Digital Sun Games es un claro ejemplo de empresa que vivió la clásica historia del garaje. Fue una apuesta de dos informáticos que, después de algún fracaso empresarial, se asociaron en 2012 y presentaron un proyecto a la entonces aún poco conocida incubadora de la ... Universitat Politènica de Valencia (StartUPV). Hoy son la tercera empresa de videojuegos más grande de la Comunitat Valenciana, han logrado un verdadero éxito de ventas y hasta han seducido a un gigante como Netflix.
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Javier Giménez, CEO de la firma y cofundador de la empresa junto a Rubén Picó, admite que la clave de su éxito tiene un nombre: Moonlighter. Este es el videojuego que les llevó a ser una firma referente. «Teníamos claro que era un buen producto y pensábamos que podía vender unas 40.000 copias pero ya lleva más de millón y medio y ha facturado 20 millones de euros», remarca Giménez.
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Esta aventura digital que bebe de proyectos como Zelda mezcla batallas al más puro estilo clásico con algo tan rompedor como ser el vendedor de una tienda en la que se tiene que dar salida a lo que se encuentra el héroe en sus periplos. Una fórmula que sorprendió y les permitió crear un verdadero superventas que ha llegado a todas las consolas y que hace pocos días Netflix anunció que va a incorporar a su reciente portal de videojuegos.
¿Pero cómo llega una startup a ser una empresa de más de medio centenar de trabajadores? Pues Giménez tiene claro que con «esfuerzo, empeño y creando un producto con calidad». Cuando la UPV les acogió eran los dos fundadores y unos pocos estudiantes en prácticas. «Empezamos sin capital, sin contactos y sin conocer la industria», recuerda, pero incide en que las primeras iniciativas les permitieron aprender muchísimo.
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No aspiraban desde el primer momento a crear grandes producciones sino a probar cosas y por ello vendían sus servicios a terceras empresas, que les encargaban pequeños videojuegos, la mayoría para móviles. El primer pedido, de solo 1.000 euros, llegó de un desconocido empresario de Sri Lanka, pero llegaron a hacer colaboraciones puntuales con Universal o Nickelodeon .«Los primeros proyectos eran a pérdidas pero nos llevamos mucho de los 60 que hicimos», comenta el fundador.
Con algo más de bagaje decidieron dar el paso y, tras renombrar la empresa a Digital Sun Games, empezaron a hacer prototipos propios hasta que dieron con lo que sería Moonlighter. «Decidimos apostar por ello y todo el dinero que generaba la parte de cliente lo dedicábamos al videojuego. Fue una cosa arriesgada y heróica pero la verdad es que terminó bien», rememora Giménez.
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Cuando tenían claro que contaban con algo con potencial entre manos llegaron dos hechos diferenciales. Uno fue la firma con la distribuidora, la polaca '11 Bit' que también comenzaba a despegar, y que les permitió exhibir el prototipo del juego en todo tipo de ferias y eventos. La otra fue el micromecenazgo, con una campaña por internet que logró 130.000 euros, un tercio de la inversión que calculaban que haría falta. Con estos ingredientes se hizo la magia en 2018, cuando sacaron el videojuego que en los meses siguientes contó con más y más versiones que conquistaron al público.
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¿Y con un éxito de estas características qué se hace después? Pues sus responsables tenían claro que lo primero era consolidar la empresa. Dotarla de más medios, subir nóminas tras una época de austerirdad para agradecer el esfuerzo previo y ampliar la plantilla. Lo segundo, desligarla de los servicios iniciales que les permitió generar los ingresos para 'Moonlighter'. Y, después, comenzar a pensar en nuevos videojuegos.
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El equipo valenciano se encuentra en la actualidad desarrollando cuatro nuevos juegos a la vez. «Por eso llevamos tanto tiempo en la cueva», bromea Giménez, que avanza que el primero de los verá la luz en 2022 y que pronto habrá más noticias.
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Pero sus fundadores no quieren que el éxito les nuble la vista. «Arrastramos muchas dinámicas de la mentalidad de startup y creemos que eso es positivo», destacan. Eso sí, respiran mucho más tranquilos porque tienen la ventaja de contar con un nombre y ahora son muchos los distribuidores que les buscan.
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Sin embargo, entre sus planes no está el de vender la empresa a ningún fondo o gigante como ha hecho, entre otros, la valenciana elite3D. Y eso que les han llegado una decena de ofertas. Por el momento quieren seguir haciendo las cosas como las hacen y que el capital de la sociedad sea 100% valenciano. «Estamos aquí para quedarnos porque estamos felices haciendo lo que hacemos», sentencia Giménez, que se muestra esperanzado con el ecosistema español y valenciano.
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