Que la Fundación del Español Urgente (FundéuRAE) las haya seleccionado entre las 12 aspirantes a palabra del año 2021 –la ganadora se conocerá el miércoles 29– dice mucho de por dónde ha transcurrido este ejercicio. Porque entre vacuna, variante, fajana o criptomoneda se han ... colado megavatio y desabastecimiento, dos palabras que han acaparado numerosos titulares a lo largo de estos doce meses. En el caso de la segunda, por el temor generado entre empresas y consumidores a la falta de productos derivada de la crisis de suministros (donde el mejor ejemplo es la automoción y la escasez de microchips) y de la carrera de los precios de las materias primas. En la primera, porque nunca se había mirado con tanta atención el precio de la electricidad, un dato que ha hecho a los consumidores estar pendientes del reloj, especialmente desde julio, cuando se disparó su coste. Ya en octubre, por ejemplo, el precio casi cuadruplicaba el promedio de 2018-2019. Y estos días, a pesar del respiro en Nochebuena, se asomó a los 400 euros por megavatio-hora
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Una tormenta perfecta que, sumada a la incertidumbre de la evolución de la pandemia de Covid, puede afectar a la recuperación económica, como apuntaba recientemente la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV) en su asamblea anual. Y así se percibía también en la encuesta de Cámara Valencia, que reflejaba cómo las preocupaciones de las empresas se centran en los costes de las materias primas y la energía o los problemas de abastecimiento. Unos condicionantes que, además, se mantienen para 2022, ya que los expertos coinciden en que los precios reducirán su escalada a partir del segundo semestre.
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La factura de la luz se ha convertido en la pesadilla principal de los consumidores. En especial para aquellos usuarios que se encuentran en el mercado regulado. En concreto, la subida de los precios afecta a la parte variable, que supone el 40% de la factura. Según indica el director del gabinete de Información de la Asociación Valenciana de Consumidores y Usuarios (Avacu), Julián Tío, el precio del kilovatio para el consumidor final ha sufrido un incremento que va desde un 50% a un 75% en lo que va de año dependiendo del usuario. «Me atrevería a decir que en la parte variable, afectada por el mercado regulado, crece entre un 50% y un 75%», apunta.
Por otro lado, las tarifas del mercado libre se han visto afectadas por los cambios en la parte fija, la de los impuestos, donde esta misma semana el Gobierno decidía prorrogar hasta el 30 de abril las rebajas del 21% al 10% del IVA. «Lo que está claro es que han salido ganando las compañías eléctricas y Hacienda, mientras que el consumidor es el que pierde», explica Tío.
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El pasado jueves, el precio se situó en el máximo histórico de 383 euros/MWh, una referencia récord para el mercado energético español. Diciembre comenzó siendo un mes marcado por una gran volatilidad, con caídas en la media de algunos días hasta el entorno de los 100 euros/MWh y con ciertos repuntes que superaban ampliamente la cota de los 200 euros/MWh y, desde el jueves 16, los 300 euros/MWh. El encarecimiento de la luz se ha desbocado y el precio medio mensual supera ya los 250 euros y se acerca a los 260, es decir, unos 60 euros más que en octubre, el mes con el promedio más caro hasta la fecha.
Desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) indican que la factura mensual media durante 2021 se eleva a 75,6 euros y cada mes se va superando la factura media del mes anterior pese a la incorporación de las diferentes medidas como la reducción del IVA, Impuesto de Electricidad y reducción de cargos. «Esta evolución se traduce en un sobrecoste real de la factura media, la más elevada de los últimos años», añaden. En concreto, en este lustro, la factura mensual en 2020 registró una media de 56,28 euros; la de 2019, 62,33; en 2018 fue de 67,21; en 2017 de 65,64; o la de 2016 de 60,03.
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Los motivos detrás del aumento del precio de la electricidad son variados y se han juntado en el tiempo para formar una coctelera explosiva. El factor determinante, señalan los expertos, ha sido el aumento del precio del gas natural, debido en gran parte a que las reservas en Europa son bajas. La geopolítica, la transición del modelo de economía de China hacia uno menos contaminante y el encarecimiento de las emisiones de carbono han contribuido a esa escalada.
Entre los sectores perjudicados, el azulejero, cuya factura energética ha aumentado este ejercicio un 276%, pasando de los 478 millones hasta los 1.800 y que puede situarse en el 37% de la facturación global del sector, según los datos facilitados por la patronal Ascer, que reclama más medidas al Gobierno para frenar el impacto del alza de la energía en las empresas. Costes a los que también se suman los aumentos del embalaje (especialmente plásticos y palés) y del transporte, con especial incidencia del transporte marítimo, en concreto los fletes. Por ejemplo, mover un contenedor de 40 pies (que son los de uso más frecuente junto al de los 20 pies o un TEU) ha pasado de los 900-1.000 euros como precio mínimo que se desembolsaban hace un año a los 10.000 actuales.
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Así se refleja en el índice VCFI del puerto de Valencia, situado en 3.902,15 puntos en noviembre, con un crecimiento del 4,23%. Encadena ya 16 meses consecutivos de crecimiento, aunque se observa que los incrementos comienzan a moderarse. Algo que también sucede en el precio de los carburantes, que encadenan su quinta semana a la baja tras los máximos de noviembre.
El último informe de coyuntura de la Cámara de Comercio de Valencia refleja cómo las empresas valencianas se han enfrentado este año a «un importante aumento del nivel de endeudamiento –no así todavía, de la morosidad– y a un estrechamiento de los márgenes empresariales, como consecuencia del notable y rápido incremento de los costes de las materias primas, los energéticos y el transporte, entre otros». Un incremento de costes para fabricantes y distribuidores a lo largo de todo el año que se ha empezado a trasladar a los precios finales de consumo a partir del segundo trimestre del año, recoge el documento.
Por ello, la entidad que preside José Vicente Morata prevé una desaceleración del ritmo de la economía durante este diciembre debido a los efectos de la sexta ola del Covid y también en los primeros meses de 2022, especialmente en la hostelería, ocio, viajes y distribución. Una situación que cambiará una vez superado el primer trimestre de 2022. «La economía valenciana verá acelerada nuevamente su recuperación, gracias a varios factores de impulso», señala el documento, entre ellos, el control de la pandemia gracias a la dosis de refuerzo de la vacuna, la recuperación del turismo, los fondos europeos 'Next Generation' o el tirón de los mercados exteriores para la economía valenciana.
No obstante, también alerta del elevado endeudamiento de las pymes con el que enfrentan en 2022 la amortización de los préstamos concedidos en 2020; la presión inflacionista, la propia evolución de la pandemia o la cronificación de una parte del desempleo.
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