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Quién podría imaginar que Valencia, donde la noche parecía no tener fin hace unos cuantos años, terminaría siendo una ciudad con una oferta de ocio ... vespertino casi superior a la de ocio nocturno. Cada fin de semana las calles de Ruzafa, Cánovas o El Cedro ven cómo cientos de valencianos y turistas llegan hasta sus dominios para disfrutar de un par (o más) de cervezas en compañía de amigos, pareja o familia.
Los más atrevidos, que suelen ser los más jóvenes, ven como el sol se esconde y vuelve a salir de nuevo tras una larga noche de fiesta. Sin embargo, esa práctica ya no es tan habitual. «La noche ha quedado sólo para los menores de 35 años», explica Tico Corrons, presidente de la Asociación de Ocio de Valencia y propietario de Café Alameda.
La tarde, sobre todo la del viernes y la del sábado, le ha ido ganando terreno a la noche en los últimos años. «Antes de la pandemia se estaba consolidando. Después empezó a tomar forma y ahora los tardeos están más fuertes que nunca», explica Víctor Pérez, presidente de la Federacion Ocio, Turismo, Festivales e Industrias Afines de la Comunidad Valenciana (Fotur).
Los restaurantes y pubs han tratado de adaptarse poco a poco a las exigencias del nuevo consumidor vespertino, que, por lo general, es «más adulto» y genera un gasto mayor en el establecimiento. «El tardeo atrae a gente que consume en barras, que no rompe el mobiliario urbano», asegura Víctor Pérez.
Desde la Confederación Empresarial de Hostelería y Turismo de la Comunitat Valenciana (Conhostur), creen que las nuevas opciones alternativas al ocio nocturno cautivan, sobre todo, a un público «condicionado por la edad, las circunstancias familiares o la conciliación».
Mireia Pisá y Óscar Plà, encargados de Tardeos Havana Sólo Hits, defienden que la clave del éxito es captar a esa gente que «busca comer y tomarse la copita de después y alargar para no encontrarse mal al día siguiente».
En plena plaza de Cánovas, Havana, donde el aforo es de 400 personas, cuelga el cartel de sold out casi todas las semanas por la tarde desde hace un par de años. Ha sido una de esas discotecas que se han sumado a un modelo que en la Comunitat entró por la zona de Alicante, pero que «ha venido a Valencia para quedarse», según Manuel Espinar, presidente de Conhostur.
Vessel Club, ubicado en la calle Almirante Cadarso, fue uno de los clubes pioneros en poner en marcha esta nueva forma de salir y ahora es «la primera opción» para el público de más de 35 años. Kike Sorlí, uno de los socios del club, reconoce que el tardeo copa la mayoría de reservas del mes: «Para las próximas tres semanas tenemos reservados todas las mesas VIP por las tardes, cuando las de la noche se terminan de reservar en el mismo día».
La apuesta por el tardeo obliga a realizar modificaciones, tanto de horarios como de personal. «Antes abrías solo por la noche y ahora también por la tarde. Tienes más consumo, pero también tienes que doblar turnos y aumentar la plantilla», comenta Víctor Pérez. En Café Berlín, un conocido bar de copas de Ruzafa, han notado un desplazamiento en las horas de mayor facturación: «Al principio, facturábamos más antes del cierre y ahora se ha trasladado a la tarde».
Kike Sorlí cree que aunque el precio de las copas es el mismo, el gasto es superior en horario vespertino: «Por la tarde los clientes tienen dinero. Se factura más porque hay más dinero y más horas de trabajo».
Sin embargo, el tardeo y el ocio nocturno son dos modelos que, según Espinar, pueden convivir. Desde Fotur defienden que «cuanta más gente haya en la calle, más beneficio se genera».
De hecho, la idea que se transmite desde el sector hostelero es que la tendencia de salir por la tarde no es una cuestión exclusiva del fin de semana, sino que cada vez es más común que se organicen eventos de lunes a viernes al término de la jornada laboral. El afterwork, más asentado en grandes ciudades como Madrid o Barcelona, también gana protagonismo a orillas del Turia. «Si hace buen tiempo mucha gente sale a tomarse dos copas después de trabajar», indica Tico Corrons.
La influencia del turismo internacional y los cambios de hábitos entre la población, que ha reducido su consumo de alcohol y la duración de sus fiestas, han impulsado modelos alternativos de consumir ocio que parecen haber calado con fuerza entre el público valenciano.
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