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Cemex, Ford y Lladró LP
Vuelven los ajustes laborales a las empresas de la Comunitat Valenciana

Vuelven los ajustes laborales a las empresas de la Comunitat Valenciana

Despidos, más concursos de acreedores y mayor morosidad, mientras el PIB valenciano se desacelera

ÁLVARO MOHORTE / LAURA PAVÍA

Valencia

Martes, 23 de octubre 2018, 10:43

Una década después del estallido de la gran crisis y algunos años de recuperación, piezas clave de la industria y la economía valenciana dan nuevas muestras de debilidad. La más significativa es la espada de Damocles que pende sobre la cabeza de empresas en otro tiempo boyantes como las de la automoción. Ante los despidos que incluya la reestructuración continental de Ford, se extiende el miedo a una metástasis en su parque de proveedores en cuanto se concrete el recorte en la marca del óvalo.

Por otra parte, pese al renovado tirón de la construcción, su todavía débil desarrollo no consigue sacar del hoyo a industrias como la del cemento y los áridos. Así, el grupo Cemex, con plantas en Buñol y Alicante, anuncia ajustes laborales y el cierre de dos instalaciones en España, tras haber cerrado hace unos años la de San Vicente del Raspeig (Alicante).

Después de cuatro años de recuperación tras la última crisis, de nuevo se encienden las luces de alarma en sectores clave en la Comunitat

Aunque la inyección de capital generada por nuevos compradores internacionales ha supuesto un balón de oxígeno para firmas como Keraben o Saloni, propiedad de la británica Victoria, en otros casos la llama de esperanza encendida por el cambio de propiedad no termina de prender. Ese es el caso de la veterana Lladró, que ha vuelto a recurrir a expedientes de regulación empleo temporal (ERTE) y que el pasado viernes tuvo su primera jornada de paro semanal que se prolongará hasta marzo de 2020.

Sin embargo, no son las únicas que lo están pasando mal. Aunque el paro baja, los concursos de acreedores han vuelto a crecer en el primer semestre de 2018 después de años de descensos, el retraso medio en los pagos de las empresas valencianas ha crecido hasta los 12,37 días en el tercer trimestre de 2018 frente a los 11,24 días de hace doce meses, según el Estudio sobre Comportamiento de Pagos de las Empresas Españolas, publicado por Informa D&B S.A.U., compañía filial de Cesce. Esto hace que las firmas que pagan a tiempo ya son menos de la mitad, un 48%, aunque las que su morosidad es inferior a 30 días de retraso son el 44% y sólo un 2% se demora más allá de los 120 días.

Ya pasando de la anécdota a la categoría, la foto panorámica muestra que la desaceleración está aquí y ha venido para quedarse una temporada. Si la economía valenciana creció un 3,2% en 2017; el Servicio de Estudios de BBVA prevé que el crecimiento se modere hasta el 2,7% en 2018, frente al 3% previsto inicialmente; y el 2,3% en 2019.

Esto se puede ver de una manera optimista y otra pesimista, aunque los datos son los datos: se encadenan seis años de crecimiento económico, pero hay «diferencias significativas» en el ritmo de la recuperación del empleo en la región, con mayor dinamismo en las áreas urbanas y en Alicante, mientras Castellón se encuentra en aún lejos de los niveles anteriores a la crisis.

Y eso que el Catedrático de Análisis Económico en la Universitat de València y director adjunto de investigación del IVIE, Joaquín Maudos, revuelve el fondo de las aguas cuando señala que todo esto ocurre cuando los tipos aún están prácticamente en negativo. «Sabemos que hay muchas 'empresas zombies', esas que aguantan con un elevado endeudamiento y una subida del dinero puede resultarles letal».

A su vez, «la elevada incertidumbre en cuanto a la política fiscal para 2019 o sobre si habrá Presupuestos Generales del Estado», así como sobre la capacidad para llevar a cabo las reformas económicas pendientes condiciona también las perspectivas, advierte el responsable de Análisis Macroeconómico de BBVA Research, Rafael Doménech. No ayuda la incertidumbre por la situación en Cataluña, con un impacto negativo acumulado en la Comunitat Valenciana que hace recorta tres décimas su crecimiento.

A esto hay que añadir que, según Doménech, la demanda que había repuntado en los primeros años de recuperación deja ahora de hacerlo, en favor de niveles «razonables» y «más sostenibles en el tiempo». También el turismo muestra «síntomas de agotamiento», en parte porque durante unos años se había recibido el de países que vivían una fuerte inestabilidad política como Túnez o Egipto.

En el ámbito internacional, BBVA Research alerta a su vez de factores como el aumento del precio del petróleo, la amenaza de políticas comerciales proteccionistas o un 'Brexit' «duro», que en el caso de la Comunitat Valenciana afecta ya tanto a las exportaciones del sector agroalimentario como a las del automóvil, así como al turismo británico y a la compra residencial.

La mala experiencia durante la recesión aviva el miedo a que la situación se complique

En todo caso, la analista de Cámara Valencia Gracia Cicuéndez prefiere no dar carrete a un discurso que pueda interpretarse como alarmista. «Está claro que hay una desaceleración, pero no tan acusada como parece con anuncios como el del Ford», advierte. En su opinión, «la crisis anterior nos ha generado un miedo que puede afectar a nuestra capacidad de análisis. Además, si se dice que todo va a ir muy mal, la gente retrae la inversión y esto agrava la situación». Aunque en un platillo se ponga el impacto que está teniendo ya el 'Brexit' y la previsión de una recuperación moderada de lo perdido, la luz, el petróleo o la caída del turismo, Cicuéndez pone en la otra el incremento de las inversiones por encima del 4%, frente al alza del 1,2% del año pasado o el continuado aumento de las licitaciones y nuevas viviendas, pese a partir de niveles aún muy bajos.

Tampoco se rinde al desaliento la vocal de Registros Mercantiles del Decanato Autonómico de Registradores de la Comunitat, Isabel Querol. En su caso incide en que el incremento de concursos se puede deber a un leve retroceso de la situación, ya que «los concursos muestran la marcha de la economía», pero insiste en que es pequeño y «vamos por el buen camino».

CEMEX: Cierre de plantas y despidos en Buñol y Alicante

La cementera con dos sedes en la Comunitat anuncia una profunda reestructuración en España, pese a la recuperación del sector de la construcción, con el cierre de sus centros en Gádor (Almería) y Lloseta (Baleares). En el caso valenciano, se prevé de 20 a 25 despidos en la cementera de Buñol de una plantilla de 142 personas, a los que se añaden 26 contratos temporales que concluirán en noviembre. También se da por hecho el cierre del silo del que dispone en el Puerto de Valencia y el servicio de almacén a Buñol tendrá que prestarse desde los puertos de Sagunto o Alicante. Los sindicatos estiman que el ERE en la Comunitat se aplicará más en los departamentos de administración, recursos humanos, logística y comercial, y no en operaciones, donde trabaja la mayoría de la plantilla.

FORD: Reestructuración europea con riesgo para Almussafes

La alta dirección de Ford en Dearborn (Michigan) «está perdiendo la paciencia» con su filial europea y está «extremadamente insatisfecha» por las pérdidas que acumula en el continente. A partir de ahí, ya ha comunicado que se plantea cerrar instalaciones y aplicar un ajuste de plantilla que todo apunta afectará a Almussafes, aunque aún no se sabe en qué grado. En la Comunitat, en torno a 100.000 empleos están relacionados de forma directa o indirecta con la factoría de la marca del óvalo. Las empresas proveedoras ya están desarrollando planes de contingencia ante el escenario previsible para acometer sus propios ajustes. La intención es que las medidas se apliquen de inmediato y den resultado en 2019. Ford Europa ha de lograr beneficios antes de impuestos del 6 o al 8% de la ventas a medio plazo. En el lunes 22 anunciaron que la planta valenciana cerrará 13 días en motores y nueve en la cadena de montaje.

LLADRÓ: Nueva dirección y viejos métodos de ajuste de producción

El pasado viernes se aplicó la primera jornada de paro contemplada en el expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) en Porsa, Arte y Daisa, que se repetirá con un día por semana hasta marzo de 2020, afectando a 270 empleados de tres empresas del grupo. La dirección designada tras el cambio de propiedad en enero de 2017 (de la familia Lladró al fondo PHI Industrial) argumenta la necesidad de este ajuste de empleo en lograr «el progreso necesario que lleve al crecimiento de las ventas», para no incrementar los niveles de producto almacenado y acompasar la oferta a la demanda. En todo caso, promete seguir invirtiendo en creatividad, marketing, apertura de nuevos canales y desarrollo de nuevas líneas de producto en su apuesta por la diversificación.

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