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La paisajista valenciana Ana Sanz no podía elegir otra obra de Joaquín Sorolla que no fuera alguno de los múltiples retratos que el artista hizo de su jardín de la casa familiar que tenía en Madrid y que ahora es la sede del museo que el pintor valenciano tiene en la capital de España.
Así que esta arquitecta se decanta por 'Jardín de la Casa Sorolla', realizado entre 1918 y 1919 y que se conserva en la pinacoteca del artista en Madrid. «Es cierto que de la producción pictórica de Sorolla me encantan sus jardines, son varios los que seleccionaría, entre ellos el que muestra esa fuente en el centro y se rodea de flores», señala Ana Sanz. Los motivos por los que se detiene en estos cuadros tan característicos tienen que ver con lo que a ella le sugieren. «Son sitios para relajarte, para hacer un poco de introspección. Esa quietud que desbordan, el tratamiento de la luz... Me quedo con unos lienzos que son el reflejo de la tranquilidad», defiende.
En este sentido, cuanta que esta obra «te permite, incluso, escuchar el ruido del agua de esa fuente». «En este cuadro puedes incluso oír a la naturaleza», argumenta. Para ella, los cuadros de jardines de Sorolla son muy «estructurados». «Tienes la oportunidad de ver esos parterres, esas zonas portificadas con sombras, esas típicas plantas trepadoras», dice la paisajista.
En su análisis de la obra del genio valenciano destaca que es un pintor «que puedo enlazar con mi profesión». «He ido a varias de sus exposiciones y este tipo de obras son las que se acercan a mi trabajo», afirma.
ANA SANZ. Ana Sanz es arquitecta y paisajista. En la actualidad es responsable de la empresa iO Paisajismo, una firma que se dedica, desde Cocentaina, a la arquitectura de exteriores y diseño de jardines.
En su caso, tampoco puede obviar las pinturas que reflejan «las playas valencianas, las que muestran a los pescadores o a las mujeres cosiendo las redes o bordando en un jardín». «Esos cuadros reproducen nuestras costumbres y tradiciones», asevera.
En su recorrido por la producción del creador, del que este año se celebra el centenario de su fallecimiento, también señala la existencia de otros jardines, como los que pintó en Sevilla o Granada que, en sus palabras, «no dejan de ser oasis de paz». «Eso es lo que me transmiten sus obras cuando las veo», asegura.
Pero su elección conduce a una pieza que, según el Museo Sorolla de Madrid, «se trata de un óleo sobre lienzo pintado entre 1918 y 1919». «Forma parte de la colección del Museo Sorolla, al que pasó a través del legado fundacional. La pintura muestra uno de los jardines de la casa madrileña del pintor». «El mismo Sorolla trazó los planos preliminares del jardín. El primer jardín, que es el que se muestra en la pintura, fue proyectado bajo la influencia de elementos andaluces y se inspiró en los jardines del Alcázar de Sevilla. Esta parte fue la primera en realizarse a finales de 1911, cuando la familia Sorolla se mudó a Madrid», añaden. Además, narran como «entre 1915 y 1920 Sorolla pintó su jardín desde distintos puntos de vista«. «Esta versión fue una de las últimas. Presenta una parte central del jardín, que tiene la disposición típica de un jardín español: la fuente de mármol blanco en el centro, de la cual salen cuatro caminos. En el fondo se pueden ver plantas exuberantes que trepan por la fachada de la casa y rodean el banco hecho de azulejos. El tema principal es la exposición de la luz que crea un ambiente íntimo, cálido y animado», concluyen desde la institución cultural.
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Patricia Cabezuelo | Valencia
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