El futuro pasa por el coche eléctrico. Esta es la frase que repiten hasta la saciedad los principales exponentes de las marcas líderes en el mercado, empresarios y dirigentes políticos. Que el mundo debe dejar de depender de combustibles fósiles como el petróleo parece claro ... y en este contexto una de las grandes apuestas es que los millones de coches de combustión convencionales sean sustituidos por una nueva generación de electrificados que ya se comienzan ver en las calles y que, entre otras cosas, llevarán a medio plazo a la desaparición de las gasolineras. Un proceso que ya es visible tanto en Valencia como en la Comunitat Valenciana, donde lentamente las 'electrolineras' se abren paso.
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Porque si la Unión Europea quiere que a partir de 2035 se prohiba la venta de coches de gasolina y diésel –como ya ha aprobado– tiene que haber una estructura preparada para sus sustitutos, ya que no es tan fácil como conectar el vehículo a cualquier enchufe. La infraestructura de recarga puede estar en una vivienda o un garaje, pero para ello hay que hacer una inversión.
Tal y como señalan desde la empresa valenciana especializada en este servicio, Lugenergy, hay que abonar entre 1.200 y 1.500 euros para tenerlo todo a punto. El problema es que este cargador, que suele tener una potencia considerada baja, tarda en recargar el coche unas cuantas horas. Para uno con una batería de 60 kilovatios (KW), algo más que lo que suele tener uno convencional, si se tiene una potencia instalada de 5 KW tardará 12 horas. Y si es de 10 serán seis, por lo que es habitual que se dejen toda la noche enchufados.
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Juan Antonio Marrahí
Pero, a diferencia de las gasolineras, con las 'electrolineras' hay un gran abanico de posibilidades que llevan a que la recarga pueda ser de menos de media hora. Esto es lo que se conoce como cargadores de carga rápida, que permiten que el 'depósito' pueda estar a rebosar en apenas 20 minutos. Entre estas dos opciones están las intermedias, que permiten que en un par de horas puedan estar al máximo las baterías del vehículo. Ambos suelen estar en espacios públicos.
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Aunque parezca mentira, hay más puntos de recarga de todo tipo de potencia de los que se podría creer. Según el portal Electromaps, que reúne los principales de España, hay 1.544 instalados en la Comunitat Valenciana, aunque la mayoría se encuentran en ciudades como Valencia y su área metropolitana. Esta cifra puede parecer a priori suficiente, pero está lejos de los 8.000 que deberían estar instalados a finales de año. En toda España el compromiso adquirido con Europa es de, al menos, 80.000. Y aunque se asume que será muy difícil lograrlo, el reto está en acercarse a ese número lo máximo posible.
Porque, tal y como denuncian conductores particulares de coche eléctrico consultados por este diario, la principal desventaja que tiene hoy por hoy tener un vehículo de estas características es cómo gestionar la recarga. Es cierto que la red de puntos empieza a ser relativamente extensa, pero hay que comprobar si se adapta a las necesidades. No es lo mismo disponer de un par de horas y aprovechar que vas al cine para enchufar tu vehículo que disponer de media hora. Además, hay que tener en cuenta que también existe la posibilidad de que el hueco que buscas esté ocupado. Una situación que ha obligado a desarrollar varias aplicaciones para teléfonos móviles como 'Electromaps', que informa de los puntos que están alrededor y su potencia, lo que permite planificar rutas.
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Algo especialmente importante a la hora de grandes desplazamientos porque estas aplicaciones evidencian que en las carreteras aún hay pocos puntos de recarga. Y aquí serán esenciales los de alta capacidad que desarrollan empresas como la valenciana Power Electronics, Iberdrola o algunas firmas menores como Floox, que forma parte de la Asociación de Empresas de Movilidad, Entorno Sostenible y Smart (Aemes Smart). Todas estuvieron presentes en el eMobility Expo & World Congress celebrado en Valencia hace pocas semanas.
Jordi Gazo, CEO de Floox, explica que su instalación es a día de hoy el mayor reto. Los puntos de este tipo son escasos y, si se quiere planificar un viaje de Valencia a Madrid, hay que tener claro donde están si se quiere repostar de forma rápida. Por ejemplo, en Motilla del Palancar hay una buena 'electrolinera', pero en otros municipios no. Si se quiere que se intensifique el vehículo eléctrico los expertos coinciden en que se tienen que extender y agilizar los trámites ya que puede estar el punto instalado y tardar en operar hasta año y medio, como denuncia Gazo.
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En el futuro se da por hecho que estas estaciones de servicio estarán y su extensión empieza por la implantación de infraestructuras en gasolineras convencionales que ya se realiza. Aunque desde Lugenergy miran más allá y tienen claro que estas instalaciones deben incluso generar energía con placas solares o pequeños molinos de viento, porque consumirán en poco tiempo una gran cantidad de energía. Luis Cejalbo, cofundador de la empresa valenciana, considera que para su extensión el otro reto es eliminar «trabas administrativas» y que la misma Administración se crea su propia ley y fomente que se cumpla en cuestiones como que en los parkings haya un cargados cada 40 plazas.
Del mismo modo, Cejalbo reprocha que el impulso público se centre en crear «competencia desleal» subvencionando recargas en determinados puntos, lo que podría ser rellenar el depósito de diésel gratis. Eso sí, tiene claro que el mundo está cambiando y así lo avalan los datos de ventas de coches eléctricos o híbridos enchufables, que crecen año a año. Aunque en este campo el reto es hacerlos más asequibles.
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Los expertos consideran que con esta evolución del sector de la movilidad se abre una ventana de oportunidad para la Comunitat Valenciana. Como España, las provincias valencianas carecen de reservas de petróleo y dependen de importaciones del combustible fósil, pero con este cambio hacia la electrificación se puede generar la energía. Eso sí, para ello hace falta desplegar las plantas de renovables que, aunque han sido desatascadas sus licencias, hay que poner en marcha en los próximos años.
De forma paralela, Ford ya ha confirmado que en Almussafes producirá estos vehículos de nueva generación y, aunque este paso conlleva despidos en el ERE recientemente aprobado, el futuro de la planta y gran parte del empleo está asegurado. Además, de forma paralela se levanta la gigafactoría de baterías de Volkswagen en Sagunto, que será el eje central de los nuevos coches y generará toda una nueva industria ligada a esta tecnología. Pero para que la Comunitat Valenciana aproveche esta nueva ola tiene que desplegar más puntos de recarga, tal y como remarcan desde la multinacional.
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Las 'electrolineras' no serán el único sucesor de las gasolineras convencionales. Aunque el futuro de la movilidad está por escribir, hay otro actor que reclama su hueco, el hidrógeno. Este combustible, que puede tener origen renovable si se fabrica a través del agua y no del gas, es ya una alternativa a la gasolina y, por ello, también comienzan a verse las 'hidrogeneras'.
Los expertos señalan que esta alternativa tiene potencial en el transporte más pesado. Hoy por hoy la electricidad tan sólo es capaz de mover vehículos ligeros (los coches más convencionales) durante un período prolongado y, por ello, el hidrógeno ha encontrado aquí un nicho de mercado.
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Camiones y autobuses podrían ser los principales destinatarios de esta tecnología que ya se usa en Valencia, aunque en menor medida que las apuestas electrificadas. Durante los últimos días ha circulado por las calles de Valencia un autobús azul como parte del proyecto piloto que desarolla la EMT para buscar alternativas al diésel y la gasolina. En otras ciudades de España esta apuesta comienza a ser utilizada por el sector público y empresas como Iberdrola incluso han comenzado a instalar hidrogeneras para suministrar combustible. Hasta el puerto de Valencia ya realiza recargas. Respecto a los coches convencionales, sólo Toyota parece apostar hoy por hoy por esta vía y ya comienza a vender coches para el usuario convencional.
El triunfo de esta tecnología puede beneficiar a la Comunitat Valenciana en general y a Castellón en particular. La refinería de BP en esta ciudad presentó hace pocas semanas un plan para invertir 2.000 millones para producir hidrógeno verde y crear hasta 5.000 empleos directos e indirectos. BP planea que la primera fase de este proyecto implique que su propia refinería sea el principal destinatario de este combustible, pero aspira a multiplicar la capacidad productiva si hay demanda suficiente para suministrar a hidrogeneras o a la industria cerámica, que busca a la desesperada alternativas al gas.
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