¿Cómo será la nueva terminal del puerto de Valencia?

¿De qué estamos hablando? Es decir, ¿qué cifras maneja el proyecto y cuál el escenario que se contempla? La autoridad portuaria resume estas preguntas en una serie de cifras, mareantes: la nueva terminal de contenedores supondrá una inversión próxima a los 1.400 millones de euros«. De ellos, hay una aportación pública de 400 millones; el resto, los otros mil, provienen del sector privado. »Todo ello va a generar un importante impacto económico tanto en la fase de construcción como cuando entre en funcionamiento«, señala en su nota de prensa, que apunta al estudio sobre el impacto de la nueva Terminal de Contenedores de la Ampliación Norte del Puerto de Valencia que elaboró el Instituto de Transporte y Territorio (ITRAT), para argumentar que en el 2030 «con la nueva terminal a pleno funcionamiento, el impacto económico del puerto de Valencia representará en términos de valor añadido el 2,27 % del conjunto de la Comunidad Valenciana y el empleo superará los 44.000 puestos de trabajo, cuyo salario medio estará en torno a los 32.000 euros anuales». «En su conjunto, el puerto de Valencia representará el 2,2 % de todo el empleo de la Comunidad Valenciana», añade.

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La defensa del medio ambiente que menciona el comunicado distribuido luego del anuncio de que el proyecto dispone de vía libre se concreta en la promesa de que la nueva terminal de contenedores «será un espacio sin humos»: el puerto de Valencia, según este compromiso, minimizará la emisión de CO2 mediante el suministro eléctrico a grúas y máquinas de patio y a buques portacontenedores. «En el proyecto presentado por TIL/MSC a Valenciaport se contempla la electrificación del 98% de los componentes motrices e instalaciones de la terminal», advierte la autoridad portuaria. «Además», prosigue, «la electricidad procederá en un 100% de fuentes renovables, lo que a su vez implicará una reducción del 98% en las emisiones de CO2«.

El escenario final, ese horizonte al que se dirigen los pasos de Valenciaport queda definido según sus previsiones según un lenguaje que casi suena a ciencia ficción pero que debería cristalizar en apenas ocho años. Automatización, uso de sistemas avanzados de predicción de tráficos, diseño de edificios con criterios de eficiencia energética... Son una serie de conceptos que el proyecto contempla ejecutar, junto con otras conquistas que también suenan a sostenibilidad: por ejemplo, un sistema de iluminación externa con luminarias tipo LED que «permitirán minimizar el consumo energético», así como su apuesta por la intermodalidad y la dotación de una terminal ferroviaria dotada de seis vías de 1.000 metros de longitud, con capacidad para mover 305.000 TEUs/año (contenedores) por ferrocarril.