El Museo San Pío V de Valencia no consigue completar el despegue. Los asuntos pendientes en el Bellas Artes se enquistan y la que se considera segunda pinacoteca de España no sale del atasco que ya lleva varios años intentando dejar atrás. La falta de autonomía le ata las manos. La cafetería sigue cerrada. El anunciado regreso de la librería no llega. Y la convocatoria para cubrir plazas de restaurador –sólo hay uno– todavía no ha dado sus frutos. Un año más, 2021, se va dejando asignaturas pendientes.
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Encontrar un modelo de gestión que dote de autonomía a la pinacoteca, de titularidad estatal y gestionada por la Generalitat a través de la dirección general de Patrimonio, es uno de los asuntos que se tienen que resolver y que lleva años reclamándose para que el museo, entre otras cosas, disponga de presupuesto propio y capacidad para gestionarlo. Y también se espera la realización del gran proyecto: el nuevo plan museográfico.
Algo más de veinte meses, desde marzo de 2020, lleva el San Pío V sin servicio de cafetería. Si bien es cierto que lo determinante para acercar visitantes a una pinacoteca es la colección pictórica de la misma, también lo es que un servicio de restaurante y cafetería suma atractivo al espacio.
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¿Cuándo se abrirá la cafetería? La dirección general de Patrimonio, departamento capitaneado por Carmen Amoraga, no tiene fecha. Nada nuevo. Lo mismo que el pasado abril. En aquella ocasión explicaron que la obra para poder abrir estaba «al final del proceso de adjudicación». Recientemente la dirección general de Patrimonio explicó que «las obras de la cafetería están en su última fase administrativa para que comiencen en breve, cerca de firmarse el acta de replanteo». Una vez, en «el final», y otra en «la última fase». La apertura no llega.
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Para levantar esta persiana, no sólo habrá que cumplir los plazos para la ejecución de las obras –puesta al día de los equipamientos y disposición de nuevos baños– también será necesaria la licitación de una nueva concesión del servicio, puesto que la relación con los concesionarios ya finalizó. Este camino sólo podrá emprenderse cuando las obras estén terminadas. Queda camino por andar.
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¿Y la librería? Este servicio, que también constituye un atractivo para los visitantes de los museos, desapareció en 2017, sólo dos años después de que se reabriera tras un cierre anterior. El museo lleva cuatro años sin ofrecer a sus visitantes la posibilidad de adquirir libros de arte o productos promocionales de la colección pictórica.
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En abril el departamento de Carmen Amoraga dio a conocer que estaban «valorando y analizando las opciones más adecuadas para el museo». Entonces no se incluía en la agenda la reapertura, como tampoco ahora. «El museo está en negociación con la Llibrería Llig para que se puedan vender publicaciones en el museo», es la última respuesta facilitada por la dirección general. Nada, pues está decidido. Y no se puede perder de vista que en febrero de 2019, cuando Margarita Vila estuvo al frente del museo de forma provisional, Amoraga ya señaló que se contemplaba la apertura de una tienda. De ello han pasado cerca de tres años.
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Y hay otro asunto atascado. Ni más ni menos que la dotación de restauradores para el San Pío V, donde sólo queda un especialista en esta materia. En enero se convocaron las plazas con la denominación de técnico superior y técnico de gestión de la administración cultural. La oferta causó el descontento de siete asociaciones que manifestaron que las plazas se han convocado «sin definición de los puestos a ocupar» y recordaron que ya en 2018 «una licenciatura en Geografía e Historia, sin ninguna formación en restauración» se aceptó para el puesto.
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Patrimonio insiste en que ese es el cuerpo que tiene la Generalitat y por el que se pueden convocar las puestos, «no se pueden convocar plazas de cuerpos administrativos que no existen. Y no existen porque la Ley de Función Pública reconoce las profesiones reguladas por la normativa estatal entre las que no se encuentran los restauradores».
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En todo momento Patrimonio ha defendido la convocatoria de plazas para cubrir puestos de restauradores en el Museo de Bellas Artes sin el título necesario. Según explicaron a LAS PROVINCIAS, se apoyan en que el procedimiento pasa en primer lugar por la convocatoria de las plazas y después llega la provisión de los puestos y es entonces cuando se exigen los requisitos para ocupar las plazas. Sea cual sea la razón, lo cierto es que el Bellas Artes carece de un equipo de conservadores, circunstancia que le obliga a acudir a Ivacor. Da la impresión de que el tiempo no pasa por el Bellas Artes.
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