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JORGE CASALS
Viernes, 25 de octubre 2019, 09:30
La Vall d'Uixó disfrutó el pasado domingo con uno de los toros más completos de esta temporada. Por presentación y juego, Piel de Liebre, nº 37, marcado con el hierro de Peñajara de Casta Jijona, opta a tal reconocimiento. Fue exhibido en las fiestas de la Sagrada Familia y patrocinado por la Peña 8 del 8, que con este toro coronan un año para el recuerdo, pues días antes patrocinaron un ejemplar de Parladé de nota alta y que también dejó gran sabor de boca.
Impecable la presentación de Piel de Liebre, de plaza de primera, armónico, serio pero sin desproporción alguna. Corto de manos y enmorrillado, musculatura que se definía en cada arrancada. Una bella estampa, una delicia para los ojos de los buenos aficionados. Ni la lluvia ensombreció su juego, pues en la arena es donde el toro dio todo lo que tenía dentro. Un punto tardo en los quiebros, quizá acusando las anteriores caídas del asfalto mojado, se entregó en las rodadas en la larga distancia. Exigió espacio y tiempo y fue bien administrado por los recortadores. Mariete lo entendió a la perfección y sus rodadas, solo aptas para expertos en terrenos y piernas de acero, fueron pura delicia. El toro dio la cara en la pelea, y si no la tuvo, la buscó. Fuerza en la arrancada, velocidad y nobleza, pues dejaba salir airosos de las suertes a los rodadores. Una casta nada tontuna, pues el toro midió y exigió buen hacer.
Intuía el ganadero, Antonio Rubio, que Piel de Liebre no iba a dejar a nadie indiferente. «Proviene de una gran familia, su padre, también negro de pelaje y de nombre Pelo Verde, es uno de los siete sementales que tenemos y uno de los más contrastados; y la madre ha dado toros muy buenos y vacas de nota alta. Le doy mucha importancia al festejo popular y sabía que con este toro podíamos dejar el listón muy alto». Además, incide en su trapío. «No se ha lidiado en una plaza por esa seriedad, porque podía haber estado reseñado para Madrid», una plaza a la que espera acudir el próximo año. «Carreño, el veedor de Las Ventas, ha estado en la finca y quizá el año que viene se cumpla ese sueño».
El de Peñajara es un toro de gran singularidad, lograda a través de una amalgama de procedencias: Baltasar Ibán, Contreras y Casta Jijona. El predominio de esta última es lo que llevó a José Rufino, su anterior propietario, a rebautizar la ganadería como Peñajara de Casta Jijona, denominación que ha mantenido Antonio Rubio, quien posee la vacada desde hace dos años. «Hay un análisis que indica que el 80% de la sangre de esta ganadería viene de la Casta Jijona. El toro de Vall d´Uixó poseía casi un 40% de esa sangre, por eso estoy muy contento con el resultado y feliz de que la provincia de Castellón lo haya disfrutado», concluye.
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