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Ilustración del profesor Santiago Grisolía. MARTA HORTELANO
SANTIAGO GRISOLÍA

Las dos vidas del profesor

El investigador valenciano nunca se cansó de reclamar a la sociedad mayor atención a la ciencia

Javier QUESADA.

Viernes, 30 de diciembre 2022

El 4 de agosto pasado nos dejaba Santiago Grisolía, bioquímico de gran relevancia científica, valenciano de origen y de vocación internacional. El próximo 6 de ... enero habría cumplido 100 años en perfectas condiciones, si no se hubiera interpuesto el Covid que estuvo a punto de superar, fruto de su fortaleza y de los excelentes cuidados que le brindaron sus médicos y amigos que se ocuparon de su salud a lo largo de su vida.

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Como señalaba en la Lonja durante la entrega de los Premios Rei Jaume I Roger Kornberg, Premio Nobel de Química de 2005, cuyo padre Arthur compartió el Nobel de Medicina con Severo Ochoa en 1959 y amigo de toda la vida de la familia Grisolía, «Santiago llevó dos vidas, la primera como profesor de bioquímica en Estados Unidos, y la segunda como campeón de las ciencias en España». De la primera vida existen numerosas referencias de instituciones y personalidades que conocieron su vida y obra desde sus inicios en la ciudad de Nueva York hasta su ascenso en la carrera científica, en su paso por las universidades de Chicago, Wisconsin y Kansas, en donde contribuyó, además, a la formación de un buen número de discípulos que han extendido y prolongado el impacto de su enorme personalidad.

Conozco algo mejor la última parte de su segunda vida cuando después de regresar definitivamente de los Estados Unidos y de dirigir el Instituto de Investigaciones Citológicas, fundó la Fundación Valenciana de Estudios Avanzados en 1978 y desde ésta los Premios Rei Jaume I en 1989. A este proyecto invitó a sumarse a la Generalitat Valenciana en 1996 con la creación de la Fundación Premios Rey Jaime I para darle el mayor reconocimiento posible en la Comunitat que los vio nacer, pero con el objetivo fundamental de impulsar la ciencia y su importancia en toda España.

Por voluntad de don Santiago y en colaboración con empresas e instituciones de naturaleza empresarial como AVE, EDEM y Mercadona se introdujo, en 2010, el premio al emprendedor, con el objetivo adicional de impulsar el papel de la actividad emprendedora en la aplicación de la ciencia y la tecnología a la mejora de la vida de las personas a través de la creación de valor, empleo y riqueza. Con este premio se proponía contribuir al acercamiento de dos mundos que transitan excesivamente alejados en la historia de España, pero cuya colaboración proporciona grandes fortalezas a otros países que han sabido extraer grandes ventajas de una mayor cooperación universidad-empresa.

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En mayo pasado don Santiago quiso proponer que las tres fundaciones, la Fundación Valenciana de Estudios Avanzados que fundó, la Fundación José Pastor Fuertes a la que acogió en sus instalaciones y facilitó el cumplimiento de sus objetivos, y la Fundación Premios Rei Jaume I, unieran sus objetivos complementarios en una nueva fundación todavía más fuerte para asegurar desde Valencia el futuro del impulso de la ciencia y el emprendimiento en España. Con este objetivo, acompañado por Vicente Boluda presidente de la FVEA, visitó al President Puig que acogió la iniciativa con todo el interés que merecía.

Este proceso de fusión ha comenzado y espera alcanzar su objetivo a finales del próximo mes de febrero. La fundación resultante, en la que se espera contar con todo el apoyo de sus actuales patronos y colaboradores, continuará con las actividades desplegadas por las fundaciones preexistentes. Estas actividades se materializarán, por una parte, en un calendario anual de actividades en el ámbito de la ciencia, el emprendimiento y la cultura que contribuyan a la discusión informada de los problemas importantes a los que se enfrentará la sociedad en el futuro. Por otra, en la organización de los Premios Rei Jaume I para promocionar la ciencia y el emprendimiento y mantener -y si es posible mejorar- el gran prestigio nacional e internacional que ahora tienen.

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Aunque las dos vidas de don Santiago han encontrado su fin en el año que ahora termina, su impacto se extenderá en el tiempo. Sus contribuciones científicas -a las que dedicó su primera vida- han pasado a formar parte de los avances del conocimiento que, sin pretenderlo, han terminado por aumentar la capacidad de la medicina moderna para prevenir y curar enfermedades que asolan a la humanidad. Su segunda vida -como activista de la política científica en España- continuará sin su presencia, a través del cumplimiento de los objetivos de la nueva fundación llamada a reclamar incansablemente una mayor atención de la sociedad a la ciencia, la tecnología y el emprendimiento, la mejor forma de mejorar la vida de las personas y la salud del planeta.

Termino como comencé con una cita del profesor Roger Kornberg: «El gran éxito de Santiago en la promoción de la ciencia en España se debió en gran parte a su calidez personal y a la generosidad de su espíritu, a su desinterés y a su firme compromiso, a su sabiduría y a su dignidad. Santiago era un caballero. Los que tuvimos el privilegio de asistirle en el proceso de concesión de los Premios Rei Jaume I seguiremos haciéndolo en su memoria. Las aportaciones de Santiago a la ciencia y a la sociedad en España y a los Premios, son su legado».

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