L. S.
Valencia
Viernes, 8 de marzo 2024, 17:24
Valencia recibirá estas Fallas, a partir de este fin de semana, a miles de turistas extranjeros, visitantes de otras provincias de España y también a valencianos que se desplazarán de pueblos próximos a la capital y todos ellos, además de comprobar cómo se comienzan a plantar las fallas, podrán encontrarse en un recorrido por la ciudad algunas churrerías que afean el patrimonio valenciano.
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Los dos puestos de masas fritas instalados en el recinto de la Estación del Norte, pegados a la valla de un edificio protegido; la parada puesta en una isleta de Guillem de Castro a diez pasos de las Torres de Quart; el puesto que tapa la visión del esplendoroso Mercado Central, la Llotjeta y que impide ver con perspectiva la Lonja desde la calle María Cristina o la parada que oculta la escultura de Blasco Ibáñez realizada por Nassio Bayarri, son un buen ejemplo del impacto visual de estos puestos ambulantes.
A pesar de ello, desde el Ayuntamiento descartan endurecer la normativa respecto a la instalación de churrerías. Además, fuentes municipales consultadas, recuerdan que están aplicando la misma normativa que en las Fallas de 2023, cuando gobernaban Compromís y el PSPV.
Estas mismas fuentes afirman que las churrerías «cuentan con todos los informes y permisos necesarios realizados por los técnicos municipales».
Y añaden que todas las churrerías se ubican «en los mismos enclaves de los últimos años». Por eso aseguran: «Sorprenden las críticas de Compromís, cuando era un concejal de su formación quien autorizaba estos mismos enclaves».
Estas fuentes municipales añaden: «No se entiende que lo que hasta 2023 era correcto para la izquierda ahora no lo sea. Otro ejercicio más de demagogia». Y concluyen que ahora están trabajando en el día a día de las Fallas de 2024 y hasta el 20 de marzo están centrados en el trabajo para que resulten satisfactorios todos los eventos falleros.
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Cabe recordar que el colectivo Círculo por la Defensa del Patrimonio lleva ya años remitiendo escritos al Síndic de Greuges y al Ayuntamiento de Valencia para que la administración local tome cartas en el asunto y, a la hora de conceder permisos a estas churrerías, tenga más en cuenta el impacto visual que se genera al instalar los puestos junto a monumentos.
Este jueves se sumaba a esta propuesta Compromís. La concejala Gloria Tello que ha propuesto que estas instalaciones, de cara al año que viene, cuenten con un informe técnico del servicio de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento.
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La edil Gloria Tello insiste en que muchas churrerías «no respetan ninguna distancia mínima respecto a elementos ornamentales y patrimoniales de la ciudad. Encontramos ejemplos, sobre todo, en el distrito de Ciutat Vella, pero se trata de un problema estructural''.
Por eso, el jueves propuso que, en los siguientes años, «todas las autorizaciones municipales para la instalación de cualquier elemento impropio, como es el caso de las churrerías, cuentan con informe técnico del Servicio de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento y del control necesario porque se garantice el respecto a nuestros elementos y edificios más preciados. Las Fallas son un elemento fundamental para Valencia y, por eso, hay que asegurar su sostenibilidad y compatibilidad con el respecto al patrimonio''.
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La asociación de comerciantes del Centro Histórico también pide más nivel de exigencia para las churrerías instaladas estas Fallas en las calles. «Estos días Valencia huele a fritanga y eso en un centro histórico no está claro», afirman.
La gerente de la entidad, Julia Martínez, explica que igual «que a los hosteleros se les exige que tengan sistemas de extracción de humo, también se debería de obligar a los puestos de venta de masas fritas, para actuar en todos los casos de la misma manera porque queda chabacano que Valencia y el centro huelan así».
De igual modo, los comerciantes opinan que debería ser el Ayuntamiento más exigente con el tema de los carteles luminosos y publicidades de las churrerías. «Estos puestos tienen carteles enormes, llamativos y llenos de luces y eso para un polígono industrial puede estar bien, pero no para un centro histórico».
Recuerdan que hay un «plan especial de Ciutat Vella que obliga a guardar una estética en las fachadas de los negocios y fachadas y se incluye hasta los colores que tienen que tener los toldos y no vemos bien que en el caso de las churrerías se permitan estas aberraciones delante de monumentos históricos como el Mercado Central o la Lonja».
Cabe recordar que el Ayuntamiento de Valencia ha autorizado para estas Fallas un total de 158 puestos de churrerías, buñuelos y masas fritas. Un total de 136 corresponden a puestos de fallas y 22 corresponden a bares.
En la primera semana los inspectores de Sanidad han realizado cerca de 300 controles y durante todas las Fallas irán visitando sin previo aviso los puestos, incluso sábado y domingo, para ver la calidad del aceite y que cumplen la normativa sanitaria.
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Los siete inspectores técnicos y el supervisor miden la calidad del aceite con un medidor de compuestos polares y todos los puestos tienen que estar conectados a la red municipal de abastecimiento de agua, condición indispensable para que se concediera el permiso.
Por otro lado, la Asociación Valenciana de Consumidores y Usuarios (AVACU) informa que han visitado durante esta última semana más de medio centenar de puestos de venta de buñuelos, churros y otras masas fritas en la ciudad de Valencia para comprobar el cumplimiento de lo establecido en el Bando de Fallas 2024 del Ayuntamiento.
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Afirman que el precio medio de la docena de churros oscila entre 7 y 8 euros (frente a los 6-7 euros del año anterior), llegando en algunos casos hasta los 10 euros. En cuanto a los buñuelos, el precio habitual de la docena se sitúa en 8 euros, pero llega hasta los 12 euros en algunos de los puestos visitados (mientras que el año pasado se situaban entre los 6 y los 10 euros).
Reconocen que han comprobado una mejora en el cumplimiento que exige que los productos tienen que estar protegidos mediante vitrinas expositoras. Cumplen, según describen, un el 77 % de los puestos, «lo que supone una ligera mejora con respecto al año anterior. Un 20 % tiene algunos de los productos protegidos en vitrinas, pero no todos, y un escaso 3 % no tiene ninguno».
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Sobre la carta de precios, también mejora este dato, ya que en el 83 % sí la tienen a la vista, aunque en algunos casos la letra es pequeña y se lee con dificultad. En un 13 % no anuncian sus precios, frente al 24 % del pasado año.
En referencia a las hojas de reclamación, han comprobado que un 70 % de los puestos visitados cuentan con el cartel de hojas de reclamaciones a disposición del usuario.
Precios: el precio medio de la docena de churros oscila entre 7 y 8 euros (frente a los 6-7 euros del año anterior), llegando en algunos casos hasta los 10 euros. En cuanto a los buñuelos, el precio habitual de la docena se sitúa en 8 euros, pero llega hasta los 12 euros en algunos de los puestos visitados (mientras que el año pasado se situaban entre los 6 y los 10 euros).
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