Un momento de la representación de 'Rusalka' en el Palau de les Arts. LP

Más allá del cuento

CRÍTICA ·

Musicalmente, lo más destacable es la magistral interpretación del maestro Meister

Viernes, 2 de febrero 2024, 13:52

Dvorák aprendió de Wagner que los mitos podían ser un medio para plantear los dramas y dilemas de los seres humanos. 'Rusalka' está lejos de ser un equivalente operístico de 'La Sirenita' y es una ópera que va más allá del cuento; compositor y libretista ... crearon una obra que gira alrededor de la ilusión y la decepción. Por ello, una se presta a propuestas escénicas que huyan de la estética de fantástica; ya lo demostró Carsen en su propuesta de hace más de veinte años. Ahora uno de los más grandes directores de escena de nuestro tiempo, Christof Loy, presenta su lectura en Valencia. Sitúa la acción en hall de entrada de un teatro y el elemento irreal permanece solo en unas rocas que parecen colonizar el espacio en el primer y tercer acto, o como referencia en las estatuas decorativas en la pared. La ondina es una joven bailarina lesionada que anhela el amor de su príncipe, quien en vez de acudir al lago a buscar a su ninfa, acude al teatro. A partir de ahí, Loy deconstruye el personaje de Rusalka y su frustración al no saber desenvolverse en un mundo ajeno. La impotencia que le produce el no poder dar el calor sensual que se le pide, parece plasmarse en esa especie de desesperado y perturbador beso que lanza a su propio padre. Estéticamente el lenguaje es exquisito e incluyo en ello la especie de orgía del acto segundo; asimismo, Loy exige el mejor de los trabajos actorales a los intérpretes consiguiendo meter a la audiencia en su universo.

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RUSALKA

  • ÓPERA. Dvorák. O. Golovneva, A. Smith, M. Kuzmin-Karavaev, E. Shkoza, S. Campbell-Wallace, D. Gallegos, M. Esteve, L. Orueta, C. Toledo, L. Fleur, L. Abramova. Cor de la Generalitat. Orquesta de la Comunitat. C. Meister, director. C. Loy, director de escena. Palau de les Arts, 30 de enero de 2024

Musicalmente, lo más destacable fue la magistral interpretación que logró Cornelius Meister. El joven director alemán demostró madurez, talento y dominio a la hora de conducir la obra. Consiguió plasmar la atmósfera de cada una de las escenas y mantener la tensión y continuidad dramática gracias a una inteligente conducción de las dinámicas. Además, logró toda una paleta de colores en la orquesta que, especialmente la cuerda, sonó con una envolvente calidez aparte del habitual brillo.

La producción se estrenó en Madrid en 2020 y tuvo a Asmik Grigorian como protagonista. En Valencia la protagonista es Olesya Golovneva quien encabezó el segundo reparto madrileño. La soprano conoce la producción al dedillo y parece encarnar a la perfección la visión que del rol persigue Loy. Además, cantó con inteligencia, gusto y dramatismo buscando en cada momento llegar a lo más profundo del papel. Desde ese punto de vista, merece el mejor de los reconocimientos como artista. Ahora bien, la voz no acompaña mucho pues, si bien tiene cualidades adecuadas para el papel, no cuenta con un instrumento de especial belleza tímbrica y en ocasiones la voz resulta dura o tirante. El joven tenor Adam Smith encarnó al Príncipe con un canto poco depurado técnicamente con sonidos abiertos y agudos estridentes, especialmente en su primera escena. Los mejores resultados los ofreció en el dúo final donde sí mostró un atractivo metal heroico. Maxim Kuzmin-Karavaev fue un Vodnik muy lírico sin el peso vocal que tal vez cabría esperar. La voz, sin duda, es de una gran belleza, pero su interpretación fue más bien inexpresiva. Enkelejda Shkoza fue una bruja (aquí taquillera del teatro) histriónica para lo que su voz de vibrato desbocado pudo servir durante buena parte de su interpretación. Sin embargo, en el acto tercero fue incapaz de mantener un legato mínimamente sólido para defender su aria. Así pues, no es este uno de los mejores repartos que se han visto en Les Arts… como excepción, cabría señalar a Sinéad Campbell-Wallace, exquisita vocalmente como Princesa extranjera, y a algunos coprimarios, especialmente Daniel Gallegos quien deleitó con la belleza del timbre como Cazador.

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