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Público sobre las tablas, en los camerinos, contemplando la magia de las tramoyas, descubriendo que existen las trampillas, junto a los palcos, en platea, levantando la mirada para descubrir los focos, comprobando la sonoridad de las salas. Viéndose reflejados en los mismos espejos ante los ... que se miran, peinan y maquillan los grandes actores para dar vida a los no menos grandes personajes que el teatro ha regalado, y regala, a la historia de la interpretación. Un descubrimiento, o tal vez un reencuentro, con la magia del arte dramático, con el misterio que cada vez que se levanta un telón se descubre al otro lado de la tela. Un sueño, que esta mañana se ha hecho realidad en Valencia para conmemorar el Día Mundial del Teatro.
Unas veinticinco personas acompañadas por la concejal de Acción Cultural, Maite Ibáñez, han recorrido las salas escénicas de la ciudad en una ruta en la que tal vez algún autor dramático pudiera encontrar la razón para un texto con el que quisiera reivindicar la presencia y la fuerza del arte de escribir para interpretar, y también el de interpretar lo escrito. Valencia cuenta con 21 salas escénicas, públicas, privadas y de aquellas en las que las primeras y las segundas conjugan la colaboración. A una parte de ellas se ha acercado un grupo de ciudadanos interesados en conocer las entrañas de las salas. Otro grupo lo hará esta tarde.
Son amantes de la interpretación que no han querido perderse la oportunidad que este año se ha estrenado y que, como ha apuntado Teresa Barceló, es «estupenda para dar a conocer el teatro, y con ello la cultura». A este aplauso a la cita se ha sumado el de Merche, una valenciana de 62 años que procura perderse lo mínimo que se pone en los escenarios valencianos, a quien la propuesta le ha resultado «interesante para dar a conocer el teatro».
Hombres y mujeres, si bien hay que decir que ellas eran aplastante mayoría, han ido visitando salas. Las del centro, primero en el que ha sido un paseo caminando. Luego, para conocer las más alejadas de este entorno, los participantes se han subido a un autobús para seguir el recorrido. Espacios centenarios, otros de nueva creación. Grandes y preciosistas salas, junto a otras más pequeñas y funcionales. Pero todas para dar calor al teatro y abrazar al público.
En el Teatro Olympia, donde cuenta la leyenda y alguno hasta afirma que es real, un fantasma recorre de vez en cuando los camerinos. Se dice que es el espectro de una monja de las que en su día habitó el convento que ocupó el vuelo del ahora centenario espacio. Allí el público ha satisfecho con curiosidad el espacio que preferían Concha Velasco o Arturo Fernández para acicalarse antes de salir a escena y tener muy cerca esas estampas a las que encomendarse antes de cada función.
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Y en uno y otro espacio que han ido recorriendo se han subido al escenario, como el que ahora está pisando Pepe Sacritán en cada función de 'Mujer de rojo sobre fondo gris'. Y en La Inestable han descubierto que también se baila flamenco y que la interpretación en una sala de pequeñas dimensiones lleva en sus genes la proximidad, el deseo de que actores y espectadores se sientan cerca para hacer realidad el milagro que es cada función.
Los participantes, que de alguna manera se han sentido privilegiados al sumergirse en esta realidad, durante el recorrido hablaban entre ellos. Experiencias y comentarios en torno a títulos y puestas en escena. Y algunos han conversado con LAS PROVINCIAS, dando a conocer que en Valencia el teatro necesita alguna mano. A Teresa Barceló le parece que «el Principal y el Rialto podrían hacer algo mejor», sin olvidarse de apuntar que los precios tal vez «son un poco altos» para que los jóvenes se acerquen más a las salas. Carolina Cancela, actriz uruguaya afincada en la Comunitat, ha apuntado que la gente «se queja de los precios» para añadir que también se debe tener en cuenta que «las obras están poco tiempo en cartel, lo que no da tiempo a que el público traslade sus opiniones sobre lo que ha visto para que otros puedan interesarse en acudir». También Paolo, un amante del teatro de 71 años, ha comentado que «los precios son un poco altos». Pero eso sí, lo ha dico después de apuntar que la propuesta de visitar teatros para conocer sus tripas le ha parecido muy interesante.
Han participado el TEM, Teatre El Musical; La Mutant, Carme Teatre, Espai Inestable, Sala Russafa, Teatre Flumen, La Rambleta, Sala l´Horta, Teatre Principal, Teatre Olympia, Sala Off, Sala Ultramar, Teatre La Estrella, Teatre Rialto, La Màquina, Teatre Talía, Teatro Círculo, Artea Espai, Rebombori espai de contes, Sala Matilde Salvador i Teatre Patraix. Una nómina que habla de larga tradición teatral con la mirada puesta en su proyección al futuro.
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