algunos expertos de la necesidad de que los barrancos estén limpios. ¿Esto también formará parte de su proyecto?

–No sé si la limpieza como tal, pero sí el tratamiento. No sé hasta qué punto. Esto lo tienen que estudiar. En primer lugar, especialistas que serán fundamentalmente ingenieros de caminos e hidrólogos. Luego habrá que aplicar el concepto de impacto medioambiental y seleccionar personas que vengan del mundo de la ecología y de la biodiversidad para explicar qué se puede mantener y qué no. Pero es muy importante priorizar claramente entre un modelo conservacionista, que no es malo, y uno de supervivencia del ciudadano. Habrá que establecer prioridades.

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–En este sentido, ¿cree que las directrices de determinado ecologismo han podido costar vidas?

–Y dale... Pregúntenme de ahora en adelante.

–¿El Ejército va a ser un elemento clave en la reconstrucción de la provincia de Valencia?

–No debería. El Ejército está para resolver la emergencia en la que todavía estamos. Tendrá que desescalar y hacer una transferencia de todas aquellas obras y servicios que han hecho. Mantendrá una presencia porque hay determinadas infraestructuras propias que solo sabe mantenerlas él. Pero se irá viendo cuando el grado de alerta se reduzca y se vaya progresivamente retornando a la normalidad.

–¿Usted va a tener voz y voto en el nuevo modelo de emergencias que se tiene que implantar por parte de la Generalitat?

–No, yo me he comprometido a hacer un plan de prevención, protección y respuesta. Eso abarcará todo. Cuando se apruebe ese plan se lo pasaré al conseller correspondiente.

–Pero usted sí que puede asesorar, ¿no?

–En ese sentido, por supuesto. Los gobiernos se fundamentan normalmente en el principio de cooperación.

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