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Se llama 'pseudomonas stutzeri'. Es una bacteria y se ha sumado al equipo de técnicos y especialistas en arte y restauración que este año tienen previsto emprender la recuperación de los frescos que Palomino pintó en la bóveda de la iglesia de los Santos Juanes de Valencia. Es el primer dato que se conoce de cómo se llevará a cabo el proyecto impulsado por la Fundación Hortensia Herrero para devolver su esplendor al templo de la plaza del Mercado.
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La compañera de los especialistas es muy pequeña, sólo visible al microscopio, pero su condición de microorganismo no la aparta, sino todo lo contrario, de encerrar un gran potencial para luchar contra los daños causados por el tiempo y otros condicionantes en las valiosas pinturas de la bóveda de los Santos Juanes. Tiene poder para actuar contra los patógenos que perjudican a la obra de arte.
La directora del proyecto es Pilar Roig, catedrática de Restauración de la Universitat Politècnica de València (UPV). Ella, junto con Pilar Bosch, también restauradora de la UPV, confirmaron a LAS PROVINCIAS la incorporación de la bacteria al equipo en lo que definieron como una apuesta por la «biolimpieza», algo que ya se utilizó en la primera actuación en los Santos Juanes, y también en San Nicolás.
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Es el único detalle que hasta el momento se ha dado a conocer sobre cómo actuarán los especialistas. La profesora Roig no deja de insistir en que todavía se encuentran en fase de «estudios preliminares» con la finalidad de emprender una intervención anunciada para el último trimestre de este año y que, como siempre destaca, requiere estudiar todo con minuciosidad.
Como publicó LAS PROVINCIAS en febrero del año pasado, el equipo capitaneado por la catedrática Roig para subirse a los andamios que acerquen a las pinturas de Palomino, cuenta con los profesionales más variados. No cabe duda de que es una intervención multidisciplinar que incluye a químicos, ingenieros de telecomunicaciones, geólogos y físicos como personal de apoyo para recuperar el templo. Y por si no fuera suficiente, ahora se sabe que también se incorpora una bacteria al equipo.
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La función de 'pseudomonas stutzeri' es eliminar sustancias orgánicas que dañan o ya lo han hecho las pinturas. Para ello «hay que educar a la bacteria», exponen las especialistas consultadas. Esto supone que la bacteria existe en la naturaleza. Los expertos la aíslan «en el laboratorio y tras un proceso de búsqueda y selección» dan con la adecuada para actuar contra los causantes de los daños que quieren erradicar ocasionados por otros microorganismos.
En el caso de los Santos Juanes, como exponen las especialistas, ya se sabe qué bacteria es la adecuada, incluso conocen la forma en la que se tendrá que aplicar. Explica Pilar Bosch que la solución para contar con el microorganismo se tiene que realizar en líquido a fin de facilitar la aplicación y, además, porque es la manera más rápida de que actúe sobre los frescos. No obstante, la experta advierte de que «cuando ya se obtienen las cantidades necesarias, luego hay que reducir el líquido para que cuando la solución se aplique, no dañe la obra de arte». Es necesario reducir la presencia de agua, de ahí que se opte por la presentación del producto en «un gel» para la aplicación sobre las pinturas.
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Las dos especialistas insisten en destacar el gran avance que supone poder contar con una bacteria para una intervención artística como la que se realizará en los Santos Juanes. «La biolimpieza se presenta como una interesante medida tecnológica porque resulta inocua tanto para la obra de arte sobre la que se va a actuar, como para los profesionales que tienen que aplicarla».
Su próximo objetivo a recuperar será la Iglesia de los Santos Juanes de Valencia. La empresaria y mecenas valenciana quiere devolver el esplendor no sólo al edificio sino a los impresionantes frescos realizados por Antonio Palomino. La entidad que lleva su nombre invertirá seis millones de euros en la rehabilitación de todo el espacio, cuyas obras arrancarán en el último trimestre de 2020 y finalizarán cuatro años más tarde.
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El objetivo es devolver a la iglesia de los Santos Juanes su esplendor. El ambicioso proyecto que requiere alcanzar esa meta comporta muchos estudios. Como ya adelantó LAS PROVINCIAS, para recuperar la bóveda de Palomino se tendrán que retirar los paneles que en su día colocaron los Gudiol durante la restauración de los años 60. Además, será necesario un estudio iconográfico que permita descubrir las escenas reproducidas en puntos de la bóveda y también en otras localizaciones del templo.
Pilar Roig siempre ha recalcado que tienen que estudiar hasta el último detalle cómo se encuentra cada pieza, todas las estructuras y pinturas. «Iremos recorriendo la Iglesia» para determinar en qué estado está todo. Se impone saber si hay grietas, desconchados, roturas o cualquier otro desperfecto sobre el que actuar.
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Esa revisión exigirá alcanzar hasta la cubierta y también la fachada, puesto que la recuperación va a ser integral. El recorrido que apunta pasará por cada una de las capillas y las imágenes. Recalca la profesora Roig que hay que examinarlo cada elemento, «pintura, escultura y ornamentos». En definitiva, «todo el conjunto», asevera. Los trabajos se conciben como «sucesión de fases y etapas».
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