Borrar
La pintura 'Yo soy el pan de la vida', obra de Sorolla. Irene Marsilla
El valenciano que rescató el sorolla más singular

El valenciano que rescató el sorolla más singular

'Yo soy el pan de la vida' vino en 1977 a Valencia en camión, se almacenó en Monteolivete y pasó a los sótanos de Banesto hasta que Lladró lo adquirió

Laura Garcés

Valencia

Domingo, 20 de agosto 2023, 00:26

Salimos de viaje. Le invitamos a una aventura fascinante que discurre entre las coordenadas que traza el recorrido del cuadro 'Yo soy el pan de la vida' que Joaquín Sorolla pintó en 1897 y que en 2023, con motivo del Año Sorolla, ha cobrado protagonismo. La singular pintura del artista ha pasado a la colección del Museo de Bellas Artes de Valencia tras la adquisición de la colección Lladró por la Generalitat y después de mostrarse en el Palacio de Comunicaciones de la ciudad del Turia. El óleo está en la tierra que vio nacer a su autor, pero ¿cómo llegó por primera vez a Valencia? ¿Quién y cómo lo trajo? Fue un valenciano. Y se sirvió de un camión para traer el lienzo desde la ciudad italiana de Trescore.

Siempre se ha sabido que la pintura que en 1896 el empresario y diplomático chileno Rafael Errázuriz encargó al artista tuvo como primer destino Valparaíso (Chile). De allí viajó a Roma, a la embajada de Chile ante la Santa Sede. Y ahora ha conocido LASPROVINCIAS que fue un anticuario valenciano quien a finales de los años setenta del pasado siglo la rescató del olvido y la trajo a Valencia.

El investigador y erudito en la historia de Valencia Rafael Solaz pone a este periódico sobre la pista que abre la aventura. Solaz asegura que fue su hermano Alfredo, que se dedicaba a las antigüedades, quien trajo el cuadro hasta esta tierra. «Alfredo, debido a su enfermedad, ahora tiene dificultad para mantener una conversación», pero quiere contar cómo sucedieron los hechos y ha escogido la voz de Rafael.

Sala donde estaban las obras de Sorolla encargadas por el diplomático. Al fondo se observa el retrato de la familia Errázuriz, hoy de la colección Masaveu y expuesto en el San Pío V. Museo Sorolla

«Fui testigo de la venida de un gran óleo de Joaquín Sorolla que mi hermano había comprado por once millones de pesetas en un caserón de Trescore, provincia de Bérgamo. Se trataba de 'Yo soy el pan de la vida'». Alfredo tuvo noticia de la pintura a través de un anticuario italiano a quién lo compró, «Antichitiá Nevio en Casale di Scodosia, término de Padua», aclara. Que aquella obra saliera de Italia llevó «casi un mes» de gestiones, advierte Rafael Solaz, en su relato. Cumplidos los trámites, «por fin una noche estuvimos esperando el camión que traía no sólo ese sorolla, también otro lienzo del italiano Giulio Sartorio». ¿Cuándo tuvo lugar este acontecimiento? Rafael Solaz no recuerda la fecha exacta.

Noticia Relacionada

LAS PROVINCIAS consigue fijar el año. Blanca Pons-Sorolla, biznieta del pintor, acude a la documentación y afirma que «se adquirió en 1977» y llegó a orillas del Turia a través «de un comerciante valenciano». Blanca Pons-Sorolla confirma que se encontraba en Italia, pero refiere al comerciante como «señor Graus». Ante la posibilidad de que el apellido fuera Solaz, la biznieta del artista afirma que Graus es el nombre que le consta. No obstante advierte de que son muchos los avatares que rodean a un cuadro a lo largo de los años.

Imagen que publicó la revista argentina 'Caras y caretas' en la que se ve el cuadro en la embajada chilena. Biblioteca Nacional de España

La pintura la encargó en 1896 el empresario vinícola y diplomático Errázuriz para decorar su casa de Valparaíso. El pedido comprendía retratos familiares, 'Yo soy el pan de la vida' y cuatro obras relacionadas con el vino. Dos de esas piezas, 'La vendimia' y 'La prensa' se encuentran en el Museo Municipal de Viña del Mar (Chile), como explican desde el Museo de Bellas Artes de Valencia.

La pinacoteca chilena ofrece datos que permiten avanzar: «'Yo soy el pan de la vida' fue instalada en su casa -de Rafael Errázuriz- de Roma, en una habitación denominada 'Salón Sorolla'». A esta información añade que existe una fotografía que vio la luz en la publicación argentina 'Caras y caretas' y que conserva la Biblioteca Nacional de España. Localizada la imagen se ve el cuadro colgado en la pared de una sala de la sede de la embajada de Chile ante la Santa Sede. Errázuriz había sido nombrado embajador y se trasladó a la capital italiana con el cuadro en el equipaje. En la ciudad eterna vivió de 1907 a 1921, periodo en el que el museo chileno explica que ocupó el cargo. El diplomático falleció unos años después. ¿Qué sucedió a partir de ese momento? ¿Dónde fue a parar el cuadro? Reaparece Rafael Solaz apuntando la posibilidad de que al morir se vendiera.

Una de las misivas entre Errázuriz y Sorolla relativas al encargo con un boceto de la obra. Casa Museo Sorolla

Y así 'Yo soy el pan de la vida' fue a dar al caserón donde aquel anticuario italiano mostró el óleo al valenciano que lo compró y lo trajo a Valencia en camión. Sus grandes dimensiones habían obligado a Alfredo Solaz, «a alquilar un bajo en la calle Finestrat de Monteolivete y para que cupiera por la puerta hubo que cortar unos centímetros el bastidor y enrollar la tela», señala Rafael. Ya dentro se sometió a una limpieza, en la que participó Rafael, «a cargo del pintor Juan Reus y su esposa Isaura Vázquez». Más tarde «intervino el restaurador Jorge Mercé».

Pero a 'Yo soy el pan de la vida' todavía le aguardaba otra residencia. «tras varios años de infructuosos intentos de venta, el cuadro quedó depositado como garantía prendaria en los sótanos de Banesto en la calle del Pntor Sorolla», prosigue Rafael Solaz. En el banco, la firma Lladró conoció la existencia de la pieza y se interesó por adquirirla. Carmen Tarín, que estuvo al frente de la colección, confirma que el cuadro estuvo en el banco, aunque cree que se encontraba en la calle Lauria. «A Juan Lladró se lo mostraron y se lo ofrecieron en el banco». Lo compraron y lo colocaron en lugar preferente en las instalaciones de la firma en Tavernes Blanques. Tarín apunta que se restauró en 2017 en el prestigioso taller de Arterestauración de Altea , regentado por Alicia Hernández y Òscar Benavent.

La intervención devolvió la luz a un óleo oscurecido porque como apuntan algunas fuentes estuvo en un restaurante. Recuperado el brillo, en 2028 se expuso en Fundación Bancaja. 'El pan de la vida' volvía así a mostrarse al público tras una azarosa vida que gracias a un valenciano pudo superar el olvido.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Premios Goya

La quiniela de los premios Goya 2025

Equipo de Pantallas, Leticia Aróstegui, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández y Mikel Labastida

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias El valenciano que rescató el sorolla más singular