Ver 43 fotos
Ver 43 fotos
Que el proyecto del Valencia Basket femenino va a ganar muchos títulos es algo que todo el mundo de la canasta tenía claro, desde que quedó claro que la apuesta taronja era tan real como el tratamiento de un club global en el día a ... día sin etiquetas de masculino y femenino. Hacerlo con una Fonteta entregada y con la máxima asistencia de su historia en un partido de baloncesto femenino es algo de lo que sentirse, incluso, más orgulloso que del primer triplete de la entidad taronja. Sin quitarle ningún mérito, como es obvio, a esa gesta. La emoción con la que Juan Roig contempló, con la perspectiva que le dio subir unos cuantos escalones de la grada, la pacífica invasión de pista en la celebración (que recordó a la mítica de 2017 cuando se ganó la ACB) vale mucho más que un triple. Desde este domingo, hay 7.573 razones para creer en el proyecto de una dinastía que sigue modelando, sin hacer mucho ruido y sin querer protagonismo, Rubén Burgos en el banquillo. El Ros Casares consiguió cinco tripletes nacionales pero nunca logró llenar la Fonteta. Para disgusto en su momento de sus rectores, ya que aquella apuesta merecía un mayor calado social. El motor del Valencia Basket, y la ilusión de un grupo de jugadoras que desprende cercanía, ha recogido su premio. Las gradas llenas valen más que todos los títulos.
Publicidad
Valencia Basket
61
-
44
Perfumerías Avenida
El conjunto taronja ha ganado las últimas cuatro competiciones disputadas en España. La Supercopa de Las Palmas, la Copa de la Reina de Huelva y la Liga ganada este domingo en una Fonteta en estado de éxtasis, se unen a la Liga de 2023 que se levantó en Salamanca. Awa Fam, que se perdió el primer partido de la final porque tenía que estudiar para los exámenes del último trimestre del instituto previos a la EBAU, tiene esos cuatro títulos. La emoción de Arame Thiam, su madre, y Madoumbe Fam, su padre, en el parquet viendo como su hija, de 17 años, ya es un referente para cientos de niños y niñas de Valencia también vale más que un triplete. Esa emoción vital es el motor del deporte. En un presente donde el ruido tiene más eco que el aplauso, las aficiones de Salamanca y Valencia han dado una lección en esta final de la Liga Femenina. El jueves, las jugadoras taronja fueron recibidas con aplausos por los aficionados charros a la llegada al pabellón. Este domingo, las casi ocho mil gargantas presentes en la Fonteta corearon «¡Avenida, Avenida!» cuando Silvia Domínguez recogió el trofeo de subcampeón. Ese que nadie quiere levantar pero que también tiene mucho valor. Ser el segundo mejor de algo, de lo que sea, nunca debería ser un motivo de vergüenza. Cabeza alta tanto para el Salamanca, que ha disputado todas las finales de Liga desde 2006, como para su capitana. El duelo entre ambos equipos, que ahora va 2-2 en Ligas cara a cara, promete muchas más entregas en los próximos años.
Noticias relacionadas
Alberto Martínez de la Calle
El despliegue físico del Valencia Basket en el playoff ha sido imposible de frenar ni para el Zaragoza ni para el Avenida. Sumando las cuatro victorias, en otros tantos partidos, el conjunto taronja sumó un +83. Una media de 20,75 de renta en cada partido. Un dominio incontestable que se llevó por delante el segundo partido de la final en cuanto las de Rubén Burgos se quitaron de encima los nervios de no querer fallar ante su gente.
Al descanso, los dos equipos sumaban un 17 de 68 en tiros de campo. Un 25% impropio de una final y que tiene muchas lecturas; desde la ansiedad que puede atenazar en la pista cuando se juega en un ambiente cargado de electricidad a otra que en los últimos años siempre regresa y es que en las finales ligueras desde la pandemia, sólo hace falta repasar la hemeroteca, en los duelos entre Valencia y Avenida por el título de Liga (ha sido la misma final desde 2021) los equipos están llegando con el gancho puesto. Quedaba claro que el equipo que supiera, o pudiera, subir los porcentajes se iba a llevar el segundo punto de la final. Afortunadamente, ese conjunto fue el taronja. En el arranque del tercer cuarto, mientras el punto de mira de las salmantina seguía desviado, el Valencia Basket subió una máxima renta (34-23) que comenzó a ser demoledora. No por la distancia, sino por la sensación de que el partido ya se le estaba haciendo muy cuesta arriba al Avenida. Esa renta se mantuvo (40-29) y se amplió antes del último cuarto (44-29) con un arreón de Leti Romero (por cierto, a nivel claro de selección y de disputar los Juegos de París). Un triple de Ouviña en el último cuarto (49-35) arrancó la fiesta en unas gradas que ya no podían contener la euforia. Sólo quedaba dejarse llevar y celebrar como una familia unida la segunda Liga seguida, la tercera del club contando la ACB de 2017, en uno de los últimos bailes de la Fonteta. ¡Y qué bonito baile!
Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.