Sr. García

Salvador Navarro, un capitán para cohesionar a los empresarios

Disciplinado, discreto y dialogante, el presidente de la CEV ha renovado mandato y suma ya una década de trabajo incesante para apaciguar las aguas provinciales y darle independencia pública a la organización

Isabel Domingo

Valencia

Domingo, 30 de enero 2022, 01:27

Susan Cain, que se hizo famosa con su libro 'El poder de los introvertidos', desmontaba en esta obra la creencia de que un líder ha de ser un seductor de masas tipo Kennedy. De hecho, los expertos aseguran que casi la mitad de los líderes ... son introvertidos y que incluso son mejores jugadores de equipo aunque no lo aparenten. Una descripción en la que encaja el empresario Salvador Navarro Pradas (Valencia, 1963), al igual que si uno toma como referencia los rasgos de su signo del zodiaco (es Escorpio, nació un 20 de noviembre): analítico, competitivo, disciplinado, noble y ambicioso, justo en esa medida para aspirar a progresar en lo personal y en lo profesional.

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Y eso es lo que se observa en la trayectoria del presidente de la Confederación Empresarial de la Comunitat Valenciana (CEV), que empezó su andadura laboral en 1980 en Cave Logística archivando albaranes y acabó siendo director general. Autodidacta (no fue a la universidad pero nunca ha dejado de estudiar) y hoy presidente de ADE Logística y CADE, esta semana revalidaba por unanimidad su cargo al frente de la patronal autonómica tras haber sido el único candidato con el 78% de los avales.

Inicia así su segundo mandato (y último, salvo que se modificaran estatutos) y atrás queda una década de trabajo incansable y discreto para cohesionar a las patronales provinciales e integrarlas en una sola organización, más fuerte y con una única voz. Una tarea que incluso Felipe VI reconoció en 2019 en el discurso que ofreció con motivo del aniversario de la CEV (40+1, como provincial y autonómica, respectivamente), cuando alabó la evolución de la entidad para unir las tres provincias. Se cerraba así un capítulo más propio de un culebrón que de la economía.

Dos años antes, la CEV había pasado a ser autonómica como reflejaba también su cambio de denominación, aunque mantuviera las siglas. En paralelo, la liquidación de Cierval por la deuda de las patronales alicantina Coepa y castellonense CEC. La valenciana CEV había llegado más saneada que sus hermanas a esos años postcrisis tras un proceso que no se entiende sin la figura de Navarro, que soltó lastres cuando accedió a la presidencia de la CEV provincial: los cursos de formación y la dependencia de las ayudas públicas. A lo que añadió la subida de cuotas a las empresas y ajuste de plantilla ¿Objetivo? Mayor independencia económica y, por tanto, libertad de actuación. Hoy la balanza ha cambiado la inclinación y el 61% de los fondos ya son privados.

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Una trayectoria que ha motivado que llegara a la reelección sin contestación interna alguna. Situación muy distinta a la de 2011, cuando el entonces presidente de Cepymev –entidad que, por cierto, suprimió– presentó su candidatura a la CEV tras el salto de José Vicente González a Cierval. Frente a Navarro (considerado el sucesor natural), otros cuatro nombres (Juan Cámara, Eloy Durá, Vicente Lafuente y Juan Manuel Real) aunque sólo este último oficializó su aspiración. Y perdió. Navarro era elegido presidente con el 85% de los votos y ya entonces, con las reuniones con las federaciones y asociaciones sectoriales para lograr respaldos, demostró su gran sentido del trabajo.

Adhesiones que se repetirían cuando se presentó a las elecciones de 2018, ya con la CEV autonómica. Única candidatura y 70% avales, incluido el respaldo de la CEOE. La llegada de Antonio Garamendi, con quien mantiene una excelente relación, le supuso una vicepresidencia y, por tanto, mayor visibilidad para la Comunitat.

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Porque una de sus preocupaciones –casi una obsesión– es que la Comunitat cuente en Madrid, que sea escuchada. Eso le ha llevado incluso a mojarse por una financiación justa. Con la bandera del diálogo ha conciliado intereses con sindicatos y administración en aras de la paz social pero también ha afeado al Botánico la tasa turística, el rechazo a la ampliación norte del puerto o las críticas impositivas a Madrid. Eso sí, la relación con Ximo Puig es excelente, tanto que más de una vez se le ha preguntado si entraría en política, a lo que responde con un categórico 'no' y aspavientos.

La familia

Defensor del corredor cantábrico-mediterráneo (quizás por su sangre también maña), lo es también de la conciliación y del papel de la mujer en la economía y en la sociedad. Nunca ha escondido sus preferencias porque su sucesor sea una mujer.

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A pesar de estar en primera línea pública (un cargo por el que no cobra, pues renunció a sueldo), no duda en aligerar agenda para estar con la familia, especialmente con sus dos nietos. Hogareño, cocinillas (pídanle que prepare una paella) y madrugador (no se pierde una sesión de gimnasio), hay una imagen asociada a él: la de las motos. Y es que Navarro es un apasionado de las dos (y cuatro) ruedas y de los viajes. De hecho no duda en hacer kilómetros para estar presente en una reunión si se le requiere, como buen capitán.

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