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'El remero', obra de Sorolla. FUNDACIÓN MARÍA CRISTINA MASAVEU PETERSON

No es Renoir, es un moderno sorolla

LOS LUNES DE SOROLLA ·

'El remero' (1908) fue creada para un club de remo de Buenos Aires. El artista se la regaló a Vicente Rocabert, el modelo de una obra que pertenece a la Fundación Cristina Masaveu

Noelia Camacho

Valencia

Lunes, 30 de enero 2023, 07:20

Es una de las piezas más singulares de Joaquín Sorolla. 'El remero', una obra del artista valenciano pintada en 1908 es el cuadro que inaugura la nueva sección de LAS PROVINCIAS que cada lunes preguntará a destacados profesionales de todos los ámbitos cuál es ... su pintura favorita del maestro de la luz.

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El primero en participar en ella es el técnico de Arte Valenciano del Museo de Bellas Artes de Valencia David Gimilio, un apasionado del arte que nos hace fijar la mirada en un cuadro que, además de su curiosa historia, es quizás una rareza dentro de la producción pictórica del genio.

¿Por qué elige 'El remero'? «Cuando descubrí esta obra me quedé muy impresionado. En ese momento no sabía que la había pintado Sorolla. Cuando lo descubrí, me gustó mucho más. Tiene todas las cualidades de Sorolla: es luminosa, respira frescura... Me impactó. También me encantó esa composición frontal del retrato del personaje», señala Gimilio.

Es este doctor en Historia del Arte quien desvela cómo y cuándo se fraguó la composición de la obra. «Fue un encargo del marchante de Sorolla José Artal. Era una obra para un club de remo de Buenos Aires, el Rowing Club. La idea era hacer un tríptico, 'Día de regatas'. Fue en el año 1908. Pero esta pieza le es devuelta a Sorolla porque la obra se desmembró y una de las partes se quedó en el Museo Nacional de La Habana. Más tarde, el pintor valenciano le regaló el cuadro al modelo que posaba para él; su amigo Vicente Rocabert», relata. Precisamente, este hombre es el protagonista de un cuadro que forma parte de la colección de la Fundación María Cristina Masaveu Peterson, una institución con sede en Madrid y que, además, va a ser protagonista de una exposición en Valencia, concretamente en el San Pío V, en la que se exhibirán las piezas que esta entidad posee del pintor valenciano.

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David Gimilio

  • El especialista: Doctor en Historia del Arte, es técnico de Arte Valenciano en el Museo de Bellas Artes de la capital del Turia. Con una larga trayectoria, ha comisariado diversas exposiciones.

Cabe destacar que 'El remero' estuvo en las manos de Rocabert y sus herederos hasta que en el año 1989 salió a subasta. Edamad Ped & Asociados organizó las pujas en el hotel Ritz de Madrid. La pieza se vendió por 80 millones de pesetas de la época, una cantidad nada desdeñable que pagó precisamente la Fundación María Cristina Masaveu Peterson.

Desde ese momento, la singular obra forma parte de sus fondos, que en unos meses recalarán en la capital del Turia. Este guiño que hace Gimilio a una pieza tan característica lleva también a descubrir un cuadro que sorprende por su modernidad. «Es un tema cotidiano, muy moderno, que muestra un 'dandy' muy de la época. Una escena a lo Gran Gatsby sobre una temática que se puede ver, por ejemplo, en un cuadro de Renoir en el que se ve a un grupo de marineros desayunado y ligando con un grupo de chicas parisinas», argumenta.

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Y es que, para el técnico de arte valenciano del Bellas Artes, este retrato muestra puntos muy a tener en cuenta de la pieza. «El amigo de Sorolla posa en una escena en la que hay un contraste con la barcaza. La luz se refleja en el rostro y tiene una actitud un poco chulesca. Me gusta ese punto porque habitualmente los retratos de Sorolla son muy comedidos, de personajes nobles o de la burguesía, muy encopetados y sujetos a la etiqueta. Pero en este retrato ficticio, el pintor deja traslucir esa imagen de frescura y deportividad que hace de ella una pintura muy divertida», asevera.

Tanto es así que Gimilio pide centrarse también en otras partes de la pintura como el salvavidas en el que se apoya el remero. «Si te fijas en la pieza, sirve para cerrar la composición. Además, está ubicado de una manera inestable y hasta que no miras no te das cuenta de que tendría que resbalarse. Pero Sorolla controla la escena y la convierte en real», describe antes de afirmar que «el retrato de este chico, con esa juventud desafiante pero con una mirada sosegada es ejemplo de la deuda que Sorolla tiene con la fotografía –no hay que olvidar que el suegro de Sorolla era fotógrafo–. A mí me gusta esa mirada que reta al espectador», afirma el experto sobre un lienzo instalado en un museo, el de la Fundación María Cristina Masaveu Peterson, que es «de obligada visita». «El sitio es pequeño pero muy placentero», concluye.

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