Está con los nervios previos al estreno, a saber cómo funcionará su primera película en las salas de cine. El director valenciano Sergi Miralles (Pego, 1985) estrena este viernes 'L'àvia i el foraster', su ópera prima y una historia tan personal como divertida. ... En clave de comedia, Miralles rodó este, su primer largometraje, en Valencia y en valenciano. Protagonizado por Carles Francino y Empar Ferrer, su trama es un alegato contra la «xenofobia cotidiana», cuenta Miralles. Ayudante de dirección en cine y televisión y con cuatro cortometrajes a sus espaldas, el realizador da el salto a la gran pantalla este viernes 13 de septiembre.
–Ayudante de dirección, realizador de cortometrajes, amante del cine... ¿Rodar su primer largometraje ha sido un proceso natural?
–Sí. Era mi aspiración. Después de haber crecido en el autocine de Dènia, viendo películas toda mi vida y ser ayudante de dirección, lo natural era rodar mi primera película. No ha sido fácil poder ejercerlo pero ha sido un sueño hecho realidad.
–Esta cinta, que se estrena el próximo viernes 13 de septiembre, parece que es un proyecto muy personal para el valenciano Sergi Miralles...
–Sí. Todos los que amamos dirigir buscamos ponernos tras la cámara en nuestra primera película. Y esta historia es muy personal para mi pareja y para mí. La verdad que habíamos intentado levantar otras historias, pero en pandemia escribimos esta y es la que hemos rodado.
–¿Qué cuenta la cinta 'L'àvia i el foraster'?
–Nace de la intención de hacer un homenaje a mis abuelas, que ambas eran costureras. Y también de una anécdota que nos cuentan, en la que un tío mío, que tenía una tienda de telas, se queda sin modista y descubre que el paquistaní de la tienda de al lado es sastre. Empiezan a colaborar en secreto. A partir de ahí, nacen las ganas de contar esta historia, esta xenofobia cotidiana que habla de otras historias diferentes. Siempre, con el humor como telón de fondo.
–¿Qué recorrido va a tener la película?
–El próximo viernes llega a las salas de toda España y antes se ha preestrenado en Madrid, Barcelona y Valencia. En Madrid, la acogida ha sido muy buena. Estamos muy contentos con la recepción que está teniendo la película.
–¿Para Sergi Miralles era imprescincible que la película se filmara en Valencia?
–Claro. Yo soy de Pego y esta historia es muy personal, muy valenciana. Además, la primera pata de la financiación llegó desde la Comunitat. Luego se sumaron À Punt, TV3 y Televisión Española. Lo natural es que se rodara aquí.
–Y también en valenciano...
–Sí. También es lo natural. Pero en esta película se hablan muchas lenguas. Cuando el personaje que es de Paquistán habla con su hija, lo hace en urdu. Y cuando el protagonista habla con su novia, que vive en Londres, lo hacen en inglés. No hay nada forzado en la película, todo está naturalizado como en la vida.
«Yo prefiero el cine en pantalla grande, en una sala oscura. Pero no soy ajeno a los nuevos hábitos»
–¿Ha sido difícil poner en marcha una ópera prima de estas características?
–Lo cierto es que, como llevamos tiempo trabajando, tenemos algunos contactos y somos productores, guionistas y directores de la película, vamos, un «yo me lo guiso, yo me lo como de toda la vida», fue fácil levantar el proyecto. Comenzó a entrar la financiación y es verdad que nos han beneficiado las políticas que favorecen las películas rodadas en lenguas cooficiales. Eso es lo que está favoreciendo que más cineastas valencianos rueden sus proyectos.
–Siempre se habla de que en la Comunitat hay muy mucho talento y grandes profesionales del sector audiovisual pero no hay una industria fuerte, fortalecida. ¿Lo cree?
–Desde Valencia cuesta. Es una región pequeña, en la que si hay tres rodajes a la vez, es difícil encontrar técnicos. Somos pocos. Pero sí creo que existe una nueva generación de directores que, poco a poco, están siendo reconocidos en el sector. No es un camino fácil ni de rosas. Piensa en esta película, la escribimos en 2020 y la estrenamos en 2024. Hemos tardado cuatro años en levantar el proyecto.
–¿Teme los números de taquilla? ¿Hay miedo de si funcionará o no en las salas de cine?
–Miedo siempre hay. Por suerte, la distribuidora nos está mimando mucho y va a ir a muchas salas para que las pueda disfrutar el público. Aunque sí voy a mirar las cifras, claro que sí. Pero también estoy contento porque se va a ver en las televisiones. Muchos proyectos al final se quedan en un cajón y no es porque no sean buenas películas, detrás hay gente que se ha esforzado mucho. Con el estreno de 'L'àvia i el foraster', llegan a las salas otras cinco películas españolas y seis extranjeras. Para nosotros, estrenar en el cine es ya un triunfo.
–¿Es de los que aboga por el cine en pantalla grande o entiende que los nuevos tiempos también invitan a ver una película desde el teléfono móvil?
–Yo prefiero el cine en pantalla grande, con una sala oscura. Una comedia como la nuestra invita a que la risa se contagie y para eso hay que ir al cine. Pero yo soy milenniall, no puedo ser ajeno y entiendo que los hábitos de consumo han cambiado. Yo mismo veo una serie o una película cuando voy en el tren.