Valencia Basket: otra derrota justa en la ACB

El Valencia Basket se enredó ante el Unicaja a base de perder balones para acabar perdiendo, de nuevo, merecidamente un partido en la Liga Endesa. Tras la exhibición de Euroliga ante el Real Madrid, donde en el Palacio de los Deportes mostraron un nivel de intensidad en pista a años luz. Sí, el desgaste de la Copa de Europa es un asterisco pero cuando pierdes 23 balones eso deja de tener valor. Cinco de ellos en los últimos cuatro minutos, desde el momento en el que Dubljevic puso por última vez a su equipo por delante (64-63). Desde entonces, tres pérdidas de Prepelic y dos de San Emeterio, la última absurda con Van Rossom en el saque de balón, sentenciaron a los de Ponsarnau. Brizuela puso la puntilla para darle un merecido triunfo a un necesitado Unicaja y dejar a los de la Fonteta con la paradoja de ser colíder de la Euroliga y noveno de la Liga Endesa con un balance negativo de 2-3. «Hemos entrado en un ansia de correr y todo eso ha sido equivocado porque ha sido confuso, con un baloncesto individual, con estrés y con cero clarividencia», declaró Ponsarnau al respecto de las pérdidas encadenadas en los últimos minutos de su equipo.

Al conjunto taronja, a diferencia de lo ocurrido el jueves en Madrid, se le atragantó la segunda unidad durante todo el partido. Mucho, además. El marcador del +/- en pista ya fue muy claro al paso por vestuarios, con un +67 para el quinteto titular (Vives, Prepelic, Kalinic, Williams y Dubljevic) y un -42 para el quinteto que saltó desde el banquillo (Van Rossom, Hermannsson, San Emeterio, Labeyrie y Tobey). El Unicaja estiró ese roto en la costura de la camiseta taronja para remontar el partido, con un parcial de 7-23 que llevó el encuentro desde el contundente 17-5 en los primeros siete minutos al 24-28 tras el décimo punto de Brizuela. El vasco hurgó, como Feldeine en San Pablo, el problema que tienen los valencianos en la defensa del puesto de escolta hasta que se recupere Sastre.

Los puntos de Dubljevic y Kalinic permitieron a los taronja darle la vuelta al marcador al descanso (33-28) pero una técnica a Luis Casimiro con 34-30 cambió la dinámica del encuentro con el despertar anotador de Abromaitis, que superó tanto a Labeyrie como a un Derrick Williams que aún no ha aterrizado en Valencia (comienza a preocupar el bajo nivel del americano). La fortaleza de Kalinic en defensa, el equipo fue uno con él en pista y una sombra cuando se fue, volvió a estirar la renta taronja (47-41) pero de nuevo Abromaitis, Vives secó a Brizuela en el tercer cuarto, dejó al Unicaja al final del tercer cuarto de nuevo con opciones abiertas de victoria (51-49).

El último cuarto arrancó con el regreso de Tobey y Van Rossom, que acumulaban un -40 en +/- en pista, pero no mejoró la aportación ni del base ni del pívot. Una antideportiva de Hermannsson sobre Alonso volvió a cambiar la dinámica del partido (59-63) y el despertar anotador de Brizuela, defendido por el islandés y no por Vives, más la presencia del juvenil Nzosa llevó al cara o cruz de los últimos minutos. Kalinic volvió demasiado tarde a la pista y la ansiedad personificada en Prepelic, que confundió querer aportar siendo importante en un momento caliente de partido con desquiciar a su equipo a base de pérdidas, fue el símbolo del derrumbe final. En la Liga Endesa, los taronja tienen un gran margen de crecimiento... y una jornada de descanso por delante.