![Coches de segunda mano: por qué están tan caros | El nuevo precio de los coches de segunda mano rompe las reglas del sector](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202210/11/media/cortadas/coche-RxVJ7k7U7TxK53vfzdQ4ROJ-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
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Comprar un coche a un precio razonable y sin tiempos de espera de varios meses es una misión casi imposible en Valencia. Por norma general, en toda España cuesta más que nunca hacerse con un vehículo en las condiciones que la población consideraba ... hasta hace poco las corrientes. Esto se debe a que los precios están disparados, lo que lleva a los concesionarios a recomprar los coches por el mismo precio que los vendieron. O incluso por más.
Pascual Martínez, director del concesionario Opel Vara de Quart, es claro en este aspecto. Admite que se está pagando más por los modelos Opel Corsa que costaban una media de 10.000 euros hace tres años. Y se hace con 40.000 kilómetros a sus espaldas. «Se han roto las reglas del sector que existían desde hace 40 años, algo que no había pasado en ninguna de las anteriores crisis económicas», asegura.
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Eduardo Hernández, gerente de Keygocars -marca que tiene el negocio de ocasión del grupo de BMW, Mini, Skoda o Suzuki-, refrenda este argumento. En su caso, ha recomprado este septiembre el coche que vendió hace un año por el mismo precio y aspira a volver a llevarlo al mercado por un importe superior. Algo que hace unos meses era completamente impensable.
Las reglas de juego se han roto porque las fábricas ya no producen coches al ritmo suficiente para cubrir la demanda. La crisis de los microchips que llegó tras la pandemia no se ha superado y los ERTE y los parones aún son una constante en factorías como la de Ford en Almussafes. Esto se traduce en un aumento de las listas de espera para hacerse con un coche nuevo, que pueden ser de medio año o incluso más. Además, la disponibilidad de modelos y colores ya no es la de antes. «El gran público no es todavía consciente de esta situación y cuando llegan al concesionario se escandalizan, pero no es nuestra culpa», afirman desde el sector.
El problema es «que es como la pescadilla que se muerde la cola». Una vez cayó la producción de coches la gente pasó al mercado de ocasión, pero, al mismo tiempo, cada vez llegaban menos unidades ya que empresas de 'renting' o alquiler de coches retrasaban -y retrasan- la renovación de sus flotas. Y eso lleva a que haya menos oferta y aumenten los precios. Aunque no por ello el mercado de ocasión deja de ser atractivo, ya que los plazos son mucho más cortos.
«Si la transferencia se hace en el día se lo pueden llevar incluso en unas horas», admite Eduardo Hernández, que indica que ese ha sido el principal valor que les ha permitido vender bien durante unos meses. Pero ahora las circunstancias han cambiado porque hay una verdadera subasta de precios entre los diferentes compradores. Más allá de las agresivas páginas web especializadas han entrado en escena los concesionarios clásicos, que hasta ahora solo vendían modelos nuevos. Se han tenido que transformar para sobrevivir porque apenas llegaban unidades de fábrica. Pascual Martínez admite que como la oferta es tan limitada han abordado este segmento.
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Eduardo Hernández advierte que la realidad es que viven «en una verdadera montaña rusa» en los últimos meses. A la misma se le ha añadido la variable del aumento de los tipos de interés que hace que los compradores se lo piensen dos veces ya que también tienen que pagar de base altos precios. Por ello, desde los concesionarios no se atreven a vaticinar que deparará el futuro, porque se mueven en un terreno inestable.
Ante un mercado tan tensionado muchos particulares están optando por renunciar a renovar sus coches en el corto plazo y tratar de alargar su vida útil con reparaciones que en otro momento no se hubieran planteado. Algo que ha llevado a que se haya incrementado de forma notable el trabajo en los talleres.
María José Lladró, secretaria técnica de la Asociación de Talleres de Reparación de Vehículos de la Provincia de Valencia Fevauto, confirma que cada vez se acercan más particulares con intención de arreglar coches o «poner parches» para poder seguir utilizándolos algo más de tiempo. El problema es que los mismos también están desbordados porque el aumento de carga de trabajo coincide con la falta de mano de obra y el retraso de pedidos de determinadas piezas que vienen de fuera.
Desde los concesionarios consideran que influye también la incertidumbre respecto a la regulación futura de los coches de combustión. Parece claro que el futuro pasa por los vehículos eléctricos, pero al no existir una infraestructura de recarga sólida y al requerir una inversión mayor la gente no se atreve a lanzarse y prefiere esperar un tiempo.
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