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«Que no nos mientan, que sean realistas». Es la reflexión –y petición– que realiza el presidente de la CEV, Salvador Navarro, ante la proximidad del ciclo electoral y el goteo de visitas institucionales «de todos los partidos» que esperan. Eso, y que aborden « ... de verdad» la reclamada agilidad administrativa.
–¿Qué se le pasa por la cabeza cuando escucha a una formación política, que además está en el Gobierno central y en el autonómico, decir aquello de que los empresarios son «capitalistas despiadados»?
–Eso sólo demuestra que estamos en campaña electoral y que son mensajes a su gente. Nosotros defendemos a los empresarios, creo que con ética, responsabilidad y una clara visión de diálogo social con los sindicatos como demostramos en el Covid. Ellos es el mensaje de ricos-pobres, trabajadores-empresario... el choque. Este gobierno está en una posición de mensajes polarizados, está polarizando a la sociedad y eso genera incertidumbre.
–¿Cómo se ha llegado a esa hostilidad hacia el empresariado?
–Son mensajes interesados porque mientras focalizan en que los empresarios somos así o asá, ellos están 'subvencionando' al ciudadano con los impuestos que pagamos todos. Hay que recordar que en esta inflación el Estado ha superado los ingresos por capacidad impositiva. El Gobierno y sus partidos políticos actúan con sus votantes pero los trabajadores están defendidos por los sindicatos, aunque a veces los sindicatos se han dejado comer el terreno por los partidos.
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–Ampliación norte del puerto, proyectos de energías renovables, tasa turística, impueso de sucesiones... ¿El Botánico es una traba en sí mismo para el desarollo empresarial?
–Podría ir mejor, indudablemente. Podrían haber venido más inversiones, sí, pero hay que reconocer que aquí hay una estabilidad política –con unas diferencias claras pero que en el último momento se solucionan desde Presidencia–, y social, no hay conflictividad laboral como en otras autonomías, tenemos seguridad jurídica que puede ser mejorada, desde luego en las renovables claramente. Son posiciones demagógicas de Compromís. Creo que hoy quien pone en peligro el Botànic es el propio Compromís… sin Mónica Oltra.
–¿Tardó en irse del Consell?
–No me toca dar opiniones sobre eso, pero en el momento en que puedes perjudicar a tu propio partido y a la marcha del Botànic, probablemente sí.
–Un tema del que se habla mucho aún sin Oltra es el de la ampliación norte. ¿Se va a resolver antes del ciclo electoral?
–Está a expensas de que el Consejo de Ministros lo apruebe. Lo que plantea Compromís es demagogia, pues la ampliación está hecha y es una inversión que si no se hace en Valencia se iría a Barcelona u otro puerto. Está claro que la próxima inversión del puerto será en Sagunto pero la actual, para seguir manteniendo el liderazgo de ser el primero del Mediterráneo y el cuarto de Europa, es necesaria. Porque además hay que recordar, y esto es importante para los alcaldes y los comisarios políticos que hay en el puerto, que la infraestructura no es un fin sino un medio necesario para los empresarios, para los ciudadanos y para el propio ayuntamiento. Lo sacaremos adelante pese a las trabas judiciales.
–¿Pero las elecciones pueden suponer un freno a esta inversión y otras nuevas?
–No se va a frenar por parte del Consejo de Ministros y lo sabemos por Puertos del Estado. Quien puede poner impedimentos son dos partidos políticos: uno con un diputado y otro, por cierto, un partido independentista que qué pinta para decidir inversiones en la Comunitat.
salvador navarro
–¿Percibe el cambio de aire político en la Comunitat?
–Es pronto para las encuestas, aún queda recorrido, aunque por parte del Gobierno central hay cuestiones en la que no apoyan mucho a esta comunidad.
–«Los valencianos seguimos siendo españoles de segunda. No podemos dejar que gobiernos de uno y otro color nos ninguneen», aseguraba recientemente. Luego vino el recorte al trasvase Tajo-Segura o la eterna reforma de la financiación autonómico. ¿Le falta más coraje al gobierno de Ximo Puig?
–Nos falta, porque no sólo es cosa de la Generalitat, estrategia de territorio, un plan de trabajo, y creo que ese déficit viene marcado por la falta de vertebración de la Comunitat. Esta es una comunidad –también pasa en otras– a la que le falta un posicionamiento como tienen Cataluña o País Vasco. ¿Si le falta coraje a la Generalitat? Tenemos una persona en el comité ejecutivo del PSOE que supongo trasladará las cuestiones, pero esta comunidad puede ser hasta de tercera porque en las cuestiones de financiación autonómica no hemos resuelto nada y en las del derecho civil tanto PSOE como PP han acordado no hacer nada. Aunque a lo mejor, nuestros diputados no han sido capaces de trasladarlo, que los he visto a todos muy escondidos, pero cuando hacemos la foto en el Congreso intentan estar todos. Esto es un problema de la Generalitat, de nuestros diputados y senadores de todos los colores y de la sociedad civil. Somos una sociedad sin fuerte arraigo en la defensa de nuestras posiciones.
–Antonio Garamendi ha confiado de nuevo en usted para la vicepresidencia de la CEOE y lo sitúa al frente de la comisión de relaciones con las Cortes y el Senado. ¿Cómo puede beneficiar esto a la Comunitat?
–Es una comisión importante a la que vamos a dar más transparencia y a organizar reuniones entre los presidentes de las comisiones de la CEOE y diputados para que conozcan qué es la cúpula empresarial. Y mi papel está en aprovechar esos contactos para la vertiente de la Comunitat Valenciana y para sus déficits.
salvador navarro
–¿Han digerido ya el enfado por la decisión de subir el SMI?
–No es un enfado... Nosotros hacemos una propuesta del 4%, el Gobierno una del 8% y nosotros no vamos a estar en la foto porque ellos, que son los que tienen la potestad, son los que están tomando decisiones sin una parte de la mesa. Es una propuesta que Nadia Calviño apoyaba. De aquí a los próximos meses, esa va a ser una posición que cada vez más va a tomar el Gobierno: aprobar cuestiones que le van a beneficiar para el día de mañana en los votos.
–¿Tenemos un presidente del Gobierno al que le gustan mucho las fotos?
–Tenemos un presidente del Gobierno al que le gustan poco las empresas y hay poca empatía. Y tenemos un gobierno con algunos ministros a los que no les gustan nada los empresarios.
–¿Ve factible el pacto de rentas que pide el Gobierno?
–Al ritmo que vamos no se va a poder conseguir.
–¿Cómo está afectando la situación diplomática con Argelia a las empresas valencianas?
–Estuvimos hace unos meses con el ministro Albares y nos dijo una frase que nos intranquilizó mucho: en diplomacia el silencio es positivo. Mientras tanto, tenemos sectores como el mármol, agroalimentario o fritas y esmaltes que están perdiendo cuota de mercado porque sus competidores directos, y en calidad, están copando el mercado argelino. Y cuando uno pierde cuota de mercado sólo la recupera por precio.
–Los datos del paro de enero no han sido buenos. ¿Peca el Gobierno de excesivo triunfalismo en materia económica?
–No podemos pecar de una cosa ni otra, hay que ser realistas. Hay una ralentización de la economía pero también podemos crecer un 1% y lo importante es que en términos netos de empleo no haya destrucción. Estamos en una situación de incertidumbre que no depende de este país. Entre el pesimismo de algunos y el optimismo de otros, nosotros nos quedamos en el realismo, que es con la situación de incertidumbre existente. Lo que pediría a los políticos es que la reduzcan al mínimo y generemos certidumbres.
–¿Cómo afrontan 2023 las empresas valencianas?
–Hay situaciones complicadas como la de la cerámica, en la que el Gobierno es lento en la toma de decisiones, o la del textil y los hornos con sobrecostes energéticos. A pesar de eso, la economía está funcionando.
–Uno de los grandes problemas del tejido productivo es la brecha de formación-empresa y la falta de mano de obra. ¿Hay tecla para solucionarlo?
–No. Hay una salida digna para las empresas que es la Formación Profesional y las universidades tendrían que espabilar. Son unas islas de la administración pública independientes de la administración que manejan mucho dinero y que deberíamos modernizar para dar servicio a la sociedad y a las empresas. Dicho esto, hay una formación que hay que reconocer como muy positiva pues estudiar FP es digno y hay ramas que tienen plena empleabilidad. Hay camino que recorrer siempre y cuando la administración no vea, como algunos ministros o consellers, que la FP es mano de obra barata para las empresas, ¡como si el MIR no fuera mano de obra barata para la Administración! Si lo hiciera un empresario, sería explotación.
–Se lo preguntan siempre y seguiré la tradición. ¿Entrará en política?
–No, y no es no. No me verán en las listas ni siquiera de independientes; esta política tiene que cambiar mucho. A la de hace muchos años, donde un partido decía a algo que no y luego rectificaba por el interés general, esa política estratégica de largo plazo… a esa sí. Pero esa ya no existe ni en la Comunitat ni en España. Así que no.
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