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Francisco Brines, en su casa de Oliva. JESÚS SIGNES
Francisco Brines, el Cervantes valenciano

Francisco Brines, el Cervantes valenciano

El máximo galardón de las letras hispanas corona la poesía del autor de Oliva | El puntal de la generación del 50 es el primer valenciano en lograr el Cervantes

m. lorenci/c. velasco

Lunes, 16 de noviembre 2020

El poeta valenciano Francisco Brines (Oliva, 1932) ganó ayer el premio Cervantes 2020, que falló su 45 edición. Premiándole, el Cervantes reconoce de nuevo a la prodigiosa generación poética de los 50 y la defensa de Brines de la poesía como «ejercicio de tolerancia». José Manuel Caballero Bonald era el único miembro de aquel grupo que tenía el premio mayor de las letra hispanas que no lo lograron ni Claudio Rodríguez, ni Ángel González, ni José Agustín Goytisolo, ni Jaime Gil de Biedma o José Ángel Valente.

Brines es el primer valenciano en lograr el preciado galardón. Es uno de los grandes autores del idioma castellano. Los maestros del autor de 'Las brasas' fueron Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez y Luis Cernuda. Brines se inserta en la gran nómina de escritores de la Comunitat que se expresan y crean en español. Como Blasco Ibáñez, Azorín, Miguel Hernández, Gabriel Miró, Juan Gil-Albert y Rafael Chirbes, pero sólo el poeta de Oliva se ha coronado con el Cervantes.

El ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes, leyó el acta del jurado y señaló a Brines como un poeta «entre lo carnal, lo puramente humano y lo espiritual y lo metafísico». Subrayó la «aspiración de belleza e inmortalidad» de Brines, que toma el relevo del catalán Joan Margarit, ganador del premio en 2019, y de la uruguaya Ida Vitale, Cervantes en 2018. No se cumplió así la regla no escrita por la que casi siempre se alterna el galardón entre Latinoamérica y España. Una costumbre que tampoco se mantuvo con Ida Vitale, que sucedió al nicaragüense Sergio Ramírez.

Con 88 años y con la salud quebrada, el poeta refugiado en su Oliva natal supo del premio por la llamada de Uribes que se refirió a él como «el poeta intimista de la generación del 50 que más ha ahondado en la experiencia del ser humano». «Frente a la memoria, el paso del tiempo y la exaltación vital, Brines es uno de los maestros de la poesía española actual, y su magisterio es reconocido por todas las generaciones que le suceden», apostilló el ministro. El poeta Antonio Colinas considera a su amigo Brines un «referente». «Tiene voz propia, es el poeta de la luz y la claridad a lo largo de todas su obra, que reme a un mundo de espíritu mediterráneo, en la línea de los «orígenes de la poesía», dijo Colinas.

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Premiado por mayoría, Brines se impuso a la candidatura de la también poeta española María Victoria Atencia a las de narradores como Enrique Vila-Matas, Javier Marías o Luis Goytisolo. En las quinielas también figuraron los españoles Fernando Savater, Álvaro Pombo, Félix de Azúa y Luis Landero, los chilenos Óscar Hahn y Antonio Skármeta y la mexicana Ángeles Mastretta.

Brines es el número 46 del palmarés del Cervantes, al haberse desdoblado el premio en 1979 entre el español Gerardo Diego y el argentino Jorge Luis Borges. En sus 45 años de historia el premio mayor de letras hispanas ha distinguido a 24 españoles y 22 autores hispanoamericanos. Solo ha reconocido a cinco mujeres: las españolas María Zambrano (1988) y Ana María Matute (2010), la cubana Dulce María Loynaz (1992), la mexicana Elena Poniatowska (2013) y la uruguaya Ida Vitale (2018).

El paso del tiempo, la decadencia vital, la degradada condición del ser humano y sus limitaciones son temas recurrentes de la melancólica poesía de Brines que oscila entre la glosa de su tierra natal y de la belleza. Calificado como «un gran poeta metafísico» es uno de los grades poesía española reciente.

Tras estudiar en los Jesuitas de Valencia, pasó por las universidades de Valencia, Deusto y Salamanca. Licenciado en Derecho, Filosofía y Letras e Historia, Brines fue lector de Literatura Española en Cambridge y profesor de español en Oxford. Compaginó su aventura poética con su labor como profesor universitario y es doctor 'honoris causa' por Politécnica de Valencia. Miembro de la RAE desde abril de 2001, ocupa para el sillón 'X'. Tomó posesión el 21 de mayo de 2006 con el discurso 'Unidad y cercanía personal en la poesía de Luis Cernuda', su faro poético.

Ingresaba en la docta casa de la mano del autor de 'La realidad y el deseo' responsable, según Brines, «de los poemas más musculados y más duramente acerados de nuestra poesía». Una poesía que Brines reivindica como «escuela de tolerancia». «Al sentir al otro de este modo aprendemos también a comprender y tolerar al que nosotros somos, y sólo si nos conocemos desde la piedad habremos aprendido a ejercitarla con los demás. No deja de ser una lección práctica de ética», resumió Brines.

Sus primeras emociones poéticas -Bécquer, Rubén Darío, Juan Ramón Jiménez o Antonio Machado- dieron paso a coetáneos como Claudio Rodríguez y a clásicos como Rimbaud, Rilke, Eliot o Kavafis, antes de llegar Cernuda su «segunda gran conmoción lectora».

Ganador del Premio Adonais por 'Las brasas' (1959), su obra ha sido reconocida con numerosos galardones, como el Premio de la Crítica por 'Palabras en la oscuridad' (1967), el Nacional de Poesía por 'El otoño de las rosas' (1987), uno de sus libros más conocidos y populares, integrado por sesenta poemas escritos a lo largo de diez años, el Fastenrath de la RAE por 'La última costa' (1998), el Nacional de las Letras Españolas (1999) por toda su obra, como el Federico García Lorca (2007), y el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2010). En 2016 apareció 'Jardín nublado', selección de sus mejores poemas junto a otros inéditos, en 2017 publicó 'Entre dos nadas' y en 2018 'Antología poética', que cubre toda su trayectoria hasta 'La última costa'.

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