Buscaban apartar a los niños de las pantallas y se encontraron con Lionel Messi, Papu Gómez jugando al Plakks durante el mismo mundial en el que Argentina tocó el cielo con su tercer Mundial. El exvalencianista Rodrigo de Paul ejercía de árbitro.
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Todo empezó ... en 2018. Haritz Múgica vio un vídeo de un juego de mesa inspirado en el fútbol. Intentó hacerse con él pero no fue posible. «Intenté comprarlo junto a mis amigos a través de diferentes plataformas pero no fue posible», comenta. Aquellas imágenes le seguían rondando la cabeza y no dudó en comentarle a su actual socio, Jordi Domínguez, una idea: «Le dije que podíamos crear algo parecido, una versión mejorada y con reglas más atractivas». Básicamente el juego consistía en impulsar el balón con los dedos sobre el tablero hasta marcar gol. Cada vez que una persona anotaba quitaba un palito, jugador, del equipo rival. El que se quede sin futbolistas sobre el terreno de juego, pierde.
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Un cuaderno sirvió para realizar algunos trazos de esa especie de futbolín que manufacturaron ellos mismos Haritz estudió Empresariales mientras Jordi es ingeniero de Diseño Industrial aunque si algo les une más allá de su amistad es su pasión por el fútbol. Sus amigos y conocidos, además de ellos mismos, ratificaron que aquel incipiente producto era entretenido y divertido. El verano estaba a punto de empezar y se plantearon un objetivo para finales de la época estival: «Hablamos con un manipulador de la provincia de Barcelona y le dijimos que queríamos 300 para venderlos en la época estival. Si lo lográbamos nos marcaríamos objetivos más ambiciosos». Se pusieron en marcha y acudieron a torneos de fútbol para mostrarlo, repartían folletos informativos, se abrieron su propia cuenta en redes sociales para ampliar el círculo.
La retroalimentación era muy positiva. Pero necesitaban más. Tomaron sus vehículos y desde Sitges acudieron a Barcelona. Exactamente a la puerta del colegio de los hijos de dos astros del fútbol cuando ambos jugaban en el club azulgrana: «Esperamos que Messi dejase a los niños dentro del cole y fuimos y le enseñamos la primera versión de Plakks, le sorprendió pero le gustó. Le preguntamos por Luis Suárez, nos dijo que le esperásemos cinco minutos, que iba a llegar seguro y así fue. Hicimos lo mismo».
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Al concluir el verano, las 300 unidades habían volado. Dejaron sus trabajos y crearon una empresa: «Contactamos con diferentes empresas y para arrancar nos pedían 1.000 unidades así que decidimos realizar una campaña de crowdfunding. Necesitábamos 20.000 euros para esa primera campaña», recuerdan. Pero la realidad les obligó a parar: «Aquella iniciativa fracasó». Sin embargo, la confianza en que el producto podía funcionar les invitó a cambiar de estrategia.
«En Alemania se celebraba la feria del juguete, es la más importante del mundo en ese sector y fuimos allí con el objetivo de encontrar un fabricante que nos redujese un poco el coste sin disminuir la calidad», explican. Arrancaron una nueva campaña, detrás tenían la experiencia del primer tropiezo y el aprendizaje que conlleva: «Nos formamos más, pensamos también en los tiempos. Nos marcamos 10.000 euros y al final logramos 14.000. Vendimos 400 unidades y el resto las trajimos para empezar a vender esas 1.000 unidades a través de nuestra web».
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Con el diseño del Plakks definitivo, volvieron al ataque: «Enviamos uno a casa de Messi y de otros jugadores. Contactamos con futbolistas por Instagram y nos pasaban los datos del hotel para que lo tuviesen en la concentración, mandamos a unas 15 selecciones a ver si algún futbolista en los ratos libres lo subía a sus redes, pero no fue así hasta un documental que hicieron hace poco más de un mes en Argentina viendo la andadura de Messi hasta convertirse en campeón del mundo. Ese vídeo tuvo mucho impacto».
Anteriormente jugadores como Borja Iglesias lo habían subido a sus redes, Cucurella reconoció que en el confinamiento le servía para practicar la táctica. También se aliaron con equipos como el Levante, Getafe o Leganés que tenían sus Plakks customizados con sus colores: «A día de hoy trabajamos con equipos top de las mejores ligas del mundo pero todavía no tenemos nada cerrado por lo que no podemos dar nombres».
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La poca dificultad para jugar, así como su rapidez conquista a personas de todas las edades: «Cada vez estamos todos más con las pantallas, tanto niños como mayores y este tipo de juegos de mesa te permiten sociabilizar, jugar padres con hijos, amigos… ese era un poco nuestro objetivo». Por eso no se quedaron con el fútbol. Se plantearon cada año crear un juego bajo unas características concretas: «Pensamos que un producto no es una empresa así que teníamos que crecer. Todos los juegos son elaborados con madera y materiales sostenibles, eso es innegociable, además son tipo flick, es decir, con los dedos». Y sí, los diseñan ellos mismos.
El segundo juego era un minigolf, Pitch&Plakks, y el éxito fue incontestable. «Volvimos a apostar por el crowdfunding, siempre que lanzamos un producto lo hacemos. Tuvo mucho impacto el segundo juego ya que logramos 140.000 euros en 40 días», señalan. Posteriormente llegó el Olymplaaks, un multideporte que cuenta con diez juegos diferentes y el último es una versión mini del primero: «Hemos introducido unas cartas al estilo de la King League para que sea más dinámico».
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